En las oficinas del detective privado Nilk no habían llegado noticias de ningún caso en semanas, tal vez por la crisis económica a mitad del siglo XX. Nilk se mostraba preocupado por su economía, pero por alguna razón sentía cierto desapego y tranquilidad de que todo iba a acomodarse a sus necesidades.
Mientras Nilk contempla la Cuidad de Rulehy desde la ventana, como si la vida lo supiera, habían tocado la puerta de su oficina. Nilk abrió la puerta y vio a una señorita serena que decía que necesitaba de su ayuda urgente para encontrar al autor de un asesinato cruel contra su esposo. Nilk hizo pasar a la dama de clase social alta y le pidió que tome aciento preguntándole su nombre, pero la señorita prefirió dejar su nombre en secreto ante la desconfianza que tenía aunque prometió pagar una cantidad inombrable de dinero, suficiente para jubilar a Nilk de por vida.
Nilk se vio sorprendido por la suma de dinero y aceptó sin rechistar, de igual manera no tenía otra opción o no podría pagar el alquiler de la oficina.
Nilk le preguntó a la señorita los detalles de su esposo, enemigos y que recopile toda información necesaria para encontrar a este tremendo asesino, para después acompañar a la dama a la salida prometiendole que lo va a encontrar y la dama le dió una jugosa cantidad de dinero como adelanto.
La suerte que tenía Nilk era increíble, más increíble aún que siempre llegaba en los momentos más duros. Al siguiente día Nilk empezó a investigar la situación en la escena del crimen junto al Comisario de la Cuidad, quién le informó a Nilk de una serie de asesinatos que estaban surgiendo últimamente con el mismo patrón de homicidio. Los registros de las víctimas eran marcas poligonales en todo el cuerpo postmortem ya que no había señales de forcejeo alguna, las muertes eran por muerte cerebral instantánea según el forense y en todas las escenas del crimen el asesino dejaba manchas de sangre con líneas y puntos.
Nilk se dió cuenta por su experiencia de que eran esos manchas que dejaba el asesino, eran claramente una intención de dar un mensaje y solo se le ocurrió un sistema para decodificar un lenguaje con esas dos características: código morse.
Nilk anotó los códigos e intentó traducirlo ahí mismo en la escena del crimen, pero no se entendía muy más que «Tueresy..» y algo más que no se entendía.
En ése momento llegó un oficial diciendo que varios testigos habían descripto a un hombre rubio de barba, casi de 40 años, entrar y salir de esa casa a la hora estimada del crimen, cosa que ayudaba bastante ya que había pocos rubios en el Cuidad salvó por Nilk, que no tenía barba, el asesinado, que tampoco tenía barba y tal alguno que otro suelto.
Por esto, Nilk pidió al Comisario revisar archivos escolares, antecedentes, registros, cualquier cosa que coincida con un hombre rubio. Nilk se rió ante éste caso, era el dinero más fácil de su vida según él ya qué hay muchas formas de ocultar la identidad, pero precisamente la biología es muy difícil de ocultar y tarde o temprano saldrá a la luz quién es.
Las fuerzas se dividieron y Nilk fue con un oficial a registrar la escuela de la Cuidad. Luego de varias horas de búsqueda y de descartes, habían encontrado todos los rubios nacidos hace 40 años que estudiaron en esa escuela y solo habían 2: Nilk y el asesinado. El oficial estaba enojado ya qué fue un tiempo perdido, pero Nilk le dijo que debería estar contento y el oficial se lo quedó mirando extrañamente por uno instantes. Nilk le explicó que esto solo confirmaba la facilidad de la búsqueda: si sólo están los registros de Nilk y el asesinado como los únicos rubios de la Cuidad en 40 años, eso quiere decir que el tercero robó sus propios archivos, ya que el único sospechoso que quedaba eran Nilk y el asesino. El oficial festejo luego de este razonamiento brillante y le dijo que debían ir a la comisaría a informar esto.
Cuándo llegaron el Comisario informó al escuadrón y Nilk la recopilación de los datos hasta el momento: los códigos morse de las víctimas todavía no se entendían, había varias fotos con distintos códigos morse que podían ser el mismo código en partes o distintos códigos, los registros en ninguna institución hablaban de otro rubio en 40 años además de Nilk y la víctima. Uno de los oficiales dijo que tal vez los testigos se equivocaban con la descripción, pero Nilk dijo que podría llegar aunque sería una posibilidad muy pequeña ya que hay varios testigos. El oficial respondió diciendo que en ése caso o era el tercer sujeto rubio el asesino o el propio Nilk y, en vez de ofenderse, Nilk asintió ya qué era un amante de la verdad y sobre todo sabía que sí no lo encontraban iba a estar en problema.
En ése instante llegó una de las enfermeras del hospital de la Ciudad junto a un oficial diciendo que encontró el archivo de un niño rubio nacido hace 40 años y que su nombre era «David Sóter». Nilk suspiró de alivio y el Comisario señaló que allí tenían al asesino así que se pusieron manos a la obra para encontrarlo, mientras Nilk fue a su oficina para intentar encontrar pistas de donde se podía esconder David o alguna foto de su rostro, y de paso revisar los códigos morses.
A Nilk se le ocurrió lo mejor que podía hacer en estos casos, preguntarle a la gente. Nilk empezó a ir casa por casa preguntando si conocían a alguien rubio de barba con 40 años, pero la mayoría no sabía nada sobre alguien así hasta que encontró a una persona que si sabía. Eduk, el sabio de la cuidad, invitó a Nilk una infusión y le empezó a contar que David Sóter fue su alumno en la secundaria qué al terminarla desapareció por completo. Eduk le contó a Nilk que David vivía investigando y haciendo dibujos sobre tecnología que el docente no entendía, dibujaba una especie de maniquíes que estaban afuera de una cuidad amurallada, hablando de como esos muñecos rodeaban la cuidad y que debía ir a ése lugar, pero para eso debía despertar a los dormidos. Nilk le preguntó a Eduk si con «despertar» se refería a asesisnar gente y Eduk respondió que no sabía aunque no le extraña que ese fuera el significado ya que David siempre hablaba de manera muy extraña y en códigos constantemente. Nilk le preguntó a Eduk si sabía donde quedaba esa cuidad amurallada, pero Eduk no sabía nada sobre eso y lo único que sabía es que había desaparecido hasta este momento. Tampoco Eduk tenía una foto de David y Nilk le preguntó si sabía de otra persona que lo conociera, pero él respondió que todos sus alumnos se habían ido a vivir afuera.
Nilk volvió a su oficina, el caso estaba claro pero no así la identidad física del asesino. Era el caso más fácil y, a su vez, más difícil de su carrera hasta ahora: ¿Quién es David Sóter?
El reloj de la oficina sonaba mientras Nilk empezó a ver las pistas en la pizarra, hasta que en su cabeza encontró un orden en los códigos morses. Nilk empezó a buscarle lógica hasta que encontró el mensaje:
«- ..- / . .-. . … / -.– — / -.– / -.– — / … — -.– / – ..-» , «Tueresyoyyosoytu», «Tu eres yo y yo soy tu».
¿Qué quiere decir eso?, ¿Porqué David deja un mensaje a sus víctimas diciéndoles que él yo y yo soy tu? ¿Y por qué todos sus compañeros de clase se fueron a vivir afuera? ¿Quién mierda es David Sóter y porque no aparece ninguna foto de él?.
De pronto habían golpeado la puerta de su oficina y Nilk, con su mano en el arma que estaba en sus espaldas, abrió la puerta pensando que David estaba allí. Al abrir vio al Comisario junto a varios policías y Nilk les dijo que lo habían asustado, pero uno de los oficiales le puso las esposas a Nilk dejandolo sorprendido. El Comisario le comentó a Nilk que era hicieron los análisis pertinentes, que eran lentos en ése momento, y tanto Nilk como el asesino tenían las mismas huellas y tipo de sangre, pero había más. Nilk quedo confuso sin saber que responder y solo atinó a preguntar que otra cosa más habían encontrado. El Comisario comentó que también la víctima tenía las mismas huellas y tipo de sangre; no solo eso, también era muy curioso y coincidente que el detective Nilk había llegado a la Cuidad en la misma época que desapareció David Sóter. «¿Quién es David Sóter y quién carajo es usted?» – le preguntó el Comisario a Nilk -.
El Comisario llevó a Nilk a la comisaria y lo encerró en el calabozo, pero Nilk no se quejó ya que su cabeza estaba puesta en esa misma pregunta: «¿Quién es David Sóter?» , «Quién es David Sóter?» , «Quién es David Sóter?», una y otra vez.
Nilk empezó a darle vueltas a su mente y no podía dejar de sentir importancia por lo fácil que parecía el caso, lo cerca que estaba, pero a la vez lo difícil que se hizo por no saber el rostro de David y más aún con lo que le dijo el Comisario. ¿Porqué él estaba unido al asesino y al asesinado en los análisis biológicos?, ¿Porqué coincide su llegada con la desaparición de David?, nada tenía sentido. ¿Era a caso todo un plan de David desde su adolescencia en la escuela?, no tenía remoto sentido sí David no tenía forma de saber sobre la existencia de Nilk, ¿o tal vez sí?.
Nilk le pidió a los oficiales si podía ir al baño y accedieron con la debida custodia dentro del baño. El Comisario veía las pruebas y se preguntaba lo mismo que Nilk en el baño: ¿Quién es David Sóter? ¿Acaso David planeó todo haciéndose pasar por Nilk, eran familiares de alguna forma con la víctima y Nilk o simplemente Nilk sufre de bipolaridad y es David?.
En el baño Nilk dudó por un momento sí él era el asesino y sufría algun tipo de problema mental. Nilk se mojó la cara y se miró al espejo repitiendo varias veces «Tu eres yo y yo soy tu», los policías lo miraron y se prepararon para someter a Nilk donde los policías le preguntaron que le pasaba. Nilk se agarraba la cabeza y se cacheteaba de frente al rostro: «Tu eres yo y yo soy tu» hasta que se miró al rostro y vió a David Sóter. «Yo soy tu» – le dijo David a Nilk desde el espejo -. Nilk empezó a gritar muy fuerte y un chirrido deformo su realidad absorbiendolo desde el espejo.
En ése momento, Nilk despertó en una cámara criogenica en aquél edificio que dibujaba David Sóter de jóven, camara criogenica que se abrió automáticamente. Nilk estaba absorto de lo que veía, totalmente confundido, en un edificio todo blanco con tecnología desconocida para él. El lugar parecía del futuro, pero estaba destruido con luces chispeando y sangre por la pared y el piso. Nilk, que estaba semidesnudo, se puso un traje que había cerca de él y vió algo que lo dejo completamente paralizado: otras cámaras criogenicas donde estaban los policías, el Comisario y la gente que visitó en la Cuidad de Rulehy para preguntar quién era David. De repente, apareció un hombre mal herido y extraño desde la otra habitación abierta. Nilk le preguntó quién era y no respondió, en ése instante apareció del otro lado una máquina que tenía la misma figura que los maniquíes que dibujaba David de jóven. Algo que Nilk no podía describir, pero que sabía que era como esos maniquíes y ese maniquí metálico le disparó con una metralleta de luces al hombre mal herido tantas veces que lo dejo hecho picadillo. Nilk se horrorizo y atinó a correr para el lado donde apareció el hombre mal herido donde sólo veía en sus ojos un edificio desconocido, destruido y lleno de sangre. Sin saber donde ir, Nilk corrió hasta que se encontró con el maniquí de metal otra vez y quedó horrorizado: ¿Cómo hizo para llegar hasta ahí si estaba del otro lado?.
Nilk corrió hacia otro pasillo llegando a una sala donde vio una pistola rara que nunca vió y la agarró. El maniquí le apareció por detrás y Nilk desesperado empezó a lidear con esa arma que no sabía como usar: «por favor funciona, funciona, funciona» – dijo Nilk -. Nilk apuntó al maniquí que se le acercaba y a último momento logró disparar esa arma al maniquí en la cara, haciendo que la cara del maniquí gire 45 grados. El maniquí de metal lo miró a Nilk y le hizo una seña con la cabeza horizontalmente como diciendo «no», dejando a Nilk perplejo y corriendo hacia atrás mientras disparaba al maniquí. «Morite, Morite, Morite, Morite hijo de puta morite» – repetía Nilk mientras disparaba al maniquí de metal -. El maniquí de metal se le acercó y Nilk intentó golpearlo con una barra de metal que había en el suelo, pero fue en vano. El maniquí dobló la barra de metal con una sola mano como si fuera plastilina y lanzó a Nilk hacia la mesa que había en la sala. Nilk intentó golpearlo o sabotear al maniquí de alguna forma en la persecución, pero solo demoraba lo inevitable. El maniquí agarró el tobillo de Nilk y lo arrastró por un pasillo largo donde Nilk intentó sabotear al maniquí de alguna forma posible mientras lo insultaba. El maniquí de metal lo llevó hasta un lugar con comando de controles y una especie como de tren que había debajo del control de mando. «Qué querés, quién sos, quién es Sóter, responde o matame de una vez pedazo de mierda» – decía Nilk siendo arrastrado por el maniquí -.
El maniquí de metal soltó a Nilk y prendió el comando de control, Nilk quiso golpear repetidas veces al maniquí pero el maniquí lograba empujarlo con una sola mano mientras manejaba el comando con la otra mano. Nilk le gritó una vez más al maniquí que quería y que hacía él ahí, le decía al maniquí que él era un detective en una cuidad que buscaba a un asesino y de repente estaba aquí. Nilk le preguntó al maniquí si sabía hablar y le grito preguntando: «¿Quién mierda era ese hijo de re mil puta llamado David Sóter?».
El maniquí giró su cabeza, lo miró por un instante y le dijo: «Tu».
Nilk se quedó atónito y el maniquí siguió hablando: «El sueño criogenico comunal genera amnesia temporal y te olvidaste quién eras, por eso creaste una serie de algoritmos para despertarte a vos y a tus compañeros, en caso de no darte cuenta que estabas en un sueño. La última vez que despertaste habías dicho que eras un jóven en una escuela en los años 1910 d.c. de La Tierra, aproximadamente. Diseñaste esta cuidad hecha en capas como forma de resistencia para los humanos y nos creaste para su defensa, tu eres nuestro creador»
A Nilk le temblaba la boca y lo único que logró fue preguntar con timido miedo: «¿Y el hombre que mataste recién?, ¿yo soy David Sóter?, ¿Yo te mandé a matarlo?».
El maniquí terminó de usar los comandos y respondió:
«Si. Tu eres David Sóter. El hombre que murió recién no lo maté yo, lo mató uno de mi mismo modelo que tu viste como un igual, SPIAR – Sóter Protector con Inteligencia Artificial Robótico – Modelo 7.
Nos creaste hace 1.000 años, en el Milenio V respecto a La Tierra después de cristo o de nuestra era terrana. Este planeta llamado «Odiseo», en el brazo del Escudo-Centauro, ubicado cerca del bulbo de la Vía Láctea fue colonizado por la humanidad en el final del milenio IV y principios del milenio V. Actualmente es el año 6.016 de nuestra era terrana, gracias a la criogenesis los humanos pueden retomar su vida biológica y por esto estas vivo desde hace mil años. El hombre que murió despedazado por el SPIAR 7 que viste ya no era humano, era un humano poseído por los alienigenas que llegaron en el Milenio V. Tu, David Sóter, creaste esta fortaleza para la subsistencia humana».
El SPIAR señaló hacia arriba y le mostró a Nilk, mejor dicho a David, el cartel gigante del otro lado del vidrio que decía «Cuidad Fortaleza Sóter» y justo en ése momento se escucharon disparos de los SPIAR contra los alienigenas cerca del lugar. El SPIAR volvió a hablar:
«No hay tiempo, los SPIAR que protegen la Fortaleza no van a durar mucho, debes activar con tus manos el tren de escape y dirigirte al centro de la Fortaleza donde están el resto de tus compañeros para resistir a la amenaza.»
David Sóter, ya olvidando que era Nilk, puso su mano en el comando y el SPIAR abrió una casilla que estaba allí y le dijo a David:
«Tomá, ya sabes usarla, solo que es más grande. Asegúrate de que la metralla apunte a un sólo lugar: en la cabeza. Baja las escaleras y ve al tren».
David le preguntó sí el SPIAR no iba con él al tren y el SPIAR tomó otra metralleta y le respondió: «No. Debo quedarme, somos el último bastión de defensa.» – David quiso convencerlo tirandolo hacia las escaleras para que vaya con él, tratandolo como un amigo, pero el SPIAR le insistió que debía irse o su misión y propósito de vida se terminarían, apuntando con su arma a la puerta donde podían entrar los alienigenas donde ellos habían entrado: «Si no cumplo mi misión de proteger, no tendría propósito. Es curioso que en la ficción creada hace miles de años eramos enemigos y en la realidad fuimos amigos: Yo soy un Sóter, un protector, yo soy tu y tu eres yo. Por favor, vete».
Sóter no quiso dejar al SPIAR, pero justo aparecieron hombres poseídos con aspecto absolutamente desagradable, deformados de todas las maneras posibles y pestilentes, para romper la puerta donde agarraron al SPIAR que les disparaba y golpeaba sus cráneos rompiendolos como si fueran una naranja.
«Vete» – repitió el SPIAR -.
Sóter fue al tren que se abrió cuando se acercó y se cerró cuando entró, el SPIAR con dificultad intentaba tocar el botón de escape del tren pero no llegaba por la batalla que estaba dando para que no pasen los poseídos. Finalmente, cuando parecía que lo iban a tirar al suelo, el SPIAR logró tocar el botón escapandose David que lo miraba llorando por no poder salvar al robot. El SPIAR fue aplastado mientras los poseídos corrían inútilmente el tren y, desde lejos, David lamentó ver como los poseídos le metían la mano y los dedos en la boca del SPIAR para hacer vaya a saber uno que cosa mientras el SPIAR repetía «Tu eres yo y yo soy tu» hasta apagarse.
David llegó al centro de la fortaleza, el último círculo amurallado de la humanidad en ése planeta, salió del tren y vió unas filas inmensas de miles de SPIARs en el enorme jardín que daba a la entrada, fila de robots que se abrió mientras David camino hacia la entrada. Al despejarse vio que lo recibía la señorita que lo contrató en el sueño como detective, junto a Eduk y varios humanos mas detrás de ellos. La señorita sonrió diciendole a David que lo logró mientras los miles de SPIAR miraban a David y repetían: «Tu eres yo y yo soy tu».
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