Estaba sentado en una habitación totalmente desolada, un olor a oxido y putrefacción emanaba en el lugar se encontraba sentado en una silla totalmente atado de manos y pies, sus ojos estaban libres, pero mantenía la vista borrosa y lo único que visualizaba era como la luz de la luna apenas iluminaba por una pequeña ventana ¿Cómo había terminado ahí?

Todo comenzó con ella. Ver a aquel chico en su aula de clase era una de las mejores cosas que le pasaban en el día a aquella joven, verlo casi a diario la ayudaba a salir de aquellos demonios en su cabeza que la atormentaban todas las noches. Akira era el nombre de esta chica, una joven de dieciséis años de edad de cabellos rojizos ojos color miel y piel casi tan blanca como la nieve; estudiante de primer semestre en una de las escuelas más prestigiadas de Japón, era tímida por lo cual nunca tuvo el valor para poder acercarse al chico que le gustaba. Él llevaba por nombre Dai, físicamente era unos quince centímetros más alto que Akira, su piel era quizá un tono más oscuro que el suyo, nació con heterocromía por lo cual sus ojos tenían un color oscuro mientras que otro tenía un precioso color verde.

Ellos no se hablaban en lo absoluto en el aula de clases, pues a pesar de que se sentaban el uno al lado del otro no tenían como la necesidad de entablar una conversación la cual dure toda una clase o todo el día quizá, las únicas palabras que llegaban a intercambiar eran cosas como “¿Recuerdas que clase tenemos hoy?” o también otras que intercambiaban muy seguido eran “¿Entendiste esto?, lo siento, no soy buena en matemáticas y me cuesta algo de trabajo comprender esto al inicio”. Para su quizá mala suerte, ella siempre era la que iniciaba esas preguntas, él no hablaba con ella en lo absoluto y eso quizá le hacía sentir como si el mundo se fuese a acabar. Le gustaba tanto que el simple hecho de hablar ya era un total infierno para ella.

Pero un día, todo dio un giro muy inesperado, pues en aquella clase tan aburrida de literatura clásica tenían que hacer un trabajo en parejas y la profesora fue quien armó los equipos, y para su buena suerte, le tocó hacer equipo con él. Todo fue tan irreal para ella, por fin su sueño de estar junto al chico que le gustaba se estaba haciendo realidad y aún recordaba perfectamente lo que él le dijo al terminar las clases de ese día “¿Quieres ir a mi casa para empezar a hacer el trabajo?”.

Quien diría que esas simples palabras cambiarían totalmente la relación que ellos dos tenían, pues el verse bastante seguido para realizar aquel trabajo provocó que su relación fuese evolucionando de una manera muy buena para ambas partes, ya que con el pasar del tiempo dejaron de ser desconocidos y se volvieron muy buenos amigos, eran tan cercanos que Akira comenzó a alejarse de sus demás amigas para pasar más tiempo con él. Los días fueron pasando, incluso después de concluir el trabajo continuar encontrándose para ir por un helado, ir a comer a una cafetería e incluso se juntaban en la casa de Dai para jugar alguno de los videojuegos que ambos disfrutaban sin falta alguna, como lo era Castlevania y Mario Kart, en ese, ella siempre escogía a Yoshi mientras que él escogía a Bowser.

A este punto, siempre disfrutaban la compañía el uno del otro, pues ya se sentían como uña y mugre, poco a poco se convertían los mejores amigos. Ya no sabían como estar lejos del otro ya que la compañía con otras personas no se comparaba en lo absoluto con la que ellos tenían, su conexión era tan grande que llegaron a ese punto en el cual se alejaron de todos y en el mundo que habían creado ya sólo existían ellos dos.

Pero un día de repente todo se volvió muy extraño, Dai comenzó a ser más distante con Akira incluso él mismo admitió que se sentía nervioso estando al lado de la chica, ella no entendía absolutamente nada de lo que sucedía, así que un día citó al chico a verse en aquel parque en el que siempre se frecuentaban luego de clases o en días en los cuales simplemente tenían ganas de tomar algo al aire libre, aunque también solían hacer algunos picnic sencillos, pero el punto aquí no era que hacían o que no. El momento en el que ella lo citó él aceptó sin problema alguno, fue ahí que tuvieron una plática acerca de que era lo que pasaba con Dai, ella recuerda a la perfección lo que pasó ese día.

  • ¿Entonces? – Cuestionó la pelirroja luego de haber estado en silencio por alrededor de cinco minutos, cinco minutos que habían sido eternos para los dos.
  • ¿Entonces qué? – En su interior quería decir muchas cosas, pero en ese instante no se atrevía en lo absoluto.
  • Has estado muy raro últimamente, a veces ni hablas conmigo porque dices sentirte nervioso… – Ante lo último que mencionó sonó una risa algo desganada, realmente se encontraba triste por toda la situación, no entendía nada y sólo quería al menos saber que era lo que pasaba con el chico. – Sabes perfectamente que yo me pongo nerviosa porque me…

Y fue interrumpida muy repentinamente, pues los labios del chico se estamparon con los de ella, entre sus labios no hubo movimiento alguno ya que sólo fue un beso muy pequeño, luego de eso él sostuvo las mejillas de la chica de ojos color miel y cruzó su mirada con la de ella, ambos estaban totalmente sonrojados y fue ahí que el chico decidió hablar. – ¡Me gustas Akira!

Quien diría que después de eso terminarían siendo pareja finalmente, aunque a decir verdad todas las personas que eran algo allegadas a ellos presentían firmemente que ellos terminarían siendo pareja, más que nada porque ambos tenían una conexión la cual mucha gente deseaba también tener.

Gracias a que se hicieron pareja, por fin pudieron comenzar a tratarse de la manera que tanto habían deseado durante mucho tiempo. Su relación era envidiable ya que, a pesar de aún ser jóvenes, sabían que hacer para llevar a cabo una relación sana sin remordimientos ni peleas constantes por cosas que no tenían sentido alguno para su vista como lo eran los celos sin fundamento ni argumento, o el simple hecho de que sus opiniones eran diferentes en diversos aspectos, siempre respetaban el hecho de que uno pensara diferente al otro, tenían amigos del sexo opuesto no había problema alguno ya que sabían a la perfección que no se pertenecían, ser pareja no les daba el derecho de reclamar a otro como suyo sin razón alguna. Quizá en algunos momentos decían cosas como “Eres de mi propiedad”, “no te comparto con nadie” cosas que eran algo normales para bromear, Dai sabía a la perfección que no podía decir de forma literal que ella era suya. Tenían una relación admirable, sin celos obsesivos ni nada por el estilo.

Dai pensaba de esa manera y Akira también pensaba así. O al menos eso creyó el chico durante los primeros meses que pasaron juntos, los primeros tres para ser más exactos. Con el pasar del tiempo, él empezó a notar ciertas actitudes extrañas por parte de la chica que se suponía era su novia, pues ya no podía ser cercano a ninguna chica que no fuera ella pues cada vez que trataba de hacerlo, la nueva chica se alejaba repentinamente y se mostraba aterrada cada vez que veía a Akira cerca, mientras que la mencionada se mostraba feliz u orgullosa, era muy extraño. Él pensó que estaba siendo paranoico, hasta que ella comenzó a hacerle escenas de celos y hasta lo manipulaba diciéndole cosas que eran muy intimas para él incluso amenazaba con hacerse daño a sí misma si la dejaba.

Hubo un tiempo en el que él se hartó de la situación, y ahora ya se sentía tan inseguro que incluso pensaba que estaba siendo vigilado por cada persona que pasaba a su lado. Pero todo esto cambió hasta que conoció a otra chica, ella era Kazumi, era una chica más bajita que él por alrededor de ocho centímetros, tenía una piel totalmente pálida con unas lindas mejillas rosadas, ojos azules, su cabello era corto y le llegaba hasta los hombros con un color castaño claro muy precioso. Ella era una chica que era todo lo contrario a lo que su novia era. Comenzó a frecuentarse con ella y para su buena (o mala) suerte, comenzaron a salir a escondidas, pero esto fue alrededor de cuatro meses después de conocerse.

Así que el comenzó a idear un plan para poder terminar a la chica que ya no quería y que lo hacía sentir mal, por lo cual, al inicio de todo, cada que tenían una discusión el mencionaba lo mismo una y otra vez “mereces a alguien mejor”, a su parecer esas palabras estaban comenzando a dar frutos, pues ella cada vez se mostraba más alejada ante toda esta situación. Fue hasta un momento en el cual ambos se encontraban en un receso de la preparatoria, se habían juntado en la azotea para hablar seriamente acerca de su relación. Su platica la inició él, ya que por primera vez quería tomar la total iniciativa en alguna de las cosas.

-Debemos hablar de algo, Akira. – Exclamó el más alto, estaba firme en lo que pensaba y no dejaría que sus manipulaciones ni sus amenazas lo detuvieran. – Nuestra relación ya no es lo mismo de antes, no estoy dando lo mejor de mi y… – Hizo una pausa, mentía en cada palabra que decía y al parecer ella no se estaba percatando de nada de eso. – Yo… mereces a alguien mejor, Akira… Terminamos.

La chica llevó su mirada al piso, no podía creer nada de lo que él le estaba mencionando. Se negaba a la idea de terminar su relación. – Así que es aquí donde todo termina ¿no? ¿No crees que deberíamos tratar de arreglar esto? Aunque que podría esperar de esto, siempre es todo igual… – Se quedó en silencio y luego soltó una risa triste. – “Mereces a alguien mejor…” ¡No juegues conmigo! No merezco a nadie mejor… Merezco a la persona que amo. Y la persona que yo amo… – Sus palabras se vieron interrumpidas por la campana de la escuela, sin esperar se fue, dejando a Dai ahí solo.

Él por primera vez sentía una tranquilidad enorme, pues al final había terminado a la persona que sólo lo dañaba emocionalmente y lo hacía dudar de sí mismo. Dejaría pasar algo de tiempo, pues no se vería bien si luego de terminar con Akira comenzara a salir oficialmente con Kazumi, al menos para él, esto no era correcto.

Habían pasado al fin alrededor de dos meses desde que terminó con la pelirroja, y ya había anunciado su relación oficialmente con Kazumi y el anuncio había afectado a Akira a niveles alucinantes, pues cada día que pasaba se le veía más mal, sus ojos ya no brillaban tanto como antes, cada vez se le notaba más delgada y en sus ojos había ojeras que se remarcaban demasiado, ser tan blanca ya no le favorecía mucho. Aunque el chico no podía hacer nada, pues él terminó con ella porque priorizó su felicidad y bienestar. Fue egoísta y no se arrepentía, pues por primera vez se sentía verdaderamente feliz y no sentía que la nueva chica fuese a hacer exactamente lo mismo que Akira.

Para su mala suerte, su felicidad no duró mucho tiempo, pues una semana después de que oficializó las cosas con Kazumi ella desapareció, no dejó rastros ni huellas, fue casi como si se la hubiera llevado el viento. Aunque las cosas se tornaron extrañas pues al siguiente día de que su novia desapareció, también se perdió el total rastro de Akira.

Las autoridades estaban buscando a ambas chicas sin cesar, pues ninguna de las dos dejaron rastro algún donde pudieron haber ido o quien se las pudo haber llevado, o único que saben es que desaparecieron en uno de los caminos que era cercanos a la escuela, lo cual les hizo poner aquella calle como zona peligrosa para que de esa manera ya nadie más desapareciera, aunque lo primero que notaron extraño en las investigaciones es que durante el tiempo que desaparecieron, las cámaras que daban a esa calle estaban en mantenimiento por lo cual tuvieron como sospecha inicial tenían por entendido que el secuestrador estaba consiente de que las cámaras no estarían funcionando durante ese tiempo.

Mientras aquello estaba siendo investigado, alumnos comenzaron a faltar a clases y los padres de familia hacían huelga en la escuela para que hicieran algo, pero la escuela no podía hacer mucho, más que apoyar incondicionalmente a los policías que necesitaran de su cooperación. Sin embargo, había alguien que necesitaba tomar cartas en el asunto y también cooperar en la investigación, pero por cuenta propia, y ese alguien era nada más y nada menos que Dai pues se negaba a creer que su novia había desaparecido sólo porque sí, había algo detrás de todo.

Así que un día, se colocó sus tenis negros, al igual que sus jeans y una sudadera con capucha, todo del mismo color para que si alguien lo veía, no pudiese reconocerlo por la oscuridad ya que sí, estaba planeando ir a investigar durante la noche para también correr menos riesgo de ser atrapado por la policía o alguien más y que crean que él es el atacante cuando no es así en lo absoluto. Por fin había llegado el momento, se armó de valor y mientras todos en casa dormían, él se escapó con el mayor cuidado posible para que nadie lo descubriera, por suerte lo logró así que se encaminó a buscar alguna clase de pista que lo guiara hacia ambas chicas. Empezó a buscar por todos los lugares cercanos a donde desaparecieron, pero no encontró absolutamente nada, estuvo así hasta que finalmente llegó al lugar de los hechos, ¿Estaba asustado? Sí, pero no dejaría que ese miedo lo matara en lo absoluto. Un escalofrío recorrió su espalda en cuanto se adentró a aquel lugar, estaba caminando a la parte más alejada de ambas salidas, pero algo lo detuvo.

  • Te encontré. – Y lo único que aquel chico recuerda es que aquella voz era la de una chica y podía jurar que a había escuchado en algún lugar, al igual que un pañuelo con algo extraño se colocó en su nariz y boca provocando que se desmayara casi al instante.

Al abrir los ojos estaba en aquel lugar, aquel lugar en el cual nunca se imaginó que se encontraría, es en este punto en el cual se da cuenta que todo lo anterior sólo fueron sus recuerdos los cuales trataron de encontrar una razón lógica del porque estaba ahí. De repente, una luz muy tenue se encendió encima de él y escuchó unos pasos detrás de él, esos pasos se acercaron a donde estaba y alguien lo tomó de los hombros.

  • Nunca terminé mi oración aquel día que terminamos… – Ahora sabía perfectamente de quien se trataba y ya sabía quién lo había secuestrado.
  • Akira… – Trató de zafarse, pero no podía, las cuerdas estaban sujetadas demasiado fuerte. Por inercia trató de soltarse, pero no lo lograba, en uno de esos forcejeos miró al frente y notó como algo frente a él estaba tirado en el suelo. Cuando logró enfocar su vista pudo notar como el bulto en el piso frente a él era el cuerpo sin vida de la chica a quien amaba. Era Kazumi.
  • Ah, ella, el estorbo que se puso entre nuestro verdadero amor… – Suspiró con fuerza y abrazó al chico, rodeando sus hombros con sus brazos y recargando su cabeza en el hombro del mismo. – Te das cuenta rápido de las cosas, por eso me gustas Dai…
  • Suéltame. Estás loca, ¡Estás enferma Akira!
  • Yo no ocuparía ese termino para dirigirse a mí, cielo… – Se alejó de él y continúo hablando con tranquilidad. – Continuaré la frase que no terminé ese día… La persona que yo amo eres tú… Pero esto ya se terminó, ¿No es así? – Rio como una verdadera loca y se acercó a una mesa de ahí, tomando un cuchillo el cual comenzó a afilar, el pánico estaba a nada de matarlo. – Por eso… – Sin decir más, lo apuñaló sin remordimiento alguno, no demostraba ninguna emoción. – Muere.

No podía creer que ahí su vida acabaría. Poco a poco su pulso iba disminuyendo. Su vista estaba borrosa. Lo último que vio antes de morir fue como Akira lloraba, estaba arrepentida de matar al chico que decía amar. Ella cortó su cuello con el cuchillo que, además de arrebatarle la vida a su amada, le arrebató su vida a la pelirroja e instantes luego, le arrebataría la vida a él.

Etiquetas: horror romance suspenso

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