Cap.1: Rumbo a Chile


[Entre () encontraras los pensamientos del personaje, entre «» sus diálogos y entre ** las onomatopeyas]


(Amanecía un día más en Yokohama. Los suburbios de la ciudad se veían con claridad desde el enorme ventanal de mi apartamento. Me levanté de la cama sin esfuerzo, con ganas de empezar con el pie derecho este gran día.)

(Aquella ciudad era el epicentro del crimen y la delincuencia callejera. Todos los días había decenas de enfrentamientos entre pandilleros… sumados con los altercados que generan las grandes mafias que controlaban en aquel momento la ciudad.)

(En los pocos escenarios del crimen que he podido intervenir donde la mafia haya tenido la cabeza metida, eran escenarios extremadamente sangrientos y sin escrúpulos)

(No tiene nada que ver con la calma que se respira en los barrios bajos)

(Aquí abajo las peleas nunca exceden de uno a dos tiros en extremidades no mortales, lo mismo con apuñalamientos, palizas y de vez en cuando se ve algún mutilamiento… pero nada comparado con la actividad de la Mafia)

[…]

Ono Estaría interiorizando en sus pensamientos todo esto, mientras deambulaba por su casa, vestida ligera de ropa. Tras salir de su espaciosa habitación, ono se dirigiría hambrienta hacia la cocina, que se encuentra tras pasar los cuartos de baño y el cuarto de invitados.

Una vez en la cocina, y aun reflexiva, Ono sacaría de la nevera un par de cebolletas frescas, jengibre, zanahorias, un bote de salsa de soja casi acabado, un tupper con algo de cerdo y una vez dejado todo esto sobre su encimera de mármol, agarraría una cerveza y cerraría el frigorífico.

[…]

La cocina de Komachi-san era bastante grande. Era una diáfana sala con en medio una isla de mármol negro con unas banquetitas de acero. Era una cocina de tipo americana con todo el equipamiento que esta puede tener… Un horno de convección automatizado de acero, una gran zona con 6 fogones de gas rodeada por más encimera de mármol negro… Una campana extractora de humo de cristal… El fregadero era doble y tenía un grifo de tipo manguera, y justo debajo de este había un lavaplatos automatizado y una lavadora de acero. Al final de la cocina que como podéis ver era completamente monocroma, Ono tenia un gigante frigorífico de 3 puertas, color amarillo chillon.

[…]

(abrí la cerveza con mi formidable mesa de piedra y le di el primer traguito antes de ponerme a hacer un rico desayuno… Pero me faltaba lo más importante… ¡LA HARINA PARA EL JAOZI!)

[…]

(Los Jaozi son un plato super típico de mis tierras, es tan simple como una masita de harina rellena y cocida al vapor)

(Allí en Japón, los Jaozi son tan amados y queridos por el pueblo, que se dice que cuantos más logras comer más fuerte te vuelves. Dioses y antiguos guerreros legendarios gozaban de estas delicias en cuentos y fábulas que recorrían todo el país a lo largo de eras)

[…]

(Pegue otro traguito a la cerveza y me puse a cocinar, el reloj del microondas marcaba las 09:00 de la mañana, asique era una hora estupenda para empezar con el desayuno)

(Lo primero que hice fue agarrar una tacita de mi estantería, y de esa misma agarré un gran bol de bambú. Recogí 4 tazas de la harina y las eche al bol, seguido de acercarme a el grifo y cargar la primera taza de agua)

(Tras añadir la primera taza de agua, extendí el brazo hacia el grifo para llenar la taza de nuevo hasta la mitad y después cerrar la corriente del agua)

Teniendo en el bol las tazas de harina y agua, Ono Komachi se acercaría hacia los fogones y agarraría el aceite de sésamo, para volverse de vuelta al bol.

(Echamos un culito de la taza, de aceite de sésamo… Y ahora tenemos que mezclarlo con las manitas…

(En mi aldea usábamos enormes mazas de madera, pero aquí no tengo asique con mis delicadas manos mucho mejor…)

[…]

Ono amasaría durante unos 10 minutos, hasta haber formado una masa redonda y lisa, la cual forraría con algo de papel de plástico y guardaría en el segundo cajón de su enorme frigorífico.

(Dejamos la masa reposar mientras nos ponemos con el relleno, esta es la parte más personal de cada aldeano… ¡PORQUE HAY 100.000 COMBINACIONES!)

[…]

Ono se situaría en la isla de mármol y sacaría de un armario a sus pies una gran tabla de madera, con unos 5cm de ancho. Tras colocar la tabla en la mesa y asentarla con un trapo debajo para que no resbalase, Ono sacaria de otro cajón, a la altura de sus caderas, un gigante cuchillo de golpe.

Seguido a tener la tabla colocada y el cuchillo listo, Ono se voltearía hacia los armarios de atrás y cogería un juego de boles de bambú muy parecidos al que había usado para la masa, pero esta vez de varios tamaños diferentes.

Con todo listo sobre la mesa, Ono cogería el jengibre y lo pelaría ayudándose de una cuchara que sacaría rápidamente del mismo cajón del que saco el cuchillo.

Tras pelar el jengibre lo apartaría a un lado de la tabla y agarraría la zanahoria, la cual la pelaría habilidosamente con el filo de su tosco cuchillo carnicero. La zanahoria quedaría perfectamente pelada sin ningún tipo de imperfección y con una forma lisa y prácticamente simétrica.

Aparta la zanahoria pelada junto al jengibre al otro lado de la tabla.

Ono agarraría la cebolleta fresca con decisión y de una tajada fuerte comenzaría a cortarla en finas tiras de juliana. Los cortes eran verdaderamente rápidos y certeros, en apenas 2 segundos la cebolleta estaría cortada y seguido Ono cogería la zanahoria pelada, la cual tras 3 tajos rápidos dividiría en 3 a lo largo.

Juntaría las 3 láminas de zanahoria y comenzaría a cortar en finas tiras a gran velocidad de nuevo.

Tras tener cortada la zanahoria, cogería el jengibre y lo voltearía sobre la tabla. Después asestaría decenas de cortes paralelos a lo largo del jengibre, para acabar picando estas pequeñas tiritas , formando unos pequeños cubos finos.

Con varios movimientos secos de su cuchillo, Ono recogería todas las verduras picadas y separándolas, las pondría una a una en boles diferentes

Komachi-san abriría un tupper y sacaría los restos de cerdo crudo que pudiesen quedar, echándolos sobre la tabla.

Pondría su cuchillo en posición y se pondría a picar la carne de forma despiadada y frenética. En apenas 7 segundos consiguió convertir unos gruesos trozos de cerdo de 7 cm de largo en carne picada de cerdo.

REALMENTE HABILIDOSA CON EL CUCHILLO

[…]

(Cuando tenemos la carne picadita, la juntamos con las verduras y mezclamos bien con la mano… Unas cucharadas de salsa de so…)

Al parecer Ono solo pudo echar 1 cucharada y ¾ porque el bote ya se habría gastado…

Ono Komachi al ver que el bote se queda vacío lo tira lejos rompiéndolo en el suelo.

(Pero no pasa nada si no hay soja, porque ahora toca la mágia de la receta… las especias)

Ono agarraría de cerca de los fogones una pequeña cajita con varios cajoncitos, de los cuales sacaría diversas especias orientales como pimientas, currys, masalas, sales, y alguna hierba que otra… Las cuales añadiría siguiendo las cantidades de la ancestral receta de su madre a la mezcla de carnes y verduras

[…]

(¡Y MEZCLAMOS!)

(Cuando el relleno está listo, lo guardamos en la nevera junto a la masa, que lleva unos minutitos ya ahí metida… Y ahora… ¡A ESPERAR! Como en la buena cocina, todo lleva tiempo, el tiempo es el ingrediente que terminará de darle el mejor sabor a estos jaozi… Lo dejaré ahí por unos… 50 minutos o… 1 hora…)

[…]

Ono en este tiempo aprovecharía para terminar de beberse lo que pudiese quedar de cerveza y cambiarse de ropa a un atuendo más formal, sin acomodarse todavía todas las armas y cuchillas… Solo la ropa.

1 hora y 10 minutos más tarde…

(Bueno esto tiene que estar ya…)

Ono Komachi se acercaría hacia la nevera , de donde sacaría la masa de los Jaozi.

Tras pasar un trapo para limpiar la tabla de madera donde había cortado las verduras y la carne, Ono espolvorearía algo de harina y amasaría la masa de los jaozi hasta formar un churro de unos 3 cm de gordo.

Agarraría de nuevo su cuchillo y cortaría la tira de masa en pequeñas bolas de entre 2 o 3 cm. Las cuales espolvorearía con un poco más de harina antes de pasar al aplanado y relleno de los jaozi.

En total salieron 12 bolas de masa para Jaozi, lo que resultaría en un total 12 Jaozis si conseguía cerrarlos con la masa de manera correcta.

[…]

(El amasado es una de las partes más importantes cuando hacemos Jaozis, voy a usar este pequeño rodillo para estirar los bordes de la bola de masa, formando una amplia oblea con los bordes finos y un centro más grueso que pueda soportar luego el peso del relleno…)

(Este proceso se hace siguiendo la teoría de los jugos que soltara el relleno al cocinarse, empaparán la masa y la reblandecerán hasta deshacerla si esta está muy fina)

(Se la deja el centro más grueso para todo lo contrario y que el relleno quede bien cerrado con la masa y no se escape ni una gota de jugo)

Ono haría todos estos procedimientos tras sacar de su nevera el relleno que guardó previamente y un pequeño y fino rodillo de madera del mismo cajón del que anteriormente había sacado el cuchillo y las cucharas.

Con una soltura impresionante Ono terminaría de amasar las 12 bolas de masa, obteniendo 12 obleas perfectamente elaboradas para rellenar con el cerdo.

Ayudandose de la cuchara que usó para pelar el jengibre, Ono rellenaría y sellaría las 12 obleas de Jaozi, formando 12 pequeños y hermosos saquitos.

[…]

-«Mi padre siempre dice que si haces algo con tus manos que más tarde alguien vaya a consumir o utilizar y si durante la elaboración le aportas buenas intenciones, los elementos terrenales son capaces de transmitirse y alimentarse de estas intenciones creando efectos maravillosos en el resultado final… Esa es la base de todo conjuro o de todo platillo»-

[

(Los Jaozi no están terminados si no los cocinamos, asique voy a agarrar una sartén de los armarios de debajo de los fogones, y ponerla sobre uno de estos)

(La sartén a calentar mientras preparo una tapadera y recupero la tacita para llenarla con algo de agua y dejarla cerca de la sartén)

(Cuando la sartén empieza a notarse caliente, echo un poco de aceite de sésamo antes de disponer de manera espiral los Jaozis en el fondo de la sartém.)

(Tras ponerlos, apoyados por la base, los dejaré 2 o 3 minutos que tuesten antes de bajar el fuego, echar el agua en la sartén y taparlos con la tapadera)

(Esto se hace para que con el vapor que suelta el agua al evaporar, se cocinen los jaozi por fuera y dentro)

(Los dejaré cocinándose tapados unos 8 o 9 minutos a este fuego)

[…]

Tras pasar los 9 minutos, Ono agarraría de uno de sus armarios, un plato del mismo tamaño que la sartén, el cual lo pondria a modo de tapa para poder voltearla de un movimiento seco y dejar caer los Jaozi ya cocinados sobre el plato, listos para comer.

(Pero amigos, esto pese a parecer terminado no lo está…)

Ono se dirigiría corriendo hacia su habitación y metería la mano bajo la cama, para sacar un bote de soja nuevo.

(No hay Japones que se precie que no tenga salsa de soja, arroz y especias en su casa…)

De vuelta a la cocina, Ono apoyaría el bote de salsa sobre la encimera, al lado del plato con los Jaozi humeantes recién cocinados, y caminaría hacia la nevera, de donde sacaría unos brotes de cebollino fresco.

Tiraría los brotes sobre la tabla con rabia y agarraría el cuchillo decidida para picarlo de una sola pasada.

Tras cortarlo, Ono hace un movimiento rápido arrastrando el cuchillo para recoger el cebollino y asentarlo sobre el plato de los Jaozi.

(Mire la hora en el microondas y marcaba las 10:30 de la mañana, todo va como la seda… casi…)

(Me agache hacia uno de los cajones más bajos de la isla central de la cocina. De este cajón saqué una cajita de madera bordada donde guardo mis palillos, mi cuchara y mi platillo para las salsas)

(Cargué mi cuenco con un poco de salsa de soja y agarré los palillos junto a el plato de Jaozi para llevármelos a el sofá y desayunar)

Al sentarse en el sofá y apoyar el cuenco sobre la mesa, Ono agarraria un cojín para ponérselo sobre las piernas y apoyar en este el plato de Jaozi. Ono hambrienta y con la boca en agua, tomaría el primer Jaozi y se estirariahacia la mesa de la sala para mojar este en un poco de salsa y llevárselo hacia su boca abierta…

*BING*

El ordenador portátil que se encontraba en la habitación de Ono, suena dejando una notificación.

A lo que ella en reacción devuelve el Jaozi que había cogido del plato, apoyando este ultimo sobre la mesa. Liberandose del cojín que tenía encima se levanta exaltada y camina hacia la habitación

(¡Al fin!)

(¡Ha llegado ya!)

Komachi-san acababa de recibir por email su billete a su nuevo destino, el mismo Chile… Unas tierras problemáticas donde las haya.

(Muchísimas personas me han afirmado que Sudamérica es uno de los lugares con mayor tasa de delincuencia y redadas… Estaré entretenida por un tiempo… Y creo que va a ser una experiencia enriquecedora poder conocer mundo y nuevas gentes, para mi crecimiento y la expansión cultural… Así todo el mundo tendrá un pedacito de mi)

(El billete no me costó mucho conseguirlo, simplemente me metí en destinos lejanos desde la costa y había decenas de ferris y grandes barcos que viajaban a las Américas. Chile me atrajo en especial por su naturaleza no voy a negarlo.)

(Y el dinero no fue mucho impedimento, por el momento tengo un buen colchón económico *HEHE* soy una chica ahorradora)

(La cuestión es que todo iba según lo planeado, el ferri saldría del muelle a las 17:15 asique tengo tiempo de sobra para tomar mis Jaozi y preparar el equipaje… tanto mi ropa, como mis armas)

Ono, tras chequear que tenía una copia del mismo correo electrónico en el teléfono móvil, dejaría cualquier aparato electrónico en la habitación para volver a el salón, donde los Jaozi esperaban aún calentitos a ser devorados por una Japonesa con mucho hambre.

