Íbamos mi amigo Francisco manejando y yo de copiloto camino al sur. Su auto era un Citroen amarillo de dos puertas, su manejar era muy placentero pasaba los cambios tan suavemente que parecía un auto automático. Por alguna razón sabía que nos dirigíamos a mi ciudad natal, estábamos a no mas de un kilometro.

Pasaron alrededor de cinco minutos y llegamos a la plaza principal del pueblo, un pequeño pueblo de no mas de dos mil habitantes. Francisco se estaciono frente a la iglesia y por alguna razón nos bajamos directamente a comprar algodón de azúcar. De niño siempre comía algodón de azúcar y el de aquel puesto era a mi gusto el mejor que he probado. Luego nos fuimos a sentar a una banca a disfrutar el ambiente, era un día hermoso, había mucha gente en la plaza y el algodón me causaba mucha alegría por su sabor que me recordaba a mi niñez.

Repentinamente, vi a mi abuela caminando de la mano con mi mamá, me asombré y alegré instantáneamente, y mi primer instinto fue ir a saludarlas. Cuando me trate de levantar no podía, era como si una fuerza extraña me estuviera reteniendo. Desesperadamente luché por levantarme, usando todas mis fuerzas sin importarme si la gente se asustaba o parecía un demente, aun así no pude levantarme. Miré a Francisco para pedirle ayuda y el estaba prácticamente hipnotizado saludando a mi mamá y a mi abuela, por alguna razón no se dió cuenta de lo que yo estaba haciendo. Luego de pensarlo me rendí e imite a Francisco saludándolas a la distancia. Pasaron unos segundo y atrás de mi mama pude ver a mi hermano y a mi papá, quede aun mas impactado y sin pensarlo los salude como si todo estuviera a la normalidad. Por si no fuera mucho, detrás suyo venían mis primos y mis tíos, estaba básicamente toda mi familia a unos 20 metros de nosotros, desfilando mientras yo y Francisco los saludábamos. En mi ignorancia solo sonreí hasta que desaparecieron de nuestra vista, Francisco me miro y sin decir nada se levantó y se fue. Yo trate de detenerlo y preguntarle que estaba haciendo pero las palabras no salían de mi boca y seguía sin poder levantarme. Sin darme cuenta estaba solo en la plaza, todos habían desaparecido.

Me quedé en la banca por alrededor de 5 minutos procesando todo lo que había pasado y llegó a mi mente una realización. El tema era que yo nunca pude conocer a mi abuelo, y el era en efecto el único que faltaba en el “desfile”. Imagine lo genial que habría sido conocerlo y después de unos minutos me levante sin siquiera pensar que no podía y me fui.

Sentí la sensación que siento cuando voy a despertar de un sueño y de la nada alguien me toca el hombro, me di vuelta y era mi abuelo. Mi primera reacción fue abrazarlo pero antes de poder tocarlo desperté. Abrí los ojos y mi pieza estaba muy iluminada, mas que nunca, no tenía idea de porque. Levante la vista y vi una silueta en mi puerta, de ahi provenía la luz, era muy potente, no podía ver nada. De a poco la luz se fue haciendo mas débil, hasta que pude ver y la silueta había desaparecido. Yo sabía quien era, me había venido a visitar. Siempre lo quise conocer, y por fin pude cumplir mi sueño.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS