Aventura mensual: Super Perico y Un amo digno de su sirviente (4 de 32)

Aventura mensual: Super Perico y Un amo digno de su sirviente (4 de 32)

Arte Lancelot

14/05/2024

Las aventuras de Super Perico


Un amo digno de su sirviente

Primer movimiento


Cuarto movimiento: Utilidad

Versión en audio: 

Las primeras semanas con superpoderes fueron tiempos felices que compartió a gusto con su parentela y amigos. Era un ave obediente a la comunidad y a sus deberes familiares. Nadie podría quejarse por su forma de compartir con la parvada ni de su honestidad al celebrar las fiestas religiosas. 

Desde un principio decidió cumplir con las instrucciones del ángel. Estaba decidido a abandonar la bandada con su montaña en fecha cercana. Luego se dirigiría al mundo de los humanos en busca de su nuevo amo.

Antes de marcharse convocó una reunión para todas las aves de la montaña. Acudieron prontamente a su llamado, pues ya era bien conocido y admirado en todas las cercanías:

«Amigos pericos, debo de marcharme al mundo de los hombres. Quiero que cuenten siempre conmigo. Para cualquier emergencia o peligro en que pueda serles de utilidad con mis nuevos poderes, no duden en utilizar el servicio de palomas mensajeras. Yo acudiré prontamente a prestarles mi servicio.»

En el pasado los humanos reclutaron y entrenaron a las palomas mensajeras para colaborar con el servicio postal. Con el cambio tecnológico estas aves fueron despedidas y hasta la fecha los humanos no les han asignado nueva ocupación. Fue entonces cuando un nutrido grupo de pajarillos que deseaban aprovechar la oportunidad y los conocimientos adquiridos en el mundo humano, decidieron establecer un servicio de correo al interior del bosque. Voluntariamente servirían como auxilio mutuo para las diferentes especies animales.

Si alguno de los lectores recibe un mensaje por medio de paloma mensajera no debería menospreciarlas por su obsolescencia tecnológica. Considere que probablemente sea un mensaje dirigido por alguna antigua mascota que haya encontrado la libertad o quizá sea de algún animal con el que haya trabado amistad en los bosques. Ellos no tienen tantas facilidades como nosotros y los pajaritos realizan un importante servicio.

«Antes de marcharme, quiero concederles dos regalos a todos ustedes. Deseo utilizar mis superpoderes para entregar dos obsequios a la comunidad. Quiero que guarden un buen recuerdo de mí y que comprendan que siempre estarán en mi corazón. No me respondan todavía; espero que pidan algo bien grande, no se preocupen. Cuiden que sea capaz de terminar cada uno de ellos en menos de un mes conforme han apreciado mis nuevas habilidades aumentadas. Por favor, les pido que se reúnan y lo piensen durante una semana.»

Tal y como lo solicitó se tomaron una semana para sus deliberaciones. Pasada la misma, el de mayor edad entre todos los pericos le comunicó a nuestro héroe las dos peticiones:

«Queremos que construyas un palacio a imitación de los hombres; pero no tan aburrido y mucho más a gusto de los pericos. Que se pueda caminar por las paredes y por el techo. Que no tenga ninguna ventana ni vidrio; no sirven para nada y son muy resbalosos. Que se pueda salir por el techo y por cualquier parte; es una pérdida de tiempo bajar hasta el primer piso.»

Super Perico quedó muy satisfecho con la respuesta. Pues más o menos así esperaba la petición. Aceptó inmediatamente:

«Haré tal palacio y me tomaré el tiempo necesario. Para un proyecto tan bueno y útil, estoy seguro que a los ángeles no les molestará el retraso. Yo puedo hacer el trabajo pesado, pero soy ignorante y no conozco de arte ni arquitectura. Necesito que otros pericos me ayuden a decorar; de eso no sé nada. También necesito que me expliquen algunas cosas. Yo sé que ustedes tampoco saben fabricar palacios humanos. Pero entre más pájaros pensemos y ayudemos, con seguridad será más sencillo encontrarle solución a los problemas y dificultades.»

A los oyentes les encantó la respuesta. Muchos se ofrecieron de voluntarios de una vez para ayudar en lo que se pudiera. El mayor de los pericos procedió entonces a presentar la segunda petición:

«Queremos hablarte sobre las serpientes. Esta es una especie terrible y nefasta para las aves en general, pues hacen mucho daño. Comen huevos y matan cruelmente tanto a polluelos como adultos; arruinan sin piedad la vida y felicidad de muchas familias. Queremos pedirte que busques alguna manera de echarlas de la montaña. También es importante, que no puedan regresar para cometer sus maldades.»

Super Perico aceptó de buen grado ambas peticiones, y se dió a la tarea de cumplirlas a satisfacción de la comunidad. Se decidió que el palacio vendría primero pues se esperaba que brindaría también protección contra las serpientes. Algunos rumores confirmaban que los humanos también utilizaban sus propias construcciones para protegerse de las especies peligrosas.

Comenzaron al día siguiente de la reunión con mucho entusiasmo y avanzaron más de lo que esperaban. Los pajarillos saben bien poco de arquitectura humana. Pero los superpoderes en colaboración con la imaginación de las aves lograban vencer a su manera todos los obstáculos. Cada día surgía ante sus ojos una nueva maravilla del mundo perico, capaz de asombrar también a los animales de las cercanías y mucho más allá. A decir verdad, dejaba mucho que desear para los criterios humanos; quienes no hubieran titubeado en declararlo inhabitable y un completo desastre. Pero los animales son poco exigentes en general y encontraban la tosca construcción fascinante. Estaban creando un mundo de ensueño fruto del esfuerzo y del trabajo diario. Los superpoderes lo facilitaban todo enormemente, pues permitía empresas que hasta entonces hubieran escapado completamente a las posibilidades de las humildes avecillas.

Derrumbaron y apilaron troncos evitando toda simetría, que a los humanos encanta pero a las aves aburre. De forma que el tal palacio para la primera semana ya era una pila de troncos mucho más alto que el nivel superior del bosque. A la distancia parecería una mancha irregular producto de algún desastre natural. En las cercanías se diría una combinación antojadiza de troncos y ramas sin ningún orden ni plan arquitectónico; si es que alguno tuvo alguna vez.

Las aves encontraron que el barro arcilloso, combinado con piedras y ramas entrelazadas servía para evitar que tales troncos en posiciones imaginativas se vinieran al suelo. Un humano observador se hubiera sorprendido de encontrar numerosas piedras. Estaban colocadas en posiciones exóticas entre troncos y ramas, la mayoría a varias varas de altura mucho mayor que el nivel natural de la vegetación. Elevadas sin grúa ni instrumento alguno, mas que la fuerza de nuestro héroe y con la técnica de la improvisación para asegurar que la estructura no se desplomara.

Encontraron divertido tanto pasadizo y sitio de vuelo con formas curiosas. Lo agrandaron y agrandaron mucho más de lo que habían imaginado en un principio. Al poco tiempo abarcaba una importante zona de la montaña. Nadie sabía en que terminaría todo aquello. Pero pese a que a los pericos necesitan mucho espacio para volar, les aburre el espacio vacío cerca de sus nidos. Así que llego el día que encontraron que el palacio ocupaba más espacio del que podían disfrutar con sus paseos y juegos. No había necesidad de deforestar todo el bosque, que era pésima idea, pues los árboles cortados no daban frutitas. Por precaución, en la base del palacio conservaron árboles sembrados naturalmente. Estos recibían una sombra excesiva, y no estaban seguros de los resultados de tales plantaciones. Así pues, cuando ya se sintieron a gusto con el tamaño de su nuevo y enorme palacio al estilo periquito; le hicieron saber a nuestro héroe que cuando quisiera podía dar por concluida su faena. Ya para entonces los pericos habían tomado posesión de toda la propiedad; así que no fue necesario ninguna inauguración. El palacio fue repartido entre sus emocionados residentes con sinceros deseos de justicia y cooperación.

Para buen descanso de nuestro héroe, los animales en general son sumamente flexibles en lo que a estética y organización se refiere. Cuando se terminó el castillo a satisfacción de todos, procedió a cumplir entonces su segunda petición: la expulsión de las serpientes de la montaña.

Los cronistas afirman que nuestro buen perico había escuchado tantas historias horribles sobre las serpientes, que ni por un momento titubeo en golpear, amenazar e insultar sin consideración alguna. Nadie recuerda que se haya negociado ni pedido nada a las serpientes de buena manera. Apenas había perico que no le contara sucesos antiguos o recientes de matanza de aves, con destrucción de nidos y hogares felices. Así que fueron varios días de golpes y puñetazos; sin remordimiento por parte de Super Perico, ni mucho menos de sus amigos. Para que no titubeara, le traían constantemente a la memoria toda clase de hechos horrorosos de esta fatídica especie.

Los pericos estaban encantados con este destierro. Estaban orgullosos de imitar a los humanos. No solo habían conseguido su palacio nuevo; sino que también podían expulsar a voluntad las especies indeseables.

Por supuesto, las serpientes protestaban y maldecían a Super Perico. Pero el héroe les reprochaba:

—¿Es que son mentiras las historias de muerte de periquitos y destrucción de hogares? ¡Bien merecido se tienen que las eche a todas ustedes de nuestra montaña!

No titubeo pues en cumplir lo pedido ni por un instante. Luego de conseguir la expulsión completa, convocó a todos los ofidios de las cercanías para gritarles esta advertencia:

—¡Les prohíbo que vuelvan a entrar a la montaña del Palacio de los Pericos! Las palomas mensajeras que entrenaron los humanos, me han prometido avisarme si lo intentan. Les advierto que no se los permitiré, pues bien ganado tienen su destierro.

Una de las víboras, la que tenían como la más mortífera y valiente entre ellas, tomó la palabra por todas. Era también conocida como la de espíritu más perverso y cruel, y se contaban por cientos las acusaciones de los pajarillos.

—Tú ganas, Super Perico, eres más fuerte que cualquier ser humano. Me gustaría verte echándolos a ellos de sus ciudades. Aunque supongo que los hombres podrán derrotarte con sus armas, que espero te liquiden algún día. Admitimos que no podemos vencerte, así que no molestaremos a las aves del Palacio de los Pericos. Mas declaro que obedecemos porque tememos a tus superpoderes y no porque reconozcamos ningún derecho ni justicia. Para nosotras tu y tus pericos son solo la misma porquería que los humanos, con los que vivimos en guerra eterna. Tus queridas aves son solo ladronas apadrinadas por un matón con superpoderes. Nos han robado la propiedad de nuestros ancestros por generaciones. ¡Maldito seas Super Perico y prometo a todas las serpientes de la montaña que me vengaré!


Siguiente entrega
-Libro completo disponible en octubre del 2026


Ver también: Un amo digno de su sirviente, Arte Lancelot

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