Gestos transparentes

Siempre les dijeron; madre e hija muy iguales

siendo la niña que crece a imagen y semejanza de esa fuerte mujer que llama mamá.

De las dos no se sabe quién está más orgullosa de la otra, madre e hija solas enfrentando diversas situaciones

Siendo ellas dos las únicas en esa pequeña casa, la maldita casa adorable

Y su niña tan dulce, la joven más dulce.

Pero a veces las cosas se tuercen.

Y la madre aunque creyó que jamás oiría de él nuevamente, se equivocó

Y la madre aunque creyó que jamás vería nuevamente sus gestos de horror, se equivocó.

Pues ella sabe advertir esos gestos intrusos que corrompen la tranquilidad al ver a su niña. Cómo dobla su mandíbula

Cómo parece olvidar levantar los pies al caminar,

la agresión y hostilidad en sus palabras, y esa mirada, oscura tensa y calculadora, la paranoia en sus ojos.

Todo ese terror tan igual a él.

Esos gestos que ahora se presentaban ante la mujer como un fantasma del pasado.

Creyó haberlo hecho bien,

pero esos gestos que la aterraban parecían haber reencarnado dejando atrás huesos rotos para volver bajo una nueva piel, bajo una nueva cara angelical.

Y cómo era posible

Cómo su delicada flor logró adivinarlos, si jamás le vió el rostro, si jamás escuchó su ronca voz.

¿Por qué la maldad otra vez parecía doblar las cosas?.

Y la forma en que la niña delicada dejaba de serlo

Dejaba de ser niña

Dejaba de ser delicada

La madre supo advertir al verla bajar por las escaleras a pasos pesados y el rostro pálido apenas asomado entre sus negros cabellos

Que su muñeca sería más como él que como ella.

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