Tu nombre duerme enredado en mi sueño.
Bailando en oscuros rincones,
tropezando en escalones
y amándote confinado
en los sentidos de mi armario.
Revuelto entre díscolas sábanas negras
que codician acariciar tus cinco letras.
¡Ay! Amor sin nombre…
Resabio perezoso de mi verso. Poema vacío.
Pluma seca que apenas garabatea un “te quiero”.
Porque quererte es… ¡Es mucho más que todo eso!
Letras amotinadas que perdonan agravios
por no escribirse, por no gritarlo,
aguardando inmisericorde,
sin permiso de abecedario,
para amarse al trasluz
en el fondo de un armario.
OPINIONES Y COMENTARIOS