Mi vida en Monólogos

Mi vida en Monólogos

JUANFRAN CHAVEZ

19/01/2023

Cinco centavitos de felicidad….

Les ha pasado alguna vez que se han quedado sin para el bus y solo
les ha faltado esos cinco centavitos de felicidad para regresar a
casa, pues a mí sí, y no solo una vez, ahora se los cuento…

A mi regreso de España, lo primero que hice es buscar trabajo,
porque la verdad en vez de ahorrar, vine chiro, chiro, chiro. Para
los que no entienden, sin p… medio. Así que tuve una entrevista en
un lindo canal de la capital, al que acudí como a las 09h00 de la
mañana, para empezar, me tuvieron esperando hasta las 16h00 para la
entrevista, ya sin raya en el cuatro letras de tanto estar sentado,
por fin me atendieron y como era de esperarse ante tanta belleza no
se pudieron resistir y me dieron el puesto, así que cagado del
hambre pero feliz como una lombriz, literal porque vine reflaco de
España, salí volado para mi casa. Cogí un bus hasta la Universidad
Central, para coger otro bus más que me deje cerca de la casa, pero
mi alegría era tan grande y mi estupidez también, que quise contar
en casa que me habían cogido, (no a lo mexicano ni a lo argentino
aclaro), para el trabajo… Así que entré a una cabina, porque no
tenía celular… sí, así es, que parte de que vine chiro no se
entendió… Hice la respectiva llamada y cuando salí me di cuenta
que me faltaban esos cinco centavitos de felicidad, que bruto dirán
ustedes, para que llamó, pues si yo también digo lo mismo ¡que
bruto, para que ch….. llamé.

Para los que viven en Quito comprenderán que el irme caminando desde
la U Central hasta Solanda, con terno, no estaba entre mis
posibilidades, así que decidí ir a visitar a mis tíos, que cabe
anotar, nunca los visitaba y que vivían cerca de ahí. Tanto mi tía
como mi tío me recibieron muy bien, hasta cafecito me dieron, y ya
luego de que pasaron esos 30 minutos suficientes que deben pasar
cuando visitas a tíos que nunca lo haces, me acerqué a mi tía y
muy cuidadoso le pedí que me prestara, léalo bien prestara cinco
centavitos para mi pasaje, mi tía muy bondadosa que era sacó cinco
dólares, los cuales nunca los devolví y me los dio… Con eso pude
llegar a casa, y hasta pancito y leche llevé…

Mi segunda historia se dio en el mismo lugar, la querida Universidad
Central, así le dicen no, pero bueno ahora que me acuerdo, unas
buenas chumas me pegué y sin estudiar ahí… Regresando al tema que
nos compete, al darme cuenta que me faltaban esos cinco centavitos
para coger el otro bus, los cuales de ley se me cayeron en alguna
parte, decidí la brillante idea de recorrerme toda la Universidad
Central, buscando por el suelo esos cinco centavitos de felicidad,
creyendo en mi tonto pensamiento que en el mundo iba a existir otro
h…..n igual a mí que perdió también esos cinco centavitos de
felicidad.

Al fallar por completo dicha misión, después de una hora de
búsqueda, recordé que tenía en mi poder dos tabaquitos, así que
me dije… “Qué buen chofer o cobrador de bus de la capital no le
hace a los Lark?…”, con mi hipótesis a mi favor, decidí subir
al bus sin ningún miedo, pateando al perro, me senté y como
siempre, me quedé dormido… al sentir que me empujaban escuchaba
esa voz a lo lejos… “Pasaje vea, pasaje que no oye, chiii se hace
el dormido…” muy convencido saqué mis monedas acompañadas de
esos envolventes tabaquitos que representaban esos cinco centavitos y
con voz fuerte le dije… “Ahí le doy esos dos tabaquitos mi pana
por lo que falta es que me han robado en el bus anterior y no me di
cuenta…” Nunca me habían put….. tanto en mi vida, de las 20
palabras que dijo 2 fueron este pendejo, las demás fueron verdaderas
groserías…

Y todos pensaron que eran solo dos, pues no señoras y señores, ahí
les va la tercera…

Esta fue en otro sector de la capital, la conocida Michelena, donde
me di cuenta que por tercera vez me hacían falta esos cinco
centavitos de felicidad. Así que pensé… “Será que hoy tengo
suerte y los encuentro en el suelo, me pongo a buscar como en la U
Central”… y así es, como ustedes lo suponen, me puse a buscar,
pero esta vez solo tardé 30 minutos en darme cuenta que está era
otra misión perdida, y ahora que hago me pregunté, la casa no
estaba lejos, pero era de noche, y en el Sur mis panas, hay que ser
en verdad muy pendejo para irte caminando a casa sin que te roben, y
aunque ustedes no lo crean, sí mis panas, lo pensé, y empecé a
caminar. En el camino me encontré con un guardia, y me dije… “Y
si este noble señor me presta esos cinco centavitos tan anhelados”…
así que me acerqué y le pedí, con que cara me vería el caballero
que me los dio, y me dijo algo que nunca olvidaré… “Yo sé que
algún día yo voy a necesitar de alguna persona y quizás usted me
pueda ayudar…” y por qué nunca me he podido olvidar de esto?,
porque en verdad hay que ser tan pendejo para pensar que yo le iba a
devolver el favor, o sea han pasado tantos años que ni la cara del
pana me acuerdo, como iba a esperar que yo le devuelva, de verdad hay
gente que todavía cree en cucos…

Los Abuseros

05h30 de la mañana, suena la alarma del teléfono, me despierto, la
apago, y decido dormir cinco minutitos más…

06h30 de la mañana, me despierto asustado y salgo volado de la cama,
me levanto cojo lo primero que encuentro, me visto y salgo como
desaforado de mi casa.

Llego corriendo a la parada de buses y como todos los días hay una
fila tremenda de personas esperando el bus, llega el bus,
literalmente todos se olvidaron que estaban haciendo fila y empiezan
a querer entrar al bus a empujones, logro subirme y como todos los
días escucho esa melodiosa voz… “Siga para atrrrrás, en la
última fila entrrrran seis, vea pana no se quede en la mitad, a voz
te digo, sigue para atrrrrás…” por detrás se escucha otra
melodiosa voz… “Muévete oye, no ves que ya está lleno, acaso
estás llevando papas…”, por fin el bus se empieza mover, y suena
esa dulce canción… “Un osito dormilón le regalé…”, la
típica del bus, luego de un largo viaje entre olores, toqueteos y
hasta sabores, una señora empieza a gritar, “Para, para te digo la
gran p… para”, el cobrador le responde… “respete la parada
señora”, a lo que la señora muy sutil responde… “Para coger
si paras donde te da la gana, así quieren subir el pasaje estos
infelices…”, con este antecedente, para que no me pase lo mismo
que a tan distinguida señora procedo a acercarme a la puerta de
salida, ya acercándonos a mi parada pulso el botón indicando al
conductor que ya me bajo, el cual, sin pararme bola procede a
acelerar para que no le coja el semáforo, de igual forma que la
señora procedo a gritar… “Pare, pare por favor, pareeeeeeeee,
para la gran p… pare”, el bus abre la puerta y el controlador
responde… “Bájate pues, o acaso eres niñita, salta mari….”,
salto del bus andando y con la viada no me doy cuenta que delante mío
estaba un poste, al cual, literalmente, procedo a meterle un
cabezazo, caigo al suelo y lo único que alcanzo a ver es al señor
cobrador que colgado en la puerta se aleja riendo de mi desgracia….

El pollito y la chaspantita

Se han puesto pensar en todos los sobrenombres que les hemos puesto a
nuestras partes íntimas, para los que son de mi edad, es decir que
ya están terminando el primer tiempo, si mal no recuerdan en nuestra
niñez nunca nos referimos a nuestras partes íntimas con sus
verdaderos nombres, (pene y vagina), ahí les va un pequeño recuento
sobre todo en lo que se refiere al pene:

Konan el bárbaro, muñeco cara de haba, el guambra, dedo sin uña,
gusano, garrote, paloma, pollito, etc, etc, etc.

Hoy les quiero contar la historia de un amigo no muy lejano…

Por confidencialidad lo vamos a llamar Juan… Un día el pequeño
Juan se encontraba bañándose desnudo en la ducha junto a su madre,
viendo la gran diferencia de su cuerpo con el de su madre procedió a
preguntarle… “Mamá que es lo que tienes en el pecho?”… su
madre respondió… “Mi vida esas son mis tetitas, las usaba para
alimentarte, no lo recuerdas”… Volvió a preguntar… “Mami y
como se llama lo que tengo entre mis piernas?”… la madre sonrió
y respondió… “Ese amor mío es tu pollito”… “Y por qué tu
no lo tienes?”… “Porque yo lo que tengo es mi chaspantita”…
Que nombrecito no, chaspantita, a quien se le pudo haber ocurrido,
que diablos será la chaspantita.

Pero bueno, para Juanito quedó eso claro, los niños tienen pollito
y las niñas la chaspantita, insisto, A quién se le ocurrió ese
nombre?

La mayoría ha tenido una tía abuela muy cariñosa, de las que
llegaban y jugaban con tus cachetes como si fueran plastilina y te
los dejaban rojos, rojos rojos; y en este caso la tía de Juan era
también bastante curuchupa, es decir, para los que no entendieron,
extremadamente religiosa, la vamos a llamar Ñaña Gudi.

Un domingo llegó Ñaña Gudi a la casa a saludar, los chicos estaban
en el patio jugando fútbol, de repente todos entraron riendo, Juan
no mucho, estaba un poco adolorido ya que había recibido un
pelotazo, y estaba agarrándose ahí, ahí pues, donde ustedes se
imaginan, su tía al verlo le preguntó… “Que pasó Juanito
porque te coges eso mijito?”… a lo que Juanito respondió… “es
que me duele mi pollito”… todos se quedaron viendo y soltaron una
sola carcajada.

Pasaron los años y Juanito llegó a la escuela, en sus clases de
Ciencias Naturales, su maestra le explicó que su parte íntima a la
que él conocía como pollito tenía el nombre de pene, y que la
parte íntima de su compañerita María no era chaspantita sino
vagina, desde ese momento Juan entendió que esos eran los nombres
verdaderos.

Un domingo más de visita de Ñaña Gudi, ya más viejita, y un poco
amargada ya que había perdido a su esposo, ahora solo vestía de
negro, ya no jugaba con los cachetes de Juan, mejor le provocaba como
un poco de miedo, imagínense así como la llorona de nuestros
tiempos. Todos reunidos en la mesa almorzando, Juan empezó a sentir
una comezón incontrolable entre sus piernas, tan fuere era que no
pudo soportar y un grito se escuchó… “Me pica el peneeeee”…
gritó Juan, un silencio absoluto envolvió el comedor, la mirada de
Ñaña Gudi lo atravesaba como un puñal, su padre furioso rompió el
silencio y dijo… “¡Juan vete a tu cuarto!”… “Pero todavía
no acabo de comer”… respondió con voz temblorosa el niño… “No
me importa”, dijo el padre… “sube a tu cuarto, estás
castigado”… Juan se levantó y sollozando subió a su habitación.

Hoy a mis 45 años no sé como enseñarles a mis nietos los nombres
de sus partes íntimas, les digo la verdad que se llaman pene y
vagina, o continúo con la absurda tradición del pollito y la
chaspantita….

Los chavecitos

Hoy les voy hablar un poco de mis hermanos…

Para empezar mis panas nosotros somos cinco hermanos, si, lo
escucharon bien, cinco hermanos, la verdad no sé como mis padres lo
lograban porque hasta televisión tenían, pero bueno para no
hacerles largo el cuento yo soy el número cuatro, vamos en este
orden, Mauricio, Linda, Julio, Juan (o sea yo), Albertoooo, y porque
lo pongo así, porque ese era el grito de llamado a la mesa de mi
mamita, una hermosa melodía que nunca olvidaré.

Mauricio, el mayor, por ende mimado, era muy pero muy enojado, no
había como decirle nada, pero lo que es nada, para que se den cuenta
mis panas, todos los hombres compartíamos una sola habitación, y
adivinen quien manejaba el control de la televisión, bueno en esos
tiempos el playo, porque así se cambiaba de canal en nuestros
tiempos, ése era nuestro control, pues sí, el Mauri, como le
decimos también, y pobre de ustedes que intenten cambiar de canal.

Imagínense esto, estaban en la mejor parte de la Princesa Caballero,
paréntesis, se acuerdan ustedes de la Princesa Caballero?, alguien
me puede decir que mismo era, hombre, mujer, travesti, gay, trans, o
sea, nunca lo supimos pero igual lo veíamos, y hablando de dibujos
absurdos, se acuerdan de los Supercampeones?, alguien sabe cuanto
medía esa p… cancha para que un gol dure toda una semana; y bueno,
regresando al tema, para no entrar en polémica, digamos que
estábamos en la mejor parte de Mazinger Z, bueno, bueno,bueno,
alguien sabe porque Afrodita tenía como proyectiles sus pechos, no
pudieron ser mejor sus brazos o alguna otra parte de su cuerpo, bueno
ahora sí, no importa que estabas viendo, el Mauri llegaba y
simplemente te lo cambiaba, sin derecho a réplica, así nomás.

La tecnología llegó a la casa, ya tuvimos un Betamax, es decir un
casete en el que uno podía grabar videos o películas de la tele, yo
me grabé un video musical de una canción de los 80´s que fue un
éxito total, unos acordes y una melodía que te envolvían, además
de un video muy bien hechito con un juego de planos y contraplanos
espectacular, me refiero a Boys boys de Sabrina, se acuerdan, yo me
la grabé, por lo general la veía solo para poder concentrarme en el
video… Bueno para cualquier macho alfa de mis tiempos siempre
estarán en nuestros pensamientos, Martha Sánchez de Olé olé,
Sabrina y Yayita de Condorito… eso es un clásico… y bueno,
regresando a las chichis de Sabrina, perdón, al video de Sabrina,
justo en ese momento cumbre en que ella estaba dentro de la piscina a
punto de dar ese salto tan anhelado, llegaba mi hermano Mauricio
sacaba el casete y te ponía su casete de los Iracundos, es decir
pasabas de Boys, boys boys a Va cayendo una lágrima en tus mejillas.

Y siguiendo la disnatía de los Chavecitos está “La Suquita”, o
Linda como le decía mi padre, es la segunda, al ser la única mujer,
la luz de los ojos de mi papá, mimada por él, pero no se metía con
nosotros, mas bien éramos nosotros quienes le molestábamos y al ser
chiquita de porte, ya saben como le fue a la pobre. Tuvo algunos
apodos los cuales por respeto y para que no se me enoje no les voy a
numerar… nos tocaría hacer una historia solo para ella, así que
quédense con la intriga.

El tercero es Julio, me lleva exactamente 11 meses y 14 días, sí,
eso mismo, lo que ustedes están pensando …“Si mi hermano me
lleva 11 meses y 14 días quiere decir mis panas que yo ¡No fui
planificado!”…, y les cuento que para darme cuenta tuve que ir a
una psicóloga, porque dizque tenía falta de seguridad y esas
pendejadas, y ella me explicó que “¿Cómo mi pobre madre a menos
de un año de haber parido va a querer pasar otros nueves meses
llevando a este angelito dentro?”, pero bueno me tuvieron que es lo
importante no. Además para mis pobres padres debe haber sido fuerte
darse cuenta que el “No planificado”, iba a ser el más guapo, y
el más inteligente, y no lo digo yo.

Con el July como le decimos tuve una muy buena relación, en la
infancia le ayude mucho a soltar sus iras sirviéndole de su
cuchimbolo, además el infeliz tenía hasta una técnica para
golpearme, imagínense ustedes yo en el suelo boca arriba, mi hermano
encima sus rodillas sobre mis brazos, inmovilizado completamente, y
mi cabeza se convertía en su pera de boxeo como la de Rocky, ahora
entiendo porque lloro cada vez que veo a Rocky entrenando… y lo
peor que mi mami en vez de solo pegarle a él, también se encargaba
que yo recibiera los coreazos. Para los chicos de ahora se
preguntarán ¿Qué es un correazo?, déjenme decirles que es el
mejor correctivo que tuvimos los de mi generación, además del
chancletazo, el cable de la plancha, la escoba y la muy conocida pata
de cabra.

Pero bueno, ya de más grandes me cuidó mucho el July para que
también, ya no me pegaba mucho, lo suficiente nomás, no mentira.

Ahora, vamos al ultimito, Alberto, más conocido como el Betito,
chiquitito, bonito, el hijito de mamá, ya se pueden imaginar lo
mimado que era este guambra de mi…., no le podíamos ni regresar a
ver, porque sino ahí nos caía el guante, y no solo de mi mamá, era
el mimado de los dos, padre y madre.

Créanme mis panas que yo en mi tonto pensamiento cuando él creció,
pensé que el tema de los mandados se los iba a pasar a él, es más,
yo ya le empece a preparar, le recordaba que no importa en el barrio
o ciudad que estés, que donde entres a comprar la persona que te
atienda siempre iba a ser tu vecino, le tenía haciendo ejercicio en
los brazos para que pueda avanzar a cargar esos 40 panes y 4 litros
de leche que mi madre compraba a diario… Pero no, para nada, tan
bueno era yo para hacer los mandados, que podíamos estar los cinco
en casa que para mi madre solo existía la frase “Juanito dame
viendo el pan”, es más, si yo no estaba, esperaba que llegue para
mandarme a la tienda, y luego se quejaba de que me gustara la calle,
ahí está, ella desde chiquito me acostumbró.

Pero bueno, a mas de tener esos maravillosos padres y hermanos a los
que adoro, yo tuve mi ángel guardián, mi Tiita, mi defensora, y si
le agradezco a Dios por algo, es porque me regaló dos mamás…

Cuando calienta el sol….

Este es un viaje que hice con mi mamita, mis tías, mis primas (las
Aroquitas), una amiga de mi tía, su hijo pequeño, que no recuerdo
su nombre, pero era de esos niños que tu ves y te dan unas ganas de
caerle a patadas, pero bueno, yo en la cumbre de mi adolescencia, 20
añitos, todo un cuerpo latino sediento de amor, comprensión y
ternura… Viajamos a la playa, específicamente Atacames, a la casa
de un primo de mi madre que quedaba cerca al mar.

El día que llegamos procedimos a salir a la playa, yo con mis
chancletas, mi bermuda jean, como todo buen serrano un pantalón
roto cortado como bermuda, una camiseta, y una camisa amarrado a mi
cintura, ahora me pongo a pensar porque una camisa, no tengo ni p…
idea, pero esta camisa entra también dentro de esta historia. En
aquellos tiempos ir a Atacames era como salir a farrear un viernes a
la Amazonas en Quito, te topabas con media ciudad, y no es que yo
conocía a mucha gente, la verdad la suficiente para chumarme,
resumiendo me abrí de mi familia y me pegué una faena como debe de
ser, farreamos toda la noche, dos amigos que estaban hospedados ahí
con tres hermanas muy comedidos me ofrecieron quedarme en su cabaña,
yo no podía hacerles el feo, además imagínense a la pobre hermana
ahí cargando el arpa, tenía que ser solidario y caballero.

Al siguiente día me dirigía hacia la casa del primo de mi mamita,
me recibieron las tres, mi mamá y mis tías con una carota, muy
enojadas, no se porqué, yo al despedirme les dije clarito “hasta
mañana”, no tengo la culpa que se lo hayan tomado como broma, y lo
primero que mi mamá me preguntó… “Y la camisa de tu
hermano…”, les cuento que la camisa era de mi hermano Mauricio, y
digo era, porque no la volvimos a ver más, la verdad es que yo me
desperté en esa cabaña y esta chica que compartió muy amable su
cama conmigo para que yo no duerma en el suelo, estaba puesta la
susodicha camisa y le quedaba muy bien, además que tenía un lindo
irse, para los que no entendieron les va esta pregunta… ¿Qué es
lo que primero que ustedes ven cuando alguien se aleja o se va de
espaldas?… entonces decidí prestarle la camisa, y no le volví a
ver en mi vida.

Pasé todo el día con mi familia, con una marca a presión que
necesita Liga para ser campeón, hasta al baño me perseguían, me
sentí Whitney Houston en la peli el guardaespaldas, lo lógico sería
sentirme Kevin Costner, pero no fue así. Ya por la tarde llegó mi
primo Diego que vivía en Esmeraldas, cerca a donde estábamos, para
no alargarles, en ese tiempo mi primo era yo multiplicado dos veces
para una farra, es decir ameba yo para el pana, era mi ídolo, y mi
pobre madre es su desesperación de que yo encontrara un rumbo en mi
vida, decide la mala idea de dejarme con mi primo para que él me
ponga en horma, bueno, que les diré, fueron dos semanas tranquilas,
yo dormía en la sala en un colchón, y me despertaba un desfile de
negritas que trabajaban donde mi primo, que me veían con ojos de
deseo, y uno que andaba mal de los riñones, imagínense pase unos
dos años con pesadillas en las que un negrito tocaba la puerta de mi
casa y mi mami salía y el saludo del negrito, …“Hola
abuelita…”, se desmayaba.

Creo que esa fue una de las razones por las que mi primo mejor
decidió a las dos semanas que yo regresara a Quito, aunque puso la
excusa perfecta, de que yo tenía mejor futuro acá y esas cosas…

El famoso “Hotel Arenas”

Parque Inglés, final del campeonato vacacional de fútbol,
Nonoscalzan vs Aretes, en los Nonoscalzan figuras como la “rosa”
Chávez, “pájaro” Bermúdez, “Krosty” Barragán, “memín”
Albán, “Dumbo” Dávila, “Micky” Del Pozo, “la rana”
Valencia, y las contrataciones foráneas Jack Sloff, Paúl Guevara,
ese año nos tocó organizar a nosotros el campeonato porque habíamos
quedado campeones el año anterior, y digo nosotros porque yo
“banana” Chávez también fui parte de esa gloriosa camiseta,
aunque jugué un solo partido, hicieron el cambio cuando ganábamos 6
a 0, terminamos 6 a 1, con un auto golazo mío, pero bueno mi paso por
el balompié ecuatoriano fue fugaz, aunque a mis 11 años fui
seleccionado del Pedro Pablo Borja No. 3, junto a Paúl Guevara,
aunque ahí también jugué un solo partido, hicieron el cambio
cuando ganábamos 8 a 0, me expulsaron a los cinco minutos por
meterle un patazo a un delantero, yo creo que no le pateé muy
fuerte, pero me asusté un poco cuando le sacaron en camilla, en fin.

En la final con los Aretes les goleamos 5 a 0, fue uno de los
partidos mas recordados en tan histórico parque, al ser nosotros los
organizadores cobramos las inscripciones y además las multas por
amarillas, rojas, mantenimiento de cancha, etc, etc., como nunca
compramos trofeo por lo confiados que estábamos con ser campeones no
hubo muchos gastos, bueno, aparte de lo que rosa, memín y dumbo se
gastaron en el famoso Topsy Burguer embutiéndose papas y
hamburguesas, al final nos quedó dinero como para emprender un viaje
a la playa de Atacames.

La aventura empezó en el bus, como cualquier guambra de mi
generación que se respeta llevamos una caja de Ron Jamaica en el
viaje, la cual nunca llegó a Atacames, hicimos tal cantidad de
relajo, que el bus paró en medio de la nada y el chofer nos advirtió
que si seguíamos con la fiesta nos bajaban, así que tocó chupar en
silencio.

Llegamos a casa de un amigo de memín que era pasando el puente, en
el pueblo de Atacames, no nos importaba ni la dormida, ni la comida,
lo único que estaba en nuestros planes era beber, beber y beber…

La primera noche después de haber pasado todo el día de trago en
trago, acudimos a una discoteca muy concurrida en aquellos tiempos
llamada Sambayé, en la misma yo me encontré con un amigo del
colegio que estaba jugando billa y pegándose los wiskachos, mientras
él jugaba yo me encargaba de acabarme su vaso, después de algunos
vasos dentro de mi organismo y cabeza, fui donde se encontraban mis
amigos, literalmente, no servía para nada, era tal mi borrachera que
no podía mantenerme parado, salimos de la discoteca y mi hermano,
“rosa”, al no poder llevarme cargando ya que él también andaba
con los tragos puestos decidió llevarme como carretilla
arrastrándome por toda la arena, al verse vencidos de que yo no iba
a poder moverme encontrándome completamente muerto decidieron
amanecer en la playa hasta que yo me recupere.

Al siguiente día retomados ya de fuerzas y después de haber quemado
el arroz que nos mandó mi mamá, decidimos ir de nuevo a la playa al
segundo día de faena, como todos mis amigos eran peloteros, se
pusieron a jugar fútbol playero con unos negritos, y porque les
cuento esta parte de la historia, ya que a uno de ellos le decían el
“Mala Noche”, mis amigos como siempre dieron una cátedra de
balompié y nos hicimos panas de aquel ilustre personaje sin saber
quien realmente era…

Pasamos toda la tarde bebiendo en uno de los bohíos, el barman se
llamaba Héctor, otro personaje del mundo playero, al caer la noche
ya todos borrachos, empezaron las locuras, para comenzar se nos acabó
el trago y la plata, el payasito con el pájaro se les ocurrió darse
un tour por los bohíos para ver si encontraban una botella que
alguna alma caritativa haya dejado botada, pues si la encontraron, y
vinieron con el trofeo en sus manos alardeando su hazaña con una
botella de estelar en las manos, lo que no se dieron cuenta es que la
botella contenía miel de abeja, no trago, Héctor después de reírse
como nunca antes en su vida al ver nuestras caras de frustración
decidió ayudarnos, sacó su batidora puso la miel de abeja, trago y
otros ingredientes mas que no recuerdo y nos armó un coktel tan
bueno que nos chumó en par toques… Como era de esperarse Atacames
era la Amazonas de Quito, nos empezamos a encontrar con mas panas,
entre ellos el famoso Perotti, y no el Ricardo, entre tragos y
fogatas, empezaron las broncas, Perotti empezó a tutearse con otro
tipo que estuvo por ahí, nos metimos a separar, pero una pata de
negros también se metieron, le cogieron a memín, el pajarito saltó
en su defensa con una patada al estilo Van Dame, rebotó al suelo y
se armó la bronca campal, memín como siempre cuidándome me mandó
a correr junto a la rana Valencia en busca de los marinos, mientras
él corrió hacia el otro lado, y como todo un jugador de fútbol
americano, sin haberlo jugado en su p…. vida, les evadía a filo de
mar para que no lo atraparan, mientras tanto mi hermano y mis otros
amigos repartían y recibían puñetes a diestra y siniestra… Memín
fue atrapado por todos esos negritos, que lo querían quemar, para no
alargarles el cuento, entre todos esos negritos se encontraba el
“Mala Noche”, que le reconoció del fútbol de la mañana y lo
escoltó hacia donde estaban todos los demás, rosa mi hermano roto
la boca, payaso la nariz, pajarito con moretones por todo lado, en
fin, yo llegué con los marinos, que nos llevaron hacia la casa…

Al despertarnos decidimos subirnos en una Costeñita y agarrar el
regreso a Quito, llegamos a Esmeraldas sin p… medio, es más nos
faltaba para un pasaje, para el cual se quedó un reloj del pajarito
en prenda… cagados del hambre, literal, cambiamos un encebollado
por mi billetera para todos, como estaríamos que la negrita de los
encebollados nos regaló mas caldo, subimos al bus y regresamos a
Quito… uno de esos viajes que nunca olvidas y que los puedes
disfrutar con esos hermanos que no son de sangre a los que lllamas
amigos…

Es decir de los tres días que pasamos ninguno dormimos en la casa,
amanecimos en la playa, y por eso siempre que mi tía nos pregunta a
mi hermano y a mí, …en donde dormimos en aquella fantástica
aventura…., nosotros le respondemos en el famoso Hotel Arenas.

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