Las luces, a ténue aparición, acarician su rostro. Oscuro todo está, salvo todo aquello que lo vuelve él y nada que él no sea. 

Todo está oscuro. 

No hay vestigio hoy de aquella vieja luz que algún día de aquel perdido-él parte fue. Nada que lo ilumine; que lo traiga a mis ojos cómo en el ayer era. 

Acercameló que quiero verlo una vez más.

Alejameló que apagado me gusta más.

¿De qué temores se habla cuando él está cerca?

Qué temores tan grandes inflúyeme.

¿Qué temores tan grandes inflúyeme?

No hay temor cuando de mí está cerca, aun cuando tanto de él temo. Tristemente, duele ese alma que es mía —suya— del temor que abrázame cuando de él estoy lejos. 

Cuando no se le puede ver.

Cuando su rostro está oscuro. 

Cuando nada lo sostiene y en azabache profundo ante mí se aleja. 

No quiero que se apague.

      quiero

Temo estar solo, solo sin él. 

Debería aquello que es todo —todo lo que él no— irse, así solo él perdurare.

Aun cuando así no lo sea.

Cuando así yo lo quiera.

Cuando esté encadenado a tus manos en mi cuello.

Me gusta me encadenes.

Quisiera me amarraras.

Quisiera no te fueres, que a mi lado te quedes.

Qué oscuro;

                     quisiera me amarrares.

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