suelta, y la orden suena a trino
me lo dices tú, que tampoco sabes dónde va este tren
que tampoco sientes los pies
tú, que tienes la espalda tan cargada
y el pecho tan hundido
me lo dices tú, con tu voz taimada
en mis oídos saturados de graznidos

suelta, y suena a niño
a gol, a giro de peonza, a bolsa de canicas
suena a primer beso, a vela en la tarta
suena a caricia y a piel desnuda
a salvavidas y a brújula
suena a pájaro cantando posado en una rama
a faro en la tormenta
suena a arrullo y a nana

suelta, y lo dices como si nada
como si no fuéramos en una montaña rusa
como si no te sobrepasara el vértigo
como si el aire no te cortara los labios
lo susurras y lo dejas caer
de forma que hasta bailan las vocales
lo dices sin más
sin ortografía ni puntos cardinales

suelta, me lo dices a mí,
con mis puños apretados, con mis ganas de rendirme
con mis lágrimas agotadas y mis párpados hinchados
mis labios de dientes marcados
mi hastío, con mi cuerpo tan vacío de destino
mi necesidad de controlarlo todo
mi angustia y mi miedo a volar
mi ausencia de fe, con mis venas secas
mi luz titilante y mis ojos de luna nueva

suelta, y haces que parezca fácil
no esquivar la vida y dejarse llevar por la inercia
suelta, y tus palmas vacías sonríen
a mis manos tan llenas de palanca de emergencia.

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