Aventura mensual: Super Perico y Un amo digno de su sirviente (13 de 32)

Aventura mensual: Super Perico y Un amo digno de su sirviente (13 de 32)

Arte Lancelot

14/02/2025

Las aventuras de Super Perico


Un amo digno de su sirviente

Primer movimiento


Décimo tercer movimiento: Robo gigantesco

Versión en audio: 

En cuanto llegaron a la ciudad, los oficiales de policía dejaron marchar a Super Perico sin ni siquiera llevarlo a la comisaría.

—No te preocupes, todo el mundo sabe lo payaso que es el Amigo. Le seguimos la corriente en su cara; pero luego ignoramos sus absurdas peticiones a la policía.

—¿Puedo irme entonces? —preguntó el ave. En su imaginación temía que iba a pasar una larga temporada encarcelada por culpa de las mentiras de sus enemigos.

—En completa libertad. Todos estábamos mintiendo. Le tenemos miedo al Amigo, es la honesta verdad —explicó Joel luego de quitarle las esposas.

Pese a su permiso, el periquito estaba furioso. Los oficiales se esforzaban por convencerlo a rendirse. Según ellos se enfrentaba contra una organización formidable e invencible.

—Es necesario que te hagamos una advertencia: debes dejar de molestarlos… Si insistes en tu intento de arresto, ya no podremos fingir más y te arrestaremos en serio.

—¡Pero no es justo! —exclamó el perico. No entendía como en Haram podrían arrestar a un perico honesto, a sabiendas de que se le estaba calumniando y con tantos testigos haciendo el desentendido.

—Por supuesto que no es justo. El problema es que a algunos no nos interesa el suicidio.

—Pero tienen un AAC. ¿Algo debe decir la ley?

—Consigue más pruebas —sugirió Simón.

—No lo engañes—le interrumpió el sargento Joel negando con la cabeza—, sabes que las pruebas no serán suficientes. Haremos avioncitos de papel con tus argumentos. No tenemos alternativa. Es lo que hacemos o matan a tu familia.

—¿Y si les traigo al Amigo envuelto en papel para regalo?

—No habría diferencia, ya te expliqué que no nos interesa que nos maten. ¿Crees que el Amigo nunca ha estado en la comisaría? La conoce de memoria, mas no se va a quedar allí. Pierdes tu tiempo.

Pero Super Perico luego de su penitencia había reflexionado no darse por vencido tan fácilmente. Soportaron pacientemente que el ave los sermoneara durante horas y horas; tal vez ambos oficiales se sentían culpables por su traición y cobardía. 

Los policías insistían que una simple comisaría no sería capaz de detener a un grupo tan poderoso y bien organizado. Sacrificarían vidas inútilmente. Estas organizaciones eran capaces de arruinar todas las investigaciones con una mísera llamada por teléfono.

Como el perico insistía, no sabiendo bien que decir; Joel propuso la intervención simultánea del ejército de Haram y el gobierno. Se necesitaba una operación a escala nacional que comprometiera a ambos sectores. No bastaba con uno solo de ellos. Pues según el sargento; el Amigo fácilmente escaparía sin un acuerdo conjunto. 

Aunque no hubo ningún progreso, al final llegaron a un dudoso acuerdo:

—Te doy mi palabra de honor: que si arrestas al Amigo, y además; lo más complicado e importante, consigues el apoyo decidido del gobierno y del ejército. Entonces sí me pondré de tu parte y daré por consumado el arresto.

—¿Aunque te maten? —consultó Simón, no muy seguro de las intenciones del sargento. Con una maligna risa, imaginaba al ejército pidiendo ayuda a dos insignificantes oficiales en el escalafón.

—Gracias Simón, por aumentar el dramatismo. Pero sí, aunque me maten. Lo arrestaré…

—Yo también te apoyo. Pero eso sí, debajo de las enaguas del gobierno y los militares—se burló el oficial del trato—. Solo de esa forma puedo sentirme seguro y tranquilo.

Como producto de este curioso arreglo, Super Perico resolvió buscar al tal ejército de Haram. Si poco sabía de policías, mucho menos de ejércitos. Tenía toda clase de ideas confusas e incoherentes sobre lo que tal institución hacía. 

Las opiniones sobre el ejército de Haram eran muy dispares: variaban entre los extremos de ser considerada una creación del mismo Satanás, hasta ser alabada como la verdadera libertadora y amante de la patria. No era raro que el periquito observara como una misma persona oscilaba entre ambos extremos en una misma conversación. 

Resolvió consultar con todo el que pudiera. Especialmente, le interesaba la opinión de su amigo el ermitaño. No pasaron tres días, antes que lo visitara en su apartado retiro en las montañas.

Encontró a Liam sumido en sus oraciones. Habían acordado que siempre que viniera de visita, no se detuviera a esperar y lo interrumpiera en cuanto llegara. La alternativa, sería que el pobre periquito esperara varias horas hasta que el ermitaño decidiera finalizar sus rezos. 

Con esta licencia, luego de los saludos, Super Perico expuso su asunto en forma bastante directa:

—Planeo ir con el ejército de Haram a pedir su ayuda.

—¿Qué planeas hacer? ¿Le vas a arrojar el ejército a la población civil?

—No lo sé, no entiendo nada. Creo que a mi plan le llaman reclutarse.

—¡Pésima idea! Sospecho que en el universo material solo existe un ejército bueno y noble, y es extraterrestre —dijo esto como si esperara alguna risa del periquito, pero este no reaccionó—. Puesto que lo que planeas es reclutarte, no te detengo. Nunca he comprendido como pueden existir mujeres que soliciten ingresar en el ejército. Pero definitivamente sí existen, y también periquitos.

—¿Le permiten a las mujeres reclutarse?

—No, solo pueden servir como colaboradoras.

—¿Y a los pericos?

—Sí, o así debería ser. Ellos tienen caballos, perros y palomas…

Era un poco tarde, así que aprovecharon para una cena frugal. Uno por ayuno y el otro por perico. Cuando era por gusto, ambos apenas comían lo necesario. Puesto que el ave venía por sermones, Liam, como hombre de religión no se hizo de rogar:

«Supongamos dos finales posibles para el Amigo. En el primer final; un héroe lo arresta a él y a sus secuaces. Consigue triunfalmente llevarlos a todos a prisión —Liam explicaba ambas situaciones hipotéticas pronunciando lento y claro cada palabra.

«En el segundo final; un héroe distinto le predica la palabra de Dios. Ocurre que su semilla da frutos y nuestro enemigo se convierte en buena persona, tanto él como toda su banda. Entonces el héroe, que como ya vimos, es ducho en el arte de convencer; solicita al presidente de Haram el perdón para el Amigo y sus secuaces. Así lo consigue y para admiración de todos, la banda destaca el resto de su vida por sus buenas acciones. 

«Mi pregunta es: ¿cuál de los dos héroes hizo lo correcto?»

—Los dos hicieron lo correcto. Ambos merecen mi alabanza y admiración—respondió nuestro héroe sin titubear.

—¿Y cuál merece mayor mérito o eligió la mejor alternativa? —insistió Liam con sus extrañas preguntas.

—El que lo encerró en prisión —dudó por un momento, pero se decidió cuando recordó los peligrosos momentos que había sufrido los últimos días—. Pienso en todos los crímenes que se quedaron sin castigar. Es fácil perdonar lo que no te importa, pero hay una justicia que debe reinar. La justicia es también una dimensión muy importante del amor.

—Respeto tu opinión, Super Perico; pero estoy convencido que el mejor de los héroes fue el segundo. El que logró convertir a nuestros hermanos y consiguió evitar que terminaran en el Infierno que Dios ha destinado para los humanos incorregibles e impenitentes. Pienso que el mayor mérito siempre se encontrará en el perdón y el amor. Aunque admito que mi respuesta es muy opinable, y podría equivocarme.

—¿Quieres que no arreste al Amigo?

—No te confundas. Yo he arrestado cientos de personas en mi vida. El Amigo poco me importa. Puedes estar seguro que si lo llevas a prisión, ese día saldré por la calle y encenderé algunos petardos en celebración. Muchas personas harán ceremonias no muy diferentes.

—¿Entonces? No te entiendo —el perico estaba confundido.

 —No te di este consejo en defensa del Amigo. Lo que me preocupa, es que vas a ingresar en el ejército por una pésima experiencia con un delincuente. 

«El ejército es algo terrible, aunque ahora supuestamente vivamos en relativa paz. Como te conozco, creo que quizá no deba preocuparme. La milicia tienen la capacidad de convertirte en un verdadero monstruo. 

«Considera la posibilidad que existan en el mundo valores mucho más importantes que hacer justicia. Me preocupa que quieran aprovecharse de tu simplicidad. Antes de hacer algo con consecuencias particularmente graves, piensa siempre en tu corazón: ¿qué es lo más importante a los ojos de Dios?»

No muy seguro de sus propios planes, Super Perico conservó su interés por el ejército de Haram. Al otro lado de las montañas que rodean a Egeria, encontró el ave un campamento para reclutas. Como Liam estaba en contra de su ingreso a la milicia, decidió no ofrecerse como soldado de buenas a primeras. Buscaría quizá matricularse en algún curso de capacitación para civiles.

Pero los militares, fueron de otro parecer. En cuanto reconocieron sus habilidades superiores, quedaron sumamente entusiasmados con poner a prueba a nuestro noble pajarito. No lo trataron como a un recluta cualquiera, sino que lo pasaron directamente con el general a cargo del campamento. 

El perico no quería enlistarse. Solicitó que el ejército lo ayudara a arrestar a los ladrones y delincuentes de Egeria, aunque no supo explicar con claridad que tipo de colaboración solicitaba. No era esta la función del ejército sino de la policía. Esperaba algún tipo de entrenamiento, tal vez una orden de arresto más fuerte que el AAC. Sin embargo, los oficiales sentían mucho interés por nuestro héroe. El lugarteniente Yuki fue quién logró convencerlo a incorporarse al ejército como soldado:

—¿Qué deseas obtener del ejército de Haram?

—Mi deseo es que me expliquen como ser un héroe. Quiero aprender a defender la verdad y la justicia. También, muy importante… He intentado hacer arrestos, pero he cometido errores y lo hecho todo a perder. Quiero aprender a arrestar a las malas personas.

—Pues has venido al lugar perfecto —afirmó Yuki, quién quería ganarse al perico para los militares.

—¿Enseñan ustedes a atrapar delincuentes?

—Los más complicados de arrestar. La misión que tenemos para ti, es nuestra prioridad en este momento. Detener a los más hábiles ladrones de nuestro país.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Super Perico.

—Unos delincuentes que secuestraron nuestros legítimos derechos en tamaño gigante.

—¿Qué se robaron?

—Nos robaron nada menos que una isla entera junto con su invaluable zona marítima circundante. La isla Ádulam…


-Siguiente entrega disponible el 15 de marzo del 2025
-Libro completo disponible en octubre del 2026


Ver también: Un amo digno de su sirviente, Arte Lancelot

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