Sólo basta con una vez; unos ojos, una mirada, una sonrisa, unos labios, un beso, una mano en tu espalda… una persona. Sólo basta un momento con esa persona para que te des cuenta de que llegó a tu vida para cambiar todo para bien y lo único que te quedará por hacer es dejar que lo haga.

Un salto de fe, pero el único en el que de seguro hay alguien esperándote abajo para atraparte.

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