El amor de mi vida que murió

El amor de mi vida dejó de existir hace ya más de 50 años, vive para mí solamente en aquellos bellos retratos… en sus ojos veo un mundo de posibilidades amplias conmigo y entre mis manos veo la triste realidad física que separa tan dramáticamente a nuestros universos.

Si al pasado pudiera yo viajar, iría a encontrarle y contarle de mis emociones tan tiernas… escribiría entonces la historia de amor más soñada de todos los tiempos, le abrazaría con mis poemas de apego, con mis canciones de la vida sin ritmo, con mis chistes tontos y seríamos eternamente el amor en sí mismo.

La vida es tan breve como una vela al viento… se desvanece en unos segundos y así, hace unos cuantos años un hermoso humanos sucumbió a la ley de los siervos.

Si le en frente le tuviera, le daría rosas, aunque aquella bella existencia también pudiera dármelas.

Ahí, donde no había distracciones, donde había arte puro y admirable, le contaría y crearía historias muy hermosas con lenguaje sofisticado de la época.

Me pondría aquellos largos y bellos vestidos que afinasen mi figura, dejaría mis cabellos crecer y crecer, que se formasen rizos y más rizos que encantasen a sus ojos. Buscaría zapatos elegantes de cristal y haría de ellos otro cuento aún más romántico y fantasioso. Sería su persona ideal que reemplazase infinitamente a todas las otras. La mujer de su vida. Como ninguna.

Pasaríamos la vida juntos. Hasta la muerte. Entonces mi cuerpo frío quedaría junto al suyo bajo la tierra guardando a nuestro romance, como el Dios tan sabio manda. Me iría sujetando su mano al otro mundo, donde el amor eterno existe.

Mi nombre tan poco conocido entonces, quedaría en la historia junto a sus obras.

Y me diría, me diría… «¿de dónde has salido?, ¿por qué yo no te conocía?»

Y yo le respondería, respondería… que «del futuro», se reiría… y le diría falsamente que «es el destino».

Ojalá fuese posible haber vivido cuando debí de haber vivido, porque amarle ahora, ya no tiene sentido, si carece de vida y yo vivo…