Un crac revolucionario

Yo tenía un cuerpo

que rezumaba vida.

Un cuerpo joven, con la edad del cuerpo que tenía. Con los achaques pequeños, los que tocan.

Mi dolor de cuello postural. Las jaquecas que anunciaban mi estrés. Lo típico.

Un cuerpo de los treinta. Así voy a llamarle.

Un cuerpo, mi cuerpo de los treinta, donde yo reposaba segura. Donde yo vivía tranquila.

Ese que a veces yo rechazaba, en el que encontraba defectos, era un cuerpo que nunca me hizo sentir en el abismo.

Este cuerpo que ahora habito  hace poco que hizo ¡crac! y me pone retos cada día.

 Tiene la misma edad, pero dolores viejunos. Ya no hay soles infinitos, ya no hay certeza posible en este cuerpo con el que estoy aprendiendo a llevarme.

 Este del que te hablo, es un cuerpo que me asusta algunas veces.Que me ha obligado a parar. Que se toma su tarea muy en serio. Que me ha venido a avisar

Y yo, reniego de él tanto como él me hace quererle.

Así que en este conocernos, aunque no se lo diga, me tiene sin saber por qué más viva que nunca.