La isla prohibida

La isla prohibida

Natsumi Fenix

25/05/2023

Nicole vio por última vez las fotografías de su último viaje a costa rica; las playas, los bosques y el mar solo quedaban como un recuerdo amargo de una relaciona insatisfactoria. Ya no deseaba tener nada de eso, fue hasta la configuración de su cámara profesional y puso formatear a la micro sd.

«Al formatear se eliminará todo el contenido ¿Desea continuar?» leyó en la pantalla.

-Sí- dijo, al momento que apretaba el botón. La eliminación continuó durante unos segundos, hasta que la cámara volvió a presentar un mensaje.

«La micro SD esta vacia»

Se apoyó con pesadez sobre la pared de su camarote.

No iba a pensar más en eso. Había finalizado en su vida cualquier relación sentimental y debía mirar hacia el futuro, no al pasado.

Se quedó concentrada en su camarote, un lugar estrecho y organizado, con una cama, un velador y un locket para guardar ropa y cosas. Guardo la cámara en su mochila y se puso las botas.

-¡Ya estamos por llegar!- gritó un hombre desde el pasillo.

Nicole terminó de prepararse. Iba en la expedición de National Geographic rumbo a la isla Nipe. Una isla alejada de la civilización. Una isla habitada por aborígenes desde la prehistoria que se negaban a dejar entrar a los extranjeros. «La isla prohibida» le llamaban.

Tenía un espejo en el interior del locket y lo uso para mirarse una vez, estaba un poco demacrada, pero intentaba luchar contra ese sentimiento de derrota. Este viaje sería su nuevo comienzo. Ahora era su momento de mostrar su valía.

Se tomó el cabello con una liga y cerró el locket.

El barco se balanceaba de un lado a otro por la fuerte oleada del exterior. Otro vaivén más y algunas de las cosas que estaban sobre la mesa cayeron estrepitosamente al piso.

Nicole fue a recogerlas, afirmándose de los muebles que se encontraban fijados al piso y la pared, pero otro movimiento sacudió con fuerza y ella cayó sobre el piso de lata.

Se levantó afirmándose con fuerza, mientras escuchaba los gritos provenientes desde el exterior. Tomo su mochila y se la puso rápidamente.

Salió al exterior afirmándose con fuerzas de las barandas. Había poca luminosidad, la lluvia entraba con fuerza por el pasillo acompañado de olas agresivas. Vio que García, un hombre corpulento y atlético, caminaba hacia ella con su mochila de exploración, listo para iniciar la aventura.

-¡El mar está muy bravo! afirmate bien. Tendremos que buscar un lugar para poder anclar.

Ella asintió. No conocía mucho sobre maniobras de navegación. Lo siguió por el pasillo, con el barco tambaleándose. Otro movimiento y el barco se ladio, dejando el piso a un costado. Nicole y García se estrellaron contra el piso. Los objetos del pasillo cayeron y Nicole se cubrió con sus brazos para evitar que la golpearan en la cabeza.

Otro movimiento más y el barco se ladio en dirección opuesta. Su cuerpo fue arrastrado por el piso con fuerza. García estaba muy bien afirmado a una de las barras del pasillo, dispuestas para ese tipo de situaciones, pero Nicole no alcanzaba a afirmarse cuando otro movimiento del barco la desplazo nuevamente.

-¡Dame la mano!- le gritó García, intentando alcanzarla, pero el movimiento le impedía ayudarle.

Su cuerpo delgado y mojado llegó hasta la escalera de fierro, donde se afirmó con fuerza. La puerta que daba al exterior del barco estaba abierta y el agua entraba a sus anchas.

Otro movimiento más y otro más. Y entonces García se lanzó a correr hasta la escalera. La ayudó a levantarse para salir al exterior. Usó toda su fuerza para poder subir la escalera y no caer con los fuertes vaivenes. Detrás de ella vio que venía Carlos, otro de sus compañeros de equipo.

García afirmó la pesada puerta de metal con ventanilla y salió al exterior. Nicole aprovechó el movimiento del barco para salir rápidamente y afirmarse a la baranda del exterior. Entonces miró hacia atrás y vio que a García se le resbalaba la puerta y esta se devolvía a su posición con rapidez.

-¡No!- gritó al ver que la estructura golpeaba a Carlos. Carlos desapareció detrás de la puerta dejando una mancha de sangre en la ventanilla.

Afuera la tormenta era peor. Un ola golpeó el casco con tanta fuerza que García resbaló y su cabeza golpeó con la baranda metálica. Perdió el sentido, mientras era arrastrado por el agua y caía al mar.

Nicole dio un grito de terror. No podía ver nada en la oscuridad de la tormenta y el mar se había tragado a su compañero. Debía encontrar ayuda, avisarle a los demás del hombre al agua. Pero no podía soltarse, si soltaba la baranda el agua la arrastraria y moriría. sabía nadar, pero no en esa agua tan turbulenta.

Unos truenos y relámpagos azotaron el cielo oscuro.

Otra ola comenzó a formarse y el barco fue arrastrado por la fuerza, quedando en el medio del rompimiento. El barco se ladio y Nicole se afirmó con toda su fuerza gritando con miedo.

-¡No quiero morir!- lloró.

La ola rompió y el barco quedó sumergido por completo.

Nicole abrió los ojos. Su cuerpo se sentía pesado e inmovilizado. No había luz o eso creía hasta que vio que unos rayos de sol se filtraban por la madera agrietada. Intentó levantar con sus manos el muro que la aprisionaba, pero era demasiado pesado.

«Moriré» fue su primer pensamientos. Aún estaba en el agua ya que está la cubría hasta su pecho. Levantó sus brazos y empujo y empujo y empujo hasta que la estructura de madera cedió a su encierro y cayó a su lado.

Nicole vio el cielo azul y las nubes blancas en el cielo con mucha alegría. Tragó saliva y sintió el sabor de la sangre en su boca pero no le importo, rió estrepitosamente.

«Estoy viva» agradeció.

Se levantó tambaleante sobre las rocas, y vio el pedazo del casco de madera que la había atrapado. Los escombros del barco se desparramaban por el agua y en medio de la playa, cerca de la orilla, vio la silueta de un hombre flotando a la deriva.

Caminó hacia la orilla de las rocas y sin dudar se lanzó al agua. Nado con vehemencia hasta el cuerpo inerte. Este se hallaba boca abajo y al girarlo supo que ya era tarde. Su cara estaba morada por la asfixia y tenía un fuerte golpe en la frente que manchaba el agua cristalina de rojo. movió a su compañero Fabián para despertarlo, pero el cuerpo estaba pesado, rígido y pálido y sus ojos abiertos estaban fijos y sin brillos mirando el vacío.

Nicole lloró y lo sacudió otra vez, pero él no reaccionó. Le cerró los ojos y lo dejó a la deriva. Se giró en dirección a la isla y nadó, sin mirar atrás y sin pensar, su único objetivo era llegar a tierra firme.

Rio al palpar el suelo en la profundidad de la playa y cuando el agua le cubría solo los tobillos, cayó al piso con una sonrisa de satisfacción. Tocó la arena en sus manos y lloró con desesperación e impotencia.

Sólo ella había sobrevivido a la tormenta. Se sentó en la arena mirando el horizonte, sin esperanzas, pensando en el accidente y en lo desdichada que era en ese momento, mientras el cuerpo de su compañero flotaba entre las olas que rompían en la playa.

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