Las aventuras de Super Perico
Un amo digno de su sirviente
Vigésimo movimiento: Misa por gusto o por obligación
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Las cuatro niñas establecieron como nuevo lugar de reunión del club de detectives, la cueva donde se escondía Astrid. Entre todas consiguieron llegar a varios acuerdos con Super Perico sobre el futuro cercano de la niña fugitiva.
Ya para entonces, el pájaro había comenzado su propia investigación del secuestro de la madre de Astrid. Aunque con las dudas e indecisión de siempre. Como su principal sospechoso señaló al delincuente el Amigo. Pero al sincerarse con las niñas, confesó que sospechaba de él, sin ninguna prueba ni motivo real que lo vinculara con el caso.
La Hacienda Amadi era lo suficientemente extensa como pare esconder una víctima y no encontrarla nunca. Si estaba muerta las posibilidades se reducían enormemente. En una propiedad tan grande, existía el peligro de perder todo el tiempo que se quisiera en una búsqueda inútil.
Acordaron que Super Perico revisaría minuciosamente la hacienda; mientras las chicas se asegurarían de estabilizar y llevar alguna normalidad a la complicada situación de Astrid.
—El acuerdo con nuestro pájaro matón —explicaba Chloe en la reunión del día—. Es un plazo de un mes como máximo para ingresar a la CASPA o Cooperativa de ahorro y socorro de los policías aficionados. Se conceden seis meses adicionales para encontrar a la madre de Astrid. Si los plazos no se cumplieran Astrid deberá regresar con su padre. Ya preparé el nuevo reglamento del CPAN.
Ingresar a la cooperativa de policías aficionados no era asunto fácil pues requería atrapar al menos un delincuente durante el año previo a la solicitud de admisión. Si se atrapaba un antisocial que contara con AAC, se aceptaba el requisito como cumplido una vez que la comisaría consolidara el arresto.
Si atrapabas un delincuente que no contara con autorización de arresto policíaco, se permitía solicitar una convalidación. Además, los miembros regulares gozaban del útil privilegio de poder solicitar recompensas retroactivas a la policía, por intermedio y estudio previo de la misma cooperativa.
Desafortunadamente, los trámites de convalidación y las recompensas retroactivas podían tomar varios años. El plazo de un año para ingresar a la CASPA se tomaba a partir de la fecha de solicitud, de forma que la admisión no se viera en entredicho por el largo trámite.
Las recompensas retroactivas eran comunes pero complicadas; especialmente para los neófitos. Aun suponiendo que el acusado fuera declarado culpable y con un delito que ameritara recompensa, la decisión era judicialmente libre para la policía. Una conclusión negativa era más que probable.
Cuando Chloe redactó su nueva versión del reglamento del Club de policías aficionadas para niñas o CPAN, utilizó las reglas de los adultos como modelo. Se diría que se trataba de una versión infantil y excesivamente simplificada de los estatutos del CASPA. Cuidó de agregar algunas directrices muy importantes, que normalmente los adultos descuidan.
—¿Qué dice el nuevo reglamento sobre jugar a las muñecas? —preguntó Melody.
Chloe había prometido a sus compañeras, que las nuevas reglas incluirían algunas pautas destinadas al entretenimiento y disfrute de sus miembros. La anterior versión no mencionaba nada sobre juegos o juguetes.
La chica de la falsa miopía leyó en vos alta:
«Regla catorce: toda niña miembro del CPAN deberá jugar un mínimo de una hora diaria en días hábiles, hasta un máximo permitido de 24 horas».
Las niñas aplaudieron la directriz con entusiasmo y unanimidad.
—El reglamento no aplica a las mascotas. Así que no molesten al pájaro matón. En nuestros juegos no se admiten niños, solo niñas… —aclaró Chloe—. Necesitamos de Super Perico porque está demostrado que nuestras vidas corren peligro.
Ese día jugaron un juego de rol: Las sirenas del sol. Se consideraba un juguete para niñas de familia acomodada; aunque el precio de algunas versiones no impedía que fuera frecuente entre las clases medias.
Se jugaba con pequeñas muñecas sobre un tablero de tela. Al centro tenía varias casillas que guiaban la acción. El escenario estaba ampliamente decorado con motivos de la popular película, que se vendía a diferentes precios según la calidad y detalle.
Curiosamente, las versiones más apreciadas entre la clase adinerada eran las producciones artesanales que violaban las patentes de invención. Estos juguetes irregulares hechps a mano solían ser los más caros y otorgaban mayor prestigio social.
Las integrantes del CPAN utilizaban una versión comercial relativamente económica, con muñequitas individuales sobre una base plástica simple, que les permitía sostenerse fácilmente de pie sobre el tablero.
—Gana la que acumule más puntos de belleza, bondad, y verdad. Se acumulan puntos disfrutando con una vida imaginaria que concuerde con tu destino en el tablero… Chloe iniciará con cero puntos porque carece de las tres virtudes —bromeó Melody.
—¡No fastidies! —protestó la niña aludida.
Durante el juego, conversaron sobre toda clase de temas, algunos infantiles y otros no tanto. Se suponía estaban en una reunión del CPAN.
Su tema preferido de entonces fue el asunto de los animales que tan generosamente ayudaron a Super Perico y a Astrid. Por supuesto, ninguna de las chicas entendía el lenguaje de los animales. No así nuestro héroe, que gracias a sus superpoderes había ampliado su capacidad políglota connatural a los pericos.
El ave asumió el rol de intérprete en las negociaciones entre el CPAN y los animales.
—No me gustó que la grosera de Chloe echara a los pajaritos. No debió acusarlos de ladrones —se quejó Astrid.
—¡No es cierto! —se defendió Chloe—. Yo aclaré que las ladronas y verdaderas pecadoras somos nosotras. Los animalitos no tienen la culpa. No los estaba echando, fue un discurso de agradecimiento.
—Chloe no entiende la diferencia entre un discurso de agradecimiento, y una notificación de desahucio —bromeó Melody—. En mi opinión, debe existir alguna regla en el Paraíso que prohíba que los planes tiernos y encantadores sean pecado.
Para conseguir dinero, Astrid comenzó a trabajar los fines de semana en el restaurante cosplay de la familia de Melody. Como no se le pagaría nada sino hasta terminar su primera quincena, Chloe organizó una colecta entre las compañeras de sexto de la escuela Dayamai.
Por precaución, para participar en la colecta, convocaron únicamente a las niñas que fueran incapaces de reconocer la señal del conejo. Requisito que cumplió la mayoría, pues generalmente se revelan estos detalles de la política oscura de Haram hasta una mayor edad. No obstante, muchos menores de edad son utilizados rutinariamente como agentes de estas prácticas al margen de la ley.
En cuanto a los pajaritos asaltantes, como les llamó Chloe, recibieron complacidos el agradecimiento tanto de las niñas como de Super Perico. Con gusto, aceptaron volver a cooperar en futuras situaciones de urgencia.
Luego de muchas discusiones morales, Chloe cedió en no seguir tildando de delincuentes a los pajaritos. Acordaron que el repentino escape de una integrante del CPAN prisionera, podía considerarse legítimamente una situación de emergencia que justificaba medidas extraordinarias.
Era imperante, sin embargo, buscar ingresos más honestos. La solución llegó rápidamente, gracias a un empleo parcial en el restaurante cosplay de la familia de Melody.
Oficialmente, se suponía que Astrid estaba desaparecida. Aunque producto de la misma corrupción de su secuestro hospitalario se percibía poco interés en encontrarla. De todas formas, las niñas temían problemas en los próximos días.
Chloe insistió que Astrid debía cubrirse completamente el rostro, solo había que elegir al personaje de cosplay apropiado. Melody se encargó de las negociaciones previas para la nueva empleada:
—Se vestirá como Betty, la mujer astronauta, equipada con seguridad aurora —utilizaba la jerga de la serie animada—. La costurera prometió que el disfraz estará listo para el próximo jueves. En mi opinión, cubrirse el rostro es innecesario. Tengo una vecina que realiza maquillajes irreconocibles, aunque cobra algo caro. Pero ustedes no me lo quieren creer.
Los trajes para el cosplay serían pagados y permanecerían en propiedad del restaurante. No tendrían que preocuparse por comprarlo.
Al fin de semana siguiente utilizaron el disfraz de mujer astronauta; pero por algún error de diseño resultó sofocante para la niña. Decidieron ignorar las recomendaciones de Chloe. Cambiaron entonces por el maquillaje de la Princesa Tejedora, un personaje popular de las caricaturas normalmente con el rostro al descubierto. El traje de Betty sería empleado únicamente durante eventos especiales.
Más complicado para las chicas, resultó el cumplimiento de las obligaciones religiosas de la niña en fuga. Aunque las demás eran de otro parecer, Astrid fue de la opinión que en ese entonces y más que nunca estaba en obligación de asistir religiosamente a misa todos los domingos.
—No hay peor ciego que el que no quiere ver. Con un perico que habla con los ángeles, tendría una que ser muy […] —fue su última palabra; estaba decidida a cumplir sus deberes para con Dios y su conciencia.
