En el trabajo me dieron un voucher de 25 mil pesos para gastar en el super y lo primero que se me ocurre es hablarte para que vayamos juntos a comprar dos paquetes de doritos, un six packs de andes, tres vinos caros y dos cindors chiquitas para tomar en el auto. Y nada más porque solo son 25 mil pesos en la Argentina.
Me los dieron hace dos meses, pero yo me quedé esperando un mensaje tuyo que diga “te extraño”. Así que se me devaluaron a dos vinos caros y capaz una cindor chiquita. Porque vos no me hablaste y el dólar tocó los 800 pesos.
Le ofrecí a Juli que me acompañe, pero sé que no lo va a disfrutar como vos lo hubieras disfrutado y que no me va a tratar de convencer para que me delire toda la guita en fideos importados y sales del himalaya. Tampoco haría un power point para disuadirme de comprar colgate, porque el sensodyne te gusta más. ¿Tomates? Sí. ¿Carne? No me gusta, ya lo tendrías que saber. ¿Oreos? Síporfavor.
Parece que te estoy proponiendo una vida juntos haciendo las compras del mes un miércoles [1], vos y yo sabemos que te estoy ofreciendo volver a las góndolas de la mano de nuestras mamás deseando que nos compren cualquier paquete llamativo, pero esta vez sin adultos responsables y con guita. No te elijo como pareja, si no como compañerito de jardín de infantes. Te invito a recrear lo que fue nuestra relación: dos nenes dándose cuenta que tienen problemas de adultos, tanto económicos como emocionales.

[1] Nota del escritor para los acaudalados: es el día de las promos.

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