
Los cabizbajos son la especie que más abunda en el mundo, en algunos países más que en otros.
Es como si las condiciones de la vida los hubieran puesto en un molde con esta forma. Me gusta pensar que no siempre fueron así que alguna vez levantaron la cabeza, miraron de frente, soñaron con algo que parecía posible. Pero la vida, con su rutina de cuentas, sueldos y duelos, los fue doblando de a poco, como si la espalda se rindiera antes que el alma.
Conocí a alguien así, creo que cuando saqué las fotos lo volví a ver. También caminaba así. Con la cabeza gacha, las manos curtidas y el paso firme pero lento.
Había enojo en él, cansancio antiguo, de esos que no se curan durmiendo. Siempre llevaba algo que pesaba más que su propio cuerpo. Como si cargar fuera su manera de seguir adelante.
Los cabizbajos van mirando el suelo como si allí estuvieran las respuestas, como si el asfalto guardara las recompensas del esfuerzo y del cansancio.
A veces levantan la cabeza solo para mirar si el fuego prende, si la carne no se quema, si el día aguanta un poco más.
Es fácil saber desde la primer foto quién es el dueño del kiosco y quién maneja la parrilla.
-peeperita
OPINIONES Y COMENTARIOS