Pese a la oposición, Astrid también asistió a misa en traje de cosplay. Tal atuendo en un recinto sagrado era considerado sacrilegio en Haram. Pero la necesidad de no ser reconocida justificó tal atrevimiento.
Melody, sin ningún disfraz, evitaba que nadie se acercara a la fugitiva. Eligieron un sacerdote conocido por responder a la señal del conejo, probable colaboracionista con el secuestro hospitalario. Según Chloe, los policías aficionados evitaban asistir a misa con tales religiosos. Razonaron que serviría para despistar.
Pero una chica en traje de cosplay llamaba excesivamente la atención. Al terminar la ceremonia, el sacerdote encomendó a un monaguillo regañar a la chiquilla irrespetuosa. Afortunadamente, el muchacho encargado tenía una hermana en la escuela para niñas Dayamai, que pudo advertirle a tiempo de quien se trataba.
El monaguillo en vez de regañar a Astrid, pasó al frente para explicar el exótico disfraz de la niña en lugar tan inapropiado. Anunció delante de todos los feligreses un evento ficticio que él estaba organizando personalmente.
Luego de su farsa, se acercó molesto a las detectives.
—Por vuestra culpa he mentido. Tendré que confesarme con algún sacerdote en alguna otra iglesia —se quejó el monaguillo con el CPAN.
—Haremos verdad tu mentira —prometió Melody—. Mi padre tiene un restaurante cosplay, algo se nos ocurrirá. Tendremos la excusa que necesitamos para que Astrid siga asistiendo a misa disfrazada.
No crean los lectores que las niñas no tenían dudas acerca de la corrección de sus propios actos. Aunque lo habían evadido conscientemente los primeros días de fuga; tenían dificultades en justificar ante sí mismas, sus cada vez más atrevidas andanzas.
Para demostrar la valía del CPAN tenían que arrestar algún delincuente en un mes. La misma prueba de los novatos para ingresar a la cooperativa.
Astrid soñaba con llevar a prisión al doctor Sancho; pero la enfermera Jade la había convencido acerca de la enorme dificultad de tal empresa.
Decidió que no intentaría nada contra el maligno médico hasta la mayoría de edad. El doctor Sancho, tranquilo como ministro de salud vitalicio; cometería por ahora todos sus delitos impunemente sin rendir cuentas oficialmente ante la justicia.
Quizá la mejor opción era recurrir a las pizarras de la policía. Sin embargo, encontraron que todos los AAC de la pizarra eran excesivamente complicados, al menos para cuatro niñas sin ninguna experiencia. Por lo regular ningún caso se publicaba sin que la comisaría hubiera intentado el arresto varias veces. Solo excepcionalmente, por exceso de trabajo; se publicaban autorizaciones de arresto de muy baja dificultad.
Por votación eligieron una propuesta de Super Perico. El ave se sentía culpable por no haber auxiliado a una señora amistosa, que le había solicitado ayuda contra un grupo de cuatreros que la molestaban.
Tales cuatreros eran considerados por la población imposibles de arrestar. Su principal dificultad era la alcahuetería del mismo gobierno de Haram, que los utilizaba para molestar a los opositores de la política de turno.
Tenían por fin un caso que resolver. Sin embargo, no se les ocurría ni por donde comenzar. Chloe exigió que alguna de las otras tres niñas propusiera algún plan de acción, lo que fuera. Dio un plazo para tan siquiera iniciar actividades, pero tal y como esperaba; cuando llegó el momento de explicar sus planes ninguna niña ni perico propuso nada.
La falsa miope retornó a su costumbre de burlarse de las tontas niñas que solo jugaban a las muñecas. Sin embargo, Melody pidió una segunda oportunidad:
—¿Acaso tú tienes un plan? —Todas estaban sorprendidas, y el pajarillo también.
De la que menos se imaginaban que tuviera un plan de acción era de Melody. Quien siempre se mostraba más preocupada por comportarse como niña que por tomarse en serio lo de ser detective.
—No, o tal vez sí… Se los explicaré mañana, pero a condición de que Super Perico no se encuentre presente. Necesito traer de mi casa uno de esos objetos que únicamente pueden ser tocados por una princesa.
Fue la respuesta de Melody, que evidentemente se tomaba muy en serio los requisitos para que una niña común se llamara a sí misma princesa.
-Siguiente entrega disponible el 15 de octubre del 2025
-Libro completo disponible en octubre del 2026
Ver también: Un amo digno de su sirviente, Arte Lancelot
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