Un Prototipo en HSDXD

Un Prototipo en HSDXD

Underrax099

19/02/2024

«Él está despertando, doctor Mercer. El sujeto de pruebas es… realmente fascinante».

«Él y Joel comparten numerosas similitudes. Sin embargo, la distinción fundamental radica en que Lira-Silva llevaba una existencia común antes de ser lo que es ahora. «Él», en cambio, fue moldeado así desde su nacimiento… criado con un propósito específico, diseñado para ser el arma biológica definitiva. Es lo que P.A.R.I.A.H estaba destinado a ser».

«Una unión entre la sangre de Elizabeth Greene y el prototipo del proyecto «Hiperión», es verdaderamente brillante, Alex. Él es el sujeto definitivo».

«Son las ventajas de operar dentro de Gentek, con una doble identidad sin ser descubierto. ¿Cuándo cree que estará listo, Doctor Koenig?»

«En breve, señor».

De repente, un grito desgarrador brotó de los labios del sujeto recién despierto. Desorientado y confundido, el joven desconocido enfrentó a los presentes con una mirada llena de desconcierto.

—… ¿Quién mierda son ustedes? —cuestionó con un atisbo de desesperación, buscando respuestas en medio de la incertidumbre—

Su cabello negro se alza en varias mechas erizadas hacia arriba. Su ojo izquierdo irradia un intenso color rojo, como si estuviera encendido en llamas por dentro, y debajo de este, una cicatriz añade un toque de misterio. El otro ojo, a la derecha, contrasta en un verde profundo, como un bosque en calma. Viste con elegancia, llevando una camisa larga de color rojo, con mangas arremangadas que revelan un chaleco negro por encima. Sus jeans negros se ajustan perfectamente a su figura, mientras que unos zapatos elegantes completan su aspecto. En su cuello cuelga un collar con placas militares, como vestigios de un pasado desconocido, y en su brazo izquierdo, un tatuaje dice: «Sujeto de Pruebas 11». En su mano derecha, posee un brazalete de cuero negro con un rubí incrustado en él

El hombre encapuchado, con una postura de seguridad, observa con atención el despertar del individuo. Una sonrisa ladeada se dibuja en su rostro mientras se cruza ambos brazos, mostrando una combinación de satisfacción y curiosidad ante el despertar del sujeto. Anton Koenig, sosteniendo una tableta en sus manos, ofrece un informe conciso y profesional.

—Signos vitales fuertes y estables, doctor Mercer. —comunicando la buena noticia de manera clara y precisa—

El destello verde en el ojo derecho del individuo, ahora consciente, revela un destello de reconocimiento y claridad.

—¿»Mercer»? —murmura, con su voz cargada de intriga y cierta sorpresa. Alex Mercer… el nombre resuena en su mente como una pieza de un rompecabezas que estuvo un largo tiempo olvidado— Tú… eres tú. El científico que liberó el virus Blacklight en Penn Station.

El científico, con ojos color avellana que reflejan una mezcla de ingenio y enigma, asiente con una ligera inclinación de cabeza ante la confirmación de su identidad.

—Sí, parece que me he vuelto bastante conocido últimamente. —responde con una calma que contrasta con la intensidad del momento— Y tú debes ser el sujeto de pruebas número once. —continúa, su tono de voz manteniendo un equilibrio entre la autoridad y la curiosidad— «Valler», si no me equivoco. Es lo que dicen las placas militares en tu collar.

El muchacho de cabello carbón, ahora identificado como Valler, rectifica con determinación:

—Blake. —corrige, su voz firme, pero sin rastro de hostilidad, simplemente estableciendo su identidad con claridad y firmeza— Mi nombre, es Blake.

La interacción entre ellos se desenvuelve como una danza de palabras cargada de misterio y potencial, cada frase revelando más capas de la compleja relación entre el científico y su sujeto de pruebas. Alex Mercer, con una mezcla de franqueza y misterio en su voz, dirige sus palabras a Blake con una solemnidad que sugiere una comprensión profunda de la situación.

—Como digas, «Blake». —comienza, reconociendo la preferencia del joven por su identidad elegida. Sus palabras, cargadas de un conocimiento íntimo y una autoridad implícita, revelan una conexión entre ellos que va más allá de lo evidente—

Alex se inclinó ligeramente hacia adelante, sus palabras resonando con una mezcla de solemnidad y misterio. Con una voz que parecía cargar el peso de incontables verdades ocultas, comenzó a revelar los lazos que unían a su amigo con oscuros designios.

—Tú, mi amigo, eres más especial de lo que crees. —declaró Alex, sus ojos transmitiendo una seriedad que desafiaba cualquier duda—

Para él, la singularidad de su nuevo «amigo», era innegable, un tesoro oculto bajo capas de misterio y potencial. Pero, ¿cuál era el verdadero alcance de esa singularidad?

—Gentek y Blackwatch te valoran, y mucho. —continuó, su tono resonando con la certeza de alguien que había vislumbrado los entresijos de poder más profundos. Esperaba una respuesta de Blake, pero esta no llegaba, sumiendo la conversación en un silencio tenso, como si el peso de la revelación hubiera dejado a su amigo sin palabras— ¿O acaso me equivoco?

Las palabras de Alex continuaron fluyendo, revelando fragmentos de un pasado oscuro y una herencia impensable.

—Un retoño artificial nacido a partir de la sangre contaminada de Elizabeth Greene. —murmuró Mercer, como si estuviera tejiendo los hilos de una historia ancestral. Cada sílaba cargada de significado, cada pausa sutil, como si estuviera revelando los secretos más profundos de un antiguo enigma— Un mutante, y un evolucionado al mismo tiempo. —risa leve— Las maravillas de jugar a ser dios.

Una leve risa escapó de sus labios, una risa que llevaba consigo el peso de la ironía y la sabiduría acumulada a lo largo del tiempo. En ese momento, la ironía del destino y las paradojas de la ciencia se entrelazaron, manifestándose en la figura de Mercer, quien parecía comprender las complejidades del universo de una manera que desafiaba toda lógica convencional.

Ante el silencio de Blake, Mercer continúa, su voz resonando con una seguridad que no admite dudas.

—Sí. Yo sé TODO sobre ti. —declara, revelando el conocimiento acumulado a lo largo de años de observación y estudio. No obstante, su tono no es de amenaza, sino de complicidad, como si compartieran un secreto que trasciende las barreras del entendimiento convencional. La promesa de liberación se cuela entre las palabras de Mercer como un rayo de esperanza en la oscuridad— Sin embargo, no estoy aquí para hacerte daño. Al contrario, yo vengo con la intención de liberarte de «ellos», sí sabes a quienes me refiero. —asegura, sus palabras resonando con la convicción de quien ha elegido un camino diferente al de sus predecesores. La propuesta de liberación se presenta como un faro en medio de la tormenta, una oportunidad para escapar del destino prediseñado que ha marcado la vida de Blake hasta ahora—

La respuesta de Blake, cargada de una determinación silenciosa, revela la profundidad de sus convicciones.

—Tú… tienes que morir. —declara, sus palabras resonando con una firmeza que no admite réplica. Es una sentencia, un juicio final pronunciado con la certeza de quien ha aceptado su destino—

Pero Mercer, imperturbable, responde con una calma que sugiere una comprensión más allá de lo evidente.

—Moriré, cuando mi trabajo esté hecho. —declara, sus palabras resonando con la certeza de quien ha aceptado su papel en el gran esquema de las cosas— Y créeme cuando te digo que esto… es apenas es el comienzo.

Es un compromiso, una promesa de cumplir con su propósito incluso a costa de su propia vida. Y en esa declaración, se vislumbra la promesa de un futuro incierto, una oportunidad para redimir los errores del pasado y forjar un nuevo destino juntos. Blake, con una expresión de urgencia pintada en su rostro, rompe el silencio con una demanda implacable,

—Quiero respuestas, y las quiero ahora. —declara con un tono cargado de frustración y determinación—

Alex, mostrando una compostura reflexiva, responde a la urgencia en la voz de Blake con una serenidad medida, consciente del peso de las interrogantes que flotan en el aire.

—¿Qué dices, Anton? —cuestiona Alex, su mirada buscando la confirmación de su compañero científico— ¿Se lo merece?

Anton, el científico que lo acompaña responde con una sonrisa leve que insinúa una complicidad compartida.

—Creo que sí, doctor Mercer. —declara con seguridad, demostrando su acuerdo con la necesidad de esclarecer las incógnitas que rodean al sujeto de pruebas número once. Su tono, aunque sereno, revela una confianza en la sabiduría que están a punto de desvelar—

—Bien, supongo que te has ganado el derecho a algunas respuestas. Adelante, pregunta. —comenta con un gesto de resignación mezclado con una pizca de curiosidad. Con parsimonia, toma asiento y disfruta de un sorbo de su café, dejando escapar un sonido de satisfacción que resuena en el ambiente— Delicioso. Adoro el café, deberías probarlo. —agrega, buscando introducir un momento de tranquilidad en la conversación tensa que se avecina—

—¿Quién, o qué es el «Proyecto Hiperión»?

Ante la pregunta directa de Blake sobre el misterioso «Proyecto Hiperión», Alex se prepara para desentrañar los enigmas. La pausa que sigue parece extenderse, como si el peso de la revelación pendiera en el aire.

—El «Proyecto Hiperión», sí. —comienza Alex, eligiendo cada palabra con cuidado. Su tono adquiere un matiz reflexivo, como si estuviera a punto de desvelar secretos ancestrales— Raymond McMullen, el director de Gentek, tenía varios delegados secretos en la empresa. Los llamaban: «Los Nueve». Maximilien Gallagher, Desmond Tyler, Stewart Rossenberg, Gordon Smith, Dekion Burton, Roland Gouin, Layla Dosson, Tissania Yaroslavich y Rebeca de Aragónes. Uno de ellos está muerto, por lo que ahora son «Los Ocho». Este grupo de personas trabajaban en proyectos clandestinos que implicaban a unos mutantes. Personas genéticamente modificadas y alteradas a propósito, con el fin de obtener mejoras físicas y habilidades sobrenaturales. —relata Mercer, con naturalidad en su forma de hablar— Tenían varios proyectos en mente, uno de ellos: «El Proyecto Hiperión». Un mutante con una habilidad de regeneración tan exageradamente alta, que sería capaz de resurgir a partir de una sola gota de sangre.

—… ¿Por qué el anciano dijo que era el «sujeto definitivo»? —cuestiona Valler, señalando al doctor Koenig con la mano. El sujeto de pruebas número once mantiene su mirada seria e imperturbable— Lo escuché decir, qué yo era la mezcla de la sangre de Elizabeth Greene con la del prototipo del proyecto Hiperión. —dice Blake— ¿Cuánto de eso es cierto?

—Pues… todo. —dice Alex, con tranquilidad— La sangre regenerativa del prototipo del proyecto Hiperión, junto a la muestra contaminada de «La Madre», más un poco de magia mística, te crearon a ti. Tú eres, en teoría, el hijo de Elizabeth Greene, y, por ende, un engendro del Redlight. Realmente impresionante si me lo preguntan. —contesta Mercer— Tú, fuiste criado y entrenado para cumplir un único propósito, matarme. Y debo reconocer, que «casi» lo logras… —comenta el científico, haciendo énfasis en ese «casi»— Pero fallaste. Afortunadamente para ti, yo no soy una persona rencorosa, y, a decir verdad, me eres más útil vivo que muerto.

Blake, con una mirada que destila furia, cuestiona a Alex sobre por qué debería ayudarlo:

—¿Y qué te hace pensar que te ayudaré? Debería aniquilarte ahora mismo… podría hacerlo.

—Sí, es cierto. Podrías intentarlo… Pero no te olvides, que me debes una, y es grande. —Alex, inclinándose hacia adelante y fijando su mirada en Valler, responde con determinación— Además, tus intentos serían en vano. No tendrías oportunidad.

