Hay piedad en mí…

Piedad en mi alma.

Si desaparezco, no me busques,

Probablemente ya seré comida para gusanos.

Un cuerpo sin alma, es como un corazón sin amor…

Pierde su propósito… Desconoce de motivos… Y carece de razón.

Cuando escuché sobre tu condenación, una llama en mi interior se encendió…

Corrí, te hallé entre los condenados, te ofrecí agua y te di abrigo…

Y aunque me notaste ansiosa… Dolida.

Me miraste con burla a manera de castigo.

Siendo tú el débil, el rezagado, menospreciaste mi sacrificio.

Está bien, hombre ignorante que se aferra a la razón…

¿Crees que tus palabras elocuentes pueden contender en mi corazón?

¿Acaso no recuerdas que fui yo quién te mostró una cara diferente del amor?

Antes eras el sacrificado, pero hoy me sacrifico yo…

Un día me buscarás entre la gente, y compararás mi alma con las otras, pero no me hallarás.

Los sacrificios de alma son una vez en la vida, pero la incertidumbre se queda…

Y te atormentará para toda la vida.

Etiquetas: dolor poema romance

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS