Proveniente del más allá.

En noches plateadas, un astro brilla con calma, como un reflejo de luz que ilumina lo más profundo. Suaves sombras se mueven al ritmo de su fase, evocando un misterio que palpita en el aire. Hay una serenidad que inspira sus ciclos lentos, como el susurro de un sueño lleno de ecos felices.  

En el cielo nocturno, su belleza es un trazo, un símbolo de lo etéreo, un toque de pureza. Quizás en su silencio, hay un ritmo que conecta con algo profundo que late y no se inventa. Un faro en la oscuridad, que guía sin mostrar el reflejo de lo hermoso. La N replica la niebla que inunda mi ser al escucharla, pero la A establece su dominio que en mí tanto reina. La T transmite una energía vital que sacude mis nervios, envolviendo mi corazón en ráfagas de amores etéreos. Nuevamente, la A me recuerda, en mi sangre, que la prosperidad, la lealtad y la verdad existen en un mundo de caos y maldad. 

Por último, su esencia teje un mundo intacto que se asienta en mi mente, envuelve mis pensamientos y dispara mis hormonas como munición de barcos y aviones. 

Me encanta, me encanta que su sonrisa me acaricie como la suave brisa que trae paz a un mundo caótico. Bésame una última vez en la casa del terror mientras nuestros labios bailan en su modesto salón. Y en ese abrazo fugaz, los ecos del universo se pliegan, como pétalos de un secreto que solo el corazón puede revelar. La luna es un testigo mudo de este instante sin medida, donde el tiempo se detiene, y solo queda el latido de la vida. En la penumbra cómplice, nuestros suspiros se entrelazan, hilos de un deseo que palpita y se abraza en el silencio. Queda el recuerdo de un toque, un sabor a eternidad, un susurro en la sombra, una huella de imposible claridad.

Y ahora, en esta vasta distancia, te conviertes en un suspiro de nostalgia, un eco de amor que se pierde en el viento, viniendo del rincón más profundo de mi alma. Eres un recuerdo que palpita en mi corazón, como una estrella que se ha apagado, pero cuya luz proveniente del más allá,sigue brillando en mi eternidad.