Caminata nocturna

Caminata nocturna,
solitaria,
en el bosque de los juegos poéticos,
recurro al pasado, ensueño el futuro,
recaigo en lo oscuro,
luego enciendo mis muros,
y mi canto construyo para traer un conjuro:

“Si tuviera tu mano entre la mía,
paz y alegría sentiría,
hormiguitas por mi sangre correrían,
y mi cuerpo más energía irradiaría.
Envolventes, transparentes, nos movemos entre la gente.

Si tuviera tu mano entre la mía,
seguridad y descanso reinarían,
agujitas de placer despertarían,
y mis piernas entre las tuyas se encontrarían.
Fluorescentes y candentes, nos acariciamos lentamente.

Si tuviera tu mano entre la mía,
entrega y devoción surgirían,
olitas de pureza fluirían,
y mi pecho en tu espalda se fundiría.
Recurrentes, salientes, emborrachamos el ambiente.

Si tuviera tu mano entre la mía,
al mundo sin temor enfrentaría.”

Así, sintiendo el musgo en mis pies,
detengo las notas y las vibraciones,
repliego mis brazos y mis cabellos,
escribo en la roca:

“aunque la espera duela
y la angustia se asome,
por tu mano espero
hasta que retorne.”

Se cierran mis pasos,
me llevo el aroma de las hojas,
entro en mi cama,
la bruja se esconde,
la mujer se abalanza,
el sueño la compone.