Negarte lo que vivimos sería imaginar, aunque todo fuese real, no puede ser por mas casualidad poderte hablar, ahora solo me queda pesar, aquellos tiempos que solíamos pasar…

No es difícil extrañar en plena soledad, dónde yacía bastante amistad, ahora voy hablar de aquellas aventuras que hemos de pasar, ahora sin tu compañía no puedo evitar llorar.

Nadie me llamó, yo llegué a tu mansión, con un amigo en el rincón, te Vi y pensé que perfilon, una chica extrovertida con un humor igual de desarmado que el mío pero no por eso con menos estilo, en tu mirada encontraba la calidez que tanto anhelaba, siempre inmadura pero segura, rio libre en pleno mar, es de añorar tu manera de amar.

Nos veiamos casi a diario, con el tiempo se sentía algo, aún que seguro no era para tanto, aquel día nuestros labios no dijeron nada, pero nuestra mirada desembocaba en una vida entera, cada uno prefirió no arriesgarse a romper lo que construimos y decidimos aún seguir siendo amigos.

No fue la primera vez que me sentí querido, aún asi tu amistad era lo mejor que había adquirido, aún que los veranos pasaron la amistad perduraba, quien diría que la historia sería cambiada.

Nació un pensamiento de la nada, una petición repentina, sin pensar, aceptaste y yo sorprendido ví como me miraste, ese día volviendo del mall, el libro no fue lo único nuevo que tenía, sino la experiencia de conocer tu cuerpo por encima.

Necio yo para enamorarme de alguien que era tan buena con todos, decidí alejarme y dejar de ser constante, igual sabes que si me escribes también puedes llamarme, nos veiamos de vez en cuando, en el colegio, en el parque o en el estadio, tu nuevo novio tenías y yo me había quedado en el pasado.

No estaba en contra pero siempre me escribías cuando discutían, me preguntó por qué seguían, siempre el pibe celos de mi sentia, y con razón si tú le decías, «con el hago lo q ni te imaginas».

Nadie lo hubiera pensado, dicho novio a mi puerta había tocado, una ayuda necesitaba, por fortuna yo en mi casa me encontraba, sin duda le brinde una mano e hicimos un papelón, ocultando y mintiendo para que no te dieras cuenta, aún que tarde o temprano la culpa me tienta, decírtelo ya necesitaba, no obstante en clases yo estaba.

Ni martes, ni miércoles, fue domingo, a pasar toda la tarde contigo, mis palabras fueron navajas en tu corazón, nuestra amistad dejo de latir, el sol dejo de dar quemazón.

Ni un hasta luego, da igual no me quejo, ese mismo día, todo cambiaría aún que no lo sabía, algo por ocurrir estaría, olvidado por ti quedaría y con «dolor permanente» el diagnóstico decía.

Espero llegues a leer esto, no es por despecho sino por aprecio, tanto por contar, daria todo por otra tarde mas, cuando nos acostamos mirando el cielo, hasta q anochezca y te diga «hasta luego».

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS