Miras en todas las direcciones, intentando saber dónde estás, pero todo esfuerzo es en vano. Te animas a ir un poco más allá, sin embargo, un recuerdo te interrumpe. Recorrías tus pasos hasta llegar a la costa, donde te quedabas a ver el anochecer. Es allí, cuando percibes una aguda punzada en el vientre, que te traspasa de extremo a extremo. De pronto, un hombre más grande que tú ingresa a la habitación, y te cubre el rostro. Fue tan rápido que no lograste identificarlo a tiempo. Caíste inconsciente otra vez.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS