Y recorro la oscura bruma de mi ser,
a pasos lentos, arrastrados.
Me inundo más en el abismo de lo irreconocible.
La nebulosa me envuelve y me pierdo.
Avanzo sin saber hacia donde el sendero sin forma me lleva.
Pero, aún así, lo hago.
Y me dejo llevar por el desconcierto, con mis sentidos entumecidos.
Y pronto soy nada y a su vez, lo soy todo.
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