—Yo no te debo nada. No te pedí que me liberaras de nadie. —la respuesta de Blake no se hace esperar—

La intensidad aumenta cuando Alex revela su perspectiva:

—¿Ah no? Te recuerdo que tú, eras un sujeto de pruebas de Gentek, controlado por la Blackwatch, diseñado para matarme a mí. Tú eres un ser artificial, no existes, no tienes familia, ni origen, ni propósito, ni siquiera una identidad. Entonces, ¿por qué crees que te liberé? —silencio profundo, luego la conversación se torna más profunda cuando Mercer se responde así mismo— Yo te lo diré: porque eres valioso, y no sólo por tu poder. Eres el engendro de Elizabeth Greene y un mutante creado por unos científicos con ganas de jugar a ser Dios. Eres lo que P.A.R.I.A.H debía ser, pero mejor.

La tensión palpita en el aire ante la propuesta de Blake, alcanzando su punto máximo en ese momento crucial.

—Si accedo a trabajar para ti… ¿me dejarás tranquilo de una vez por todas? —inquiere Valler, con una mezcla de ansiedad y esperanza—

—Claro que sí. Más aún, una vez que hayas concluido, y estoy seguro de que lo harás, uniremos fuerzas para poner fin a Gentek y la Blackwatch. Te lo garantizo. —afirma Alex con convicción, su voz resonando en el profundo silencio que sigue—

—¿Qué esperas que haga entonces? —cuestiona Blake, incorporándose lentamente, su mirada fija en el rostro de Alex—

—Cuatro de «Los Ocho» científicos están desplegados en Japón, maquinando sus planes. Quiero que los investigues y descubras todos sus movimientos. Después, tu misión será clara: eliminar cualquier rastro de Gentek y la Blackwatch en el territorio japonés. —declara Alex con determinación—

—¿Planeas que elimine por completo su influencia en el país… yo sólo? —Valler busca entender la magnitud de la tarea que le ha sido encomendada—

—Eres lo suficientemente capaz para llevar esta tarea a cabo por tu cuenta. —responde Alex con firmeza—

—¿Por qué no me envías algo de ayuda? —interroga Valler, buscando una respuesta a la ausencia de apoyo—

—Porque Joel y yo estamos abrumados aquí, en Nueva York, lidiando con una multitud de asuntos más urgentes que los tuyos. Si buscas refuerzos… tendrás que conseguirlos por tus propios medios.

—¿Y qué obtengo yo de todo esto? —indaga, buscando razones para comprometerse con una empresa tan arriesgada—

—En primer lugar, respuestas a tus interrogantes. En segundo lugar, fortalecimiento. Es posible que encuentres a otros mutantes en Japón, consúmelos y aumentarás tu poder. Y, en tercer lugar, te liberarás de las cadenas que Gentek y la Blackwatch han puesto sobre ti desde tu nacimiento.

—Este tipo, «Joel»… ¿Quién es él? —indaga Valler, su interés poniendo de manifiesto su curiosidad—

—Es alguien similar a ti y a mí. Un ser evolucionado, pero no a partir del virus Blacklight como yo, ni del Redlight como tú. Él surgió de mi propio virus: «El Virus Mercer». El nombre lo elegí yo mismo. —aclara Alex con un matiz de orgullo en su voz—

—¿Cómo pretendes que llegue a Japón ileso? La Blackwatch ha cerrado todas las salidas de Nueva York; solo los militares o científicos de alto rango logran burlar la seguridad. —señala Valler, consciente de las dificultades que se avecinan—

—Correcto. —asiente Alex— Eres inteligente, averígualo por ti mismo. Quiero que me informes tan pronto como llegues a Japón. Mantenme al tanto en todo momento de lo que sea. Si el presidente se orina encima, quiero saberlo.

—… ¿Cuándo debo partir? —pregunta Valler, ansioso por conocer el momento de su nueva misión—

—Cuando estés preparado.

—¿Y cómo sabré cuándo estoy preparado? —Valler busca claridad en las instrucciones de Alex—

—Cuando consumas a un científico de alta importancia. —responde Alex, su tono revelando la gravedad de la tarea que aguarda—

«Vamos. El tiempo apremia».

——————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————–

Apariencia de Blake Valler: (Les dejo varias imágenes como referencia)

Apariencia de Blake Valler: (Les dejo varias imágenes como referencia)

Apariencia del doctor Anton Koenig:

Apariencia del doctor Anton Koenig:

Apariencia del doctor Anton Koenig:

Apariencia de Alex Mercer:

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------...

——————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————————–

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS