Estabas, pero al mismo tiempo ya no, tu calor en la cama, desapareció un domingo en la mañana, busque tu aroma entre las sabanas, y tampoco estaba, no estabas…

Me levante, mi cerrazón estaba agitado, te busque y te encontré saliendo del baño, tome aire y te salude como todos los días, una sonrisa, un beso y un -Buenos días amor.

Te inclinaste y me besaste, tus labios tenían un extraño sabor, quizás era el nuevo vino que probaste la noche anterior, sin embargo no te dije nada, fui me organice para hacerte el desayuno, desayunamos juntos y actuabas tan natural, soy tan estúpida. Te fuiste y yo subí a nuestra habitación, seguía sin hallar tu perfume, tu calor, me cuestione que faltaba, y también si tu notabas esta situación.

No, no había nada extraño, todo estaba igual, jamás se me cruzo por la mente que podría haber otro amor, allí estaba yo, haciendo mi papel  de esposa, y tu un papel del imbécil mas grande del mundo, llegaste con el mismo sabor y aroma de la noche anterior, y fue en ese instante donde entendí que el talento natural de los hombres es saber engañar, y yo cegada por amor, no había notado que hace mucho tu ya no eras mío y yo, jamás seria tuya   nuevamente.

odio tanto ese domingo, ese lunes, ese martes, todos los días los odio, porque al irte te llevaste todo de mi, y no te importo tan solo un poco mi corazon hecho trizas, no importa cariño, no importa, jamás importara, porque en cada parte de cuerpo me hallaras, ser tu karma mas grande.

Y es así, como desperté aquel domingo, asesinándote antes de que asesinaras mi alma entera…

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