Ono arrasó con Los Jaozi en 3 minutos…

Tras haber desayunado como una digna Diosa, Ono recogería todo lo manchado y se dedicaría a fregar a conciencia cada recipiente e instrumento de cocina. Todo esto mientras se bebía otra cerveza.

Limpiar y recoger la cocina no le llevaría más de media hora, y emplearía otras 2 horas más para cargar su maleta de viaje con la ropa y necesidades que siempre lleva con ella, lo justo y necesario.

La ropa suficiente, algo de material sanitario y herbológico básico, y un poco de munición extra camuflada entre maquillaje y ropa.

También aprovecharía estas 2 horas para equiparse sus accesorios cotidianos; La katana de Hanzo, se la escondería en la espalda, tras su kimono atada con un par de cintas negras.

(Agarré la maleta y salí de la habitación hacia la salida principal, que estaba pasada la cocina. Aparqué la maleta en la puerta y volví rápidamente a la habitación, me había olvidado lo más importante… mi bolso)

El bolso del que habla Ono, es un gran bolso de cuero negro, en el que lleva escasas cosas… Un pequeño kimono doblado, algo de maquillaje, unas esposas y una compacta escopeta recortada con 5 o 6 cartuchos desperdigados. En un pequeño bolsillo interno del bolso, Ono guarda unas gafas de sol.

(Se que llevar una recortada en el bolso no es algo muy normal, pero me la tuve que llevar del campo de tiro o sino uno jóvenes podrían acabar acusados por un delito que no les corresponde… una larga historia… el punto es que no la llevo por gusto, pretendo deshacerme de ella cuando estemos en la mar)

(Con el bolso, el equipaje y mis vestimentas impolutas, estoy lista para abandonar este fantástico piso, que sin ninguna duda voy a recordarlo como el mejor hogar que he tenido en Japón…sin duda alguna…)

(Salí de casa y escondí las llaves en el sitio de «siempre»… nunca se cuando voy a necesitar volver)

(Además de llevarme evidentemente una copia de la llave maestra bien guardadita)

(en las tetas)

(Salí a la calle y eran apenas las 13:10 del mediodía, pese a tener 1h y media de camino hacia el puerto, tenía que hacer algo de tiempo antes de coger el barco, así que… )

(Me voy a una cafetería de aquí cerca a tomarme un té)

(A 20 minutos a pie de mi casa hay una recogidita cafetería con un par de mesas, y me encanta ir ahí por las tardes)

( Está colocada en un lugar perfecto porque está justo en el centro de dos grandes calles principales perpendiculares, y siempre hay algún altercado, hurtillo, encerrona, pelea, etc. En la que intervenir )

(Como solía acostumbrar, me senté en la primera mesita de la derecha, que justo se encontraba en la esquina de la calle. Me pedí un chai tea con leche de avena y azúcar de caña… )

(Algunos pensaran que soy una sibarita… Si lo piensas te mereces un culatazo en los dientes)

(Me trajeron el té como a las 13:45, es tan cremoso y aromático… sin ninguna duda mi favorito…¡CHAI!)

(No bastaron más de 3 sorbos para que al fondo de una de aquellas avenidas pudiese ver como un grupo de 4 chicos corriendo arrasaban con todo y todos a su paso. Estos 4 se perdieron girando por la callejuela de Nagazawa)

(Sin duda alguna estos vándalos tenían una entre manos, iban gritando algo y han arrollado a todos los peatones al suelo por su camino)

En el rostro de Ono se dibuja una vil sonrisa y se levanta de la sillita de la cafetería, apoyándose en su maleta de ruedas.

(No veo nada mejor para despedir la ciudad que liar un buen espectáculo para unos impresentables)

Ono caminaría sosegada arrastrando su maleta de equipaje con la mano derecha y el bolso y vaso de té con la izquierda)

(Mientras se dirigía evidentemente hacia la callejuela donde se habían metido los 4 sospechosos bebía de su té que cada vez estaba más frío.

Al entrar al callejón, no se veía ni escuchaba nada a lo lejos lo que daba un ambiente muy creepy y espeluznante, pero no le importo a Komachi-san y siguió avanzando adentrándose en este.

(Siempre repiten los mismos procedimientos… Roban en una calle mayor y se escabullen por la pequeñas callejuelas como ratas de alcantarilla para ver la recolecta, normalmente esta gente no sobrepasan los hurtos de carteras o joyas con muy poca violencia…delitos menores siempre)

(Un violador de la ley peligroso no es tan cantoso como para correr por una vía principal en pleno día, y mucho menos en grupo… Intuyo que no serán más que 4 gamberros que le han robado el bolso a unas ancianas)

Pero las tesituras de Ono se desvanecerían al escuchar a lo lejos un agudo grito de una mujer. Esto la activó los sentidos y la hizo ponerse en alerta siguiendo los gritos para llegar hacia la chica que pedía auxilio desesperadamente.

(Debían de estar bastante lejos de mí, porque me costó más de lo que pensaba encontrarles…)

(Imaginaos lo fuerte que tendría que estar gritando aquella chica para que pudiera escucharla a tanta distancia y con tantas casa de por medio.)

(Tras unos pocos minutos conseguí llegar al centro de los gritos, y la escena era de lo más macabra que había visto en meses por los barrios bajos)

( Allí estaban aquellos 4 chavales , dos de ellos a los laterales de la calle vestidos y armados; los otros 2 estaban desnudos, en el suelo en medio del callejón con aquella frágil chica también sin ropa y completamente sometida y forzada)

(La joven, al verme aparecer a lo lejos dejó de gritar vencida y agotada)

(Cuando dejó de gritar la chica hizo levantar la atención de los 2 chavales que estaban armados a los laterales, que me vieron y comenzaron a gritar)

-«Vaya, otro chochito se une a la fiesta, ven preciosa que yo y mi amigo estamos desatendidos»-

Ambos chicos armados avanzarían intimidantes hacia Ono, la cual permanecía quieta en el suelo con la cabeza agachada.

(Los 2 animales desnudos en el suelo, no se inmutaron ni un pelo ni pararon de forzar a la chica cuando aparecí, asique era la mía para lavarle la boca a leches a estos cerdos)

-«Oh vengas no seas vergonzosa, enséñanos que tienes preciosa, vas a ser buena verdad»-

Los 2 chicos estaban a menos de 3 metros de Ono e iban decididos a agarrarla. Ono les esperaba quieta, y cabiz baja.

-«¿Pero vais a usar protección no?»-

Diría Ono levantando la cabeza y metiendo su mano en el bolso

-«Porque no sé cómo se tomaría mi familia que me quedase embarazada»-

Con un movimiento rápido, Ono sacaría la escopeta recortada y apuntaría a la cabeza del primer chico, el de la derecha, para sin apenas pensarlo apretar el gatillo y hacer volar su cabeza. Con un gesto horizontal con la escopeta, Ono apuntaría sobre la cabeza del segundo chico que se acercaba a ella salpicado por las vísceras de su compañero. Sin pensarlo de nuevo, Ono apretaría el gatillo reventándole la sesera también)

-«¡QUE COJONES MiKE!»-

Diría uno de los chicos que abusaba de la joven, mientras avisaba a su colega y le hacia un gesto para coger las pistolas que reposaban junto a ellos sobre su ropa.

Ambos cogerían sus pistolas del suelo y se levantarían del suelo atemorizados intentando hacerse los héroes… a todo esto completamente desnudos dejando ver sus pequeñas «colitas» japonesas al descubierto.

-«QUE HACES PUTA LOCA EH…¡QUE COÑO TE CREES QUE HACES ZORRA!»-

Uno de los chicos armados apuntaría a Ono, creando que su otro compañero le siguiera.

Ono tenía una recortada humeante en la mano, la cual tiraría al suelo sobre los cadáveres de los 2 delincuentes.

-«No esperaba deshacerme de ella así, pero sin ninguna duda es mucho mejor que tirarla al mar»-

Uno de los jóvenes que apunta a Ono:

-«QUE DICES PUTA, QUIERES QUE TE MATEMOS NO»-

Este chico miraría a su compañero y los dos coordinados abrirían fuego contra Ono. La cual la haria recibir 12 disparos en la caja torácica, cayendo desplomada por completo al suelo frente a los 2 bandidos desnudos, que celebraban su victoria volviendo a por la víctima que tenían tumbada en medio de la calle. La chica también se encontraba completamente rendida en el suelo.

(2 vandalillos no iban ser suficientes, no tienen la sangre lo suficiente fría)

Pensaría Ono, tirada en el suelo mientras activa su habilidad NO HAS DE MORIR, curandola las 12 heridas mortales de bala y expulsando los casquillos por su pecho.

-«Que coño acaba de pasar Mike»-

Diría uno de los chicos mientras ve que su compañero está desnudo… Por lo que se da la vuelta para vestirse de nuevo, tirando el arma algo asustado al suelo.

-«Eran mis hermanos Yosu… les ha volado la puta cabeza»-

Diría el chico restante que se encontraba petrificado de pie en medio del callejón sujetando su arma.

Yosu se habría vestido bastante rápido y preguntaría al ver a la chica de la que abusaban tirada llorando en el suelo casi sin fuerzas…

-«Qué hacemos con ella… tenemos que irnos rápido de aquí Mike, hemos hecho mucho ruido… vístete, yo termino con esto.»

Diría esto mientras Yosu le da la ropa a Mike y coge su arma de la mano, para colocarse sobre la cabeza de aquella joven chica.

*TS* *TS*

Ambos jóvenes girarian la mirada hacia donde habian dejado a Ono tirada…

Pero ahora esta estaba de pie con los brazos extendidos y con dos pistolas plateadas, una en cada mano.

Antes de que el joven armado cambiase de dirección la pistola, Ono habría disparado frenéticamente sobre ellos procurando poner a salvo a la jovencita, vaciando por completo el cargador de ambas pistolas.

*AAAAAHHHHG*

OS MERECIAIS ALGO MÁS LENTO PEDAZO DE HESKORIA

Komachi-san se reincorporaría del suelo y miraría sus ropas.

(Mi uniforme… otra vez sucio… odio las armas de fuego)

Sin darle más importancia al estado de sus prendas, Komachi avanzaría hasta la chiquilla que residía todavía acurrucada sobre el suelo, tiritando y paralizada.

(La voltee y la coloque boca arriba)

-«Esto te va a doler bonita, pero mucho menos de lo que te puedan haber hecho esos animales-«

Komachi sacaría de debajo de su kimono, un par de finas cuchillas, con las que empezaría a apuñalar frenéticamente por todo el cuerpo a aquella chica.

(Es normal que cuando hago esto el cuerpo afectado empieza a convulsionar, ya que puedo perforar un montón de terminaciones nerviosas y el cuerpo reacciona)

(No la hice más de 40 incisiones por todo el cuerpo antes de poder usar mi don y sanarla al 100% pero la chiquilla ni se inmuto ante ninguna de las puñaladas… debería ser por el shock)

Evidentemente todo este proceso generó en la pobre chica un desgaste energético muy grande que la haría quedarse plácidamente dormida al haber recibido el Don de Ono.

(Tenía que llevarme a la chica de allí, pero estaba desnuda y su ropa completamente destrozada y manchada de sangre. Así Que me quite mi kimono para quedarme en sujetador y culot. Envolví a la pobre chica en él y yo me vestí con el que siempre guardo en el bolso, que es algo más simple pero la situación no podía darse más de sí)

(Cargue con la chica a hombros por unos 150m hasta que di con el primer hospedaje donde poder alquilar una habitación para dejarla a descansar)

(Fue una laboriosa tarea cargar con una maleta , una katana y una mujer dormida al mismo tiempo… y todo sin ser atracada por las calles de chile; pero llegue al hospedaje y pude dejar allí a la chiquilla en una habitación pagada para 3 noches con todos los gastos que la pudiesen surgir de ropa, comida o cualquier prestación)

(Ahí le dije adiós a mi primer kimono profesional… Estaba muy desgastado pero le guardaba un cariño especial… espero que esta chiquilla le sepa sacar partido)

(Al salir del hospedaje con mi maleta en una mano y mi katana en la otra, saque de mi bolso mi teléfono móvil… Marcaba las 14:55. Abrí la aplicación de navegador, la cual marca una ruta en el mapa hacia el puerto más cercano que indicaba un camino de 1h y 20 min a pie.)

(¡DA TIEMPO A UNAS COMPRAAAS!)

Ono, emprendiendo su marcha con un paso rápido empezaría a caminar por las calles de Yokohama con las pintas antes nombradas y asumiendo las consecuencias de llevar una katana por la calle céntrica de la ciudad.

A medida que Komachi avanzaba por la calle principal de Shikimidai la gente se la quedaba mirando y se alejaban de ella.

Algunos hombres trajeados la observaban mientras atendían apurados el teléfono… Aquellas personas pensarían que es una mafiosa o cualquier asesina a sueldo… pero nada de eso…

(Lo que yo hago lo hago por amor a la ética y la justicia)

Afortunadamente no hubo ningún altercado por la vía pública. Tuvo la suerte de no toparse con un pez gordo que la pudiese haber soltado tres palabras y cosas que no son palabras…

(KENZO’S ¡DE LOS MEJORES EN TEXTIL!)

Ono entraría a una tienda de prendas femeninas y alta costura japonesa en busca de un nuevo atuendo para el «trabajo» de apariencia formal y presentable.

Daría un par de vueltas por la tienda, sin fijarse en las tallas de las prendas, simplemente en los materiales, las costuras y el diseño.

Komachi encontraría un kimono azul muy oscuro acompañado de un juego de cintas negras, muy parecido a su anterior conjunto.

Agarraría la percha decidida para llevárselo hacia la caja y pagar.

-«Hola señorita, ¿no va a desear que le tomemos medidas antes de llevarselo o le busquemos algo más «personalizado»? «-

Diría la dependienta de la caja, algo extrañada al ver cómo iba vestida Ono.

-«No, me gusta este… Me lo llevo»-

Respondería Komachi-san apoyando el conjunto sobre la caja y sacando su tarjeta del bolso

-«Eh…”

*HAHA*

-”¿señorita está segura de que quiere llevarse esta pieza?, es una pieza de talla única y ni siquiera se la ha probado… No sé si sabe que aquí no aceptamos debolu-«-

Reclamaría la dependienta al ser interrumpida por la joven Ono.

-«Se perfectamente lo que es, y me lo quiero llevar si… Asique si es tan amable de cobrame cuanto antes…»-

Diría Ono con una leve risa y moviendo su tarjeta de crédito para que la dependienta se apurase…

-«Bueno como usted diga señora…»-

Asentiría la dependienta preparando la factura en el datáfono.

-«Pues que sepa usted que ha hecho una muy buena elección seleccionando esta prenda…»-

Añadiría la dependienta intentándose mostrar interesada

-«Es una de las «mejores», sus acabados en nylon son extremadamente resistentes a tirones… Y por no hablar de las sedas de las cintas para el vientre… Sedas de la más primerísima calidad importadas desde nuestras sedes instauradas en kainkim-«

[…]

-«¿Cuánto es?

Interrumpiría Komachi

-«Ah sí…”

*HAHA*

-”EH… Pues serian en total 203.600 Yenes»-

Respondería la dependienta algo extrañada por pensar que una mujer así vestida no podría permitirse tal prenda.

-«Uy… pues menos de lo que pensaba…»

Contestaría Komachi al escuchar el precio, y pasando la tarjeta de crédito por el datáfono que sostenía la dependienta.

El datáfono procesa la transacción y acepta el pago

-«Aceptada… que bien…»

La dependienta arrancaría lentamente el ticket para ponerlo sobre el kimono.

-«Pues muchísimas gracias por haber confiado en Kenzo’s…»-

La dependienta sacaría una bolsa de debajo del mostrador para meter dentro el kimono con el ticket.

-«Espero que disfrute de su nueva joya de la costura moderna y poder volver a … verla pronto…¿señorita?»-

Komachi agarraría la bolsa

-«Gracias… señora»

Se daría media vuelta y saldría de la tienda con su maleta, su bolso, su katana y una bolsa.

(Voy hasta el culo, me tengo que quitar cosas de encima)

Ono miraría a su alrededor y vería a no más de 30 metros una cabina de baño de pago.

(Gracias, diosa probabilidad)

Komachi cruzaría la calle cargada con sus pertenencias y caminaría hasta meterse dentro de la cabina.

Allí dentro se pondría sus nuevos atuendos y aprovecharía para esconderse de nuevo su katana fijandola con las cintas a su espalda.

(10.000 yenes por 5 minutos en ese váter… hay que aprovechar…)

(Cargué los cargadores de mis 2 pistolas… 12 balas y 12 balas… )

(La munición la guardo en la maleta)

( es poco práctico para la acción pero es el sitio más seguro si paso por algún control… Aunque con mi cara bonita suele ser suficiente)

(Salí del baño y aún quedaban 1min y 26seg facturados, pero eran las 15:30 y tenía todavía que cruzar la ciudad hasta el puerto y no perder el ferry)

(Emprendí el camino intentando pasar desapercibida y no generar ningún conflicto que me hiciese retrasarme más a la salida de mi barco, como decía mi padre: «Cabeza baja, paso firme y oídos sordos»)

(En el pueblo había mucho maleante extranjero que se dedicaba a humillar oficios artesanales como los de mi padre, y por eso mi padre me decía eso de «combatir a los ignorantes con ignorarlos»)

[…]

(Desde esa parte de la ciudad me quedaría por delante un aburrido camino por calles principales de Yokohama…)

( El unico problema que le encuentro en las calles japonesas es que tras 30 minutos caminando, sientes que no has avanzado y estás andando en círculos…)

(Aquí todas las casas y tiendas, son iguales… lo que hacen que andar por Japón sea interminable y aburridísimo)

[…]

(Cuando me quedaban 15 minutos para llegar al muelle, ya dentro de la zona más moderna de Yokohama…)

(2 hombres de alrededor 35 a 40 años completamente trajeados se me acercaron arroyándome por el andén de una pequeña vía de un carril.)

(Se me quedaron mirando y me arrastraron del pelo de vuelta a la callejuela de dónde habían salido, me tiraron tras unos contenedores de basura que nos ocultaban del resto de calles)

-«¿Qué es eso que llevas en la espalda muñequita? ¿Qué vas hacer con eso…¿cocinar la cena de esta noche?»-

Los 2 hombres con movimientos muy bruscos me agarraron y me quitaron mi katana , liberando las cuerdas de mi kimono.

El hombre que agarró la katana la desenvainaba mientras su compañero, que lleva unos puños americanos, sujetaba por la espalda a Ono, reteniéndola por el cuello.

-«De dónde has sacado esto putilla… A quien se la has robado eh…»-

El hombre de la katana se acercaría hacia Ono, que sigue retenida; levanta el filo de la espada y le coloca la hoja en el cuello.

-«Que pasa… te ha comido la lengua el gato pequeña putilla…»-

El hombre acerca su boca sacando exageradamente la lengua, dirigiéndose a lamer y besar la boca de Ono.

(Apreté mis dientes más fuerte que cuando comes cecina, y le di una coz en los huevos al de atrás paraque me soltara del cuello. Por consecuencia me quede con toda la punta de la lengua de uno en mi boca)

(Con la boca llena del sangre, el hombre intentaria gritar para ahogarse en llanto. Dejando caer la katana de Ono al suelo)

-«¡QUE COJONES!»-

Diría el hombre de los puños americanos que agarraba a Ono del cuello. Al ver a su compañero caer al suelo con la boca sangrando.

(mientras su compañero se intentaba reincorporar del suelo, saqué de debajo de mi kimono una de mis pequeñas cuchillas finas, la cual girando mi brazo hacia atrás, le clavaría en los testículos hasta que me soltase el cuello)

(No hicieron falta más de 5 perforaciones de 20cm de largo en la cavidad testicular para que ese viejo verde me soltara y cayera arrodillado al suelo, gritandome mientras intentaba frenar el desangre que tenía en los cojones)

(El primero, el que me intento besar, había conseguido levantarse y estaba yendo como un gallina a recoger la katana)

(De un sprint, le embestí y le hice una simple llave de kunfu para reducirle y seguidamente coger mi katana de Hanzo.)

Komachi-san se sacude el posible polvo que hayan cogido sus vestimentas al rodar por el suelo y se agacha a recoger la funda de su katana arrojada a unos pasos de la hoja.

-«¿Listos para vivir hombres?»-

Diría Komachi justo antes de asestar exactamente 10 cortes limpios y rápidos:

CORTE 1:

(Destinado para cortar el primer brazo del «eunuco» que lloraba arrodillado)

CORTE 2:

(Cortarle el otro brazo)

CORTE 3:

(Para terminar con el primero, le clavaremos la katana en la tripa y le empujaremos contra el suelo de una patada en los huevos)

(otra vez)

CORTE 4:

(Al que reduje se levantó una segunda vez del suelo… irónico)

(Este corte va para tus piernas, levántate otra vez)

Komachi-san cortaría de un solo tajo las dos piernas de aquel hombre que había conseguido levantarse del suelo mientras intentaba detener el sangrado de su boca, cayendo como resultado de morros al suelo.

CORTE 5,6,7,8,9 y 10

(Me colocaría rápidamente sobre el hombre al que acababa de cortar las piernas y le apuñale en su torso 6 veces)

( justo después de esto …)

Ono Komachi hace uso de su Don NO HAS DE MORIR, curando y regenerando todas las heridas y mutilaciones de aquellos 2 pobres desgraciados que pararon a la mujer que no era.

-«Buenas noches campeones… espero hayáis aprendido la lección hoy»-

-[…]

-”Por cierto, la teneis muy pequeña”

Komachi limpiaría la sangre de su katana simplemente sacudiéndola con el aire 2 veces y la volvería a envainar atándose de nuevo en la espalda

[…]

-«¡Mi maleta!»

[…]

(Me asomé tras los contenedores de basura y pude ver mi maleta en medio de la calle, justo donde me habían parado los caballeros… )

(En otras cosas puede que no, pero en respeto a las pertenencias los Japoneses somos muy cuidadosos)

[…]

(Con mi maleta ya de vuelta, retomaría mi camino hacia el puerto)

(El puerto desde donde salía mi ferry me quedaba a 15 minutos andando.)

Eran las 16:55 en Yokohama. Komachi llegará al muelle a las 17:10, 5 minutos antes de que el ferry parta)

(El viaje son menos de 15 días y es bastante completo, tengo un camarote compartido con otros 2 tripulantes 3 comidas completas al día, aparte de tanta agua como queramos. Y el extra de las vista de alta mar…)

(Va a ser un buen tiempo de meditación… )

[…]

Ono entraría al muelle apurada arrastrando su ruidosa maleta, a medida que se acercaba hacia lo que ella reconoció por la pintura, que era su barco… preparaba en su mano su teléfono móvil para enseñar el justificante del billete.

Un solo hombre vigilaba la entrada al barco y apenas se demoró mucho en validar el billete, simplemente se digno a verlo por encima e indicarla el paso.

Komachi avanzaría por el desfiladero exterior del ferry que era un pasillo con balcones y una serie de puertas numeradas que recorrían el perimetro de todo el barco, por un total de 3 plantas.

( camarote 16 del ala Este…)

(24… nada… 22… nada… 18… nada)

(¡16!)

Ono frente a la puerta de su camarote, acercaría su teléfono hacia un lector digital sobre el pomo de la puerta. Haciendo que una luz azul se encendiera en este y la puerta se entreabriera.

(¿Qué y Quién me deparará este viaje?)

Ono entra al camarote, una compacta habitación bastante equipada, con 3 camas individuales, un cuarto de baño amplio y hasta una salita con una mesa, un sillón y unas sillas.

(La cama de la ventana con vistas al mar tenía una mochila de cuero bastante pequeña encima, por lo que daba por hecho que ya estaba cogida por alguno de sus misteriosos compañeros de camarote. La cama de al lado de la ventana tenía 4 bolsas de plástico llenas de verduras y telas…)

(Me había tocado la cama escondida detrás de la pared del baño, era literalmente un rincón, pero la cama no era tan incómoda