DEL ÓLEO AL AMOR

Del óleo al amor 

La noche estrellada contemplo los llantos de aquel recién nacido, en la sala de aquel hospital una enfermera le entrego a la madre al pequeño bebé.


– Qué hermoso eres mi niño


El beso que recibió el niño en la frente expresaba la calidez que solo una madre puede brindar, el bebe respondió colocando sus manos en el rostro de su progenitora.


– Qué manos tan hermosas, sin lugar a dudas, son las manos de un artista -dijo su madre con una sonrisa en el rostro- Te llamarás Leonardo David.


Los años pasaron para el pequeño Leonardo y su madre sin lugar a dudas no se equivocó con él. Era todo un artista desde sus primeros años de vida, a sus 5 años realizo su primer dibujo en la pared como cualquier niño travieso, sin embargo, la belleza del mismo impresionó a sus padres y los dejo atónitos.


Así transcurrieron los años, Leonardo David fue inscrito en varios concursos y los ganó todos, debido a su gran talento siempre fue el centro de atención. 


Al cumplir los 12 años Leonardo se inscribió en un prestigioso concurso de pintura, presento un hermoso paisaje de su bella ciudad de Quito, pero esta vez algo lo tomo por sorpresa, él no había ganado, era el segundo lugar, este fue un golpe brutal para el joven prodigio que jamás conoció la derrota lo que generó en él un llanto desconsolado, un hombre se acercó a Leonardo y le dijo


– Eres el segundo lugar, ¿verdad?


Leonardo asintió con la cabeza sin cesar su llanto.


– Soy uno de los jueces del concurso, tu obra sin lugar a duda era maravillosa, sin embargo, ¿sabes por qué perdiste? 


La curiosidad del niño hizo que su llanto se detuviera y miró al señor con intriga, este sonrió y le dijo


– Sin lugar a dudas tu cuadro era el que más detalles tenía, el uso de la luz y las sombras podría equipararse a la de un profesional, y la profundidad es tan precisa que parece que se ve por una ventana, sin embargo, tu obra es demasiado anodina, no transmite ningún sentimiento.


Leonardo hizo silencio por un segundo y replicó.


– Pero si es la mejor pintada, ¿por qué perdí?, acaso ese no era el propósito del concurso saber quién es mejor pintor.


El hombre negó con la cabeza.


– El fin de este concurso es formar artistas, y el fin del arte es transmitir emociones.


Leonardo aún se sentía inconforme y el hombre pudo notar esto, así que saco su teléfono y le dijo:


– Mira, esta pintura es El Guernica de Pablo Picasso.


Leonardo se acercó a mirarlo y algo cambió dentro de él al ver esa pintura, había algo más allá de aquellos trazos y él pudo sentir las emociones que estaban detrás de cada pincelada.


– ¿C..omo hago eso? -pregunto Leonardo- como puedo hacer que mis pinturas hablen.


El señor lo miró y sonrió al comprender que el niño lo entendió.


– Pues no estoy del todo seguro, pero yo diría que es haciéndolo por lo que amas, ya sea para que mundo se fije en ello o para que aquello que amas se fije en ti.


Leonardo no comprendió del todo esas palabras, pero hicieron eco dentro de él. Esa misma noche pidió que lo llevarán al Centro histórico, ya que quería ver la Ronda de noche, para pintarla. Cuando finalizó su pintura la vio y sintió gran decepción, puesto que no le transmitía nada de sentimiento.


Después de 3 años Leonardo ya no participaba en concursos, pero seguía pintando, la persistencia de la memoria le recordaba que sus obras no tenían esencia y estaba por abandonar la pintura.


Durante una de sus caminatas para meditar si debía abandonar su mayor talento, vio frente a él a una chica de vestir sencillo, salvo por la hermosa perla que colgaba en su cuello, sin embargo, tenía una sonrisa tan pura que lo dejó sin aliento, dentro de él ocurrió un milagro equiparable con el nacimiento de Venus. Corrió a su casa y tomó su lienzo y sus paletas de colores.


– Debo retratarla, debo pintar a la joven de la perla- era lo único que articulo mientras pintaba.


Al finalizar la pintura y verla soltó varias lágrimas de alegría, finalmente entendió esas palabras que le dijeron hace años, finalmente podía escuchar el grito de su cuadro expresando amor.

Durante los siguientes meses Leonardo pinto y expuso sus obras fuera de su casa, esperando que aquella chica que se robó su corazón se acercara y consiguió su objetivo a medias, puesto que muchísima gente iba a ver sus cuadros y lo adulaban por su talento, vio varias veces pasar a la chica que amaba por la acera de enfrente, pero ella jamás se detuvo a ver sus cuadros. Esto no desánimo a Leonardo tan solo lo impulso a mejorar en sus pinturas para que aquella chica se fijará en él, pero la chica jamás paraba a ver su exposición.


Después de 1 año de esfuerzos en vano, Leonardo tomó una decisión, fue hacia donde sus padres y les dijo:


– Iré a la escuela de Atenas, quiero dedicarme al arte y allí podre mejorar, ya me ofrecieron una beca.


Después de una charla con sus padres, estos cedieron.


Al llegar la última noche en la que estaría en su hogar, al ver a toda su familia reunida, Leonardo no pudo evitar pensar.


– Esta probablemente sea la última cena que tenga con mis padres en mucho tiempo, pero haré lo que sea por la mirada de mi musa.


Finalmente, partió hacia Europa para estudiar artes, durante su estadía, en este lugar conoció a Diego, otro joven artista con el que entabló amistad.


Durante las vacaciones de verano, Diego le dijo a Leonardo:


– Es hora, querido amigo, el jardín de las delicias nos espera.


– ¿Qué es eso? – pregunto Leonardo curioso


Con una sonrisa pícara Diego contestó


– Es a donde van las meninas más hermosas, además ahí está el estanque de los nenúfares, es un paisaje hermoso para pintar


Leonardo accedió y fue al parque donde ligo con una chica la cual le dijo que se encontrarán en la noche en el aquelarre, este se mostró confuso ante eso y le pregunto a Diego a que se refería la chica, este le explico que ese era el nombre en clave que le daban a una fiesta nocturna. Leonardo fue aquella fiesta y conoció el gran placer del sexo.


Durante su estadía en Europa Leonardo adquirió gran experiencia y fama por su uso de la técnica de las acuarelas, sus pinturas llamaban la atención de quienes pasaban cerca de las mismas, sus colores tan vividos y expresivos hacían imposible que su arte pase desapercibido.


– ¿Seguro volverás a tu país? Muchísima gente aprecia tu arte aquí, tienes fama y chicas, sin lugar a duda puedes hacer mucho dinero – le dijo Diego a Leonardo.


– Así es, a pesar de todo aquello, el juicio final sobre mi arte solo lo tiene una chica, aquella que fue mi musa y me permitió poner el alma en mis obras, solo quiero que ella apruebe mi arte, no necesito fama, dinero ni mujeres, solo que a ella le gusten mis pinturas.


Y así Leonardo volvió a su país, abrió su galería en el mismo lugar que la tuvo hace varios años, pero la historia se repetía, la gente se acumulaba para ver su arte, pero a pesar de que la chica a la que amaba pasaba por la acera de enfrente, seguía sin mirar su arte.


Por azares del destino, un día Leonardo tropezó con aquella chica al doblar la esquina, la chica le dijo:


-Discúlpame – hizo una pequeña pausa – ¿Acaso eres pintor?


Leonardo se paralizó ante esas palabras


– ¿A.. acaso me reconoces? – le dijo con esperanza en su voz, quizá la chica lo había visto y por timidez jamás se había acercado a él


La chica negó con la cabeza


– Para nada – soltó una pequeña risita- soy ciega, pero puedo oler un fuerte olor a acuarelas en ti, ¿acaso eres famoso?pequeña risita- soy ciega, pero puedo oler un fuerte olor a acuarelas en ti, ¿acaso eres famoso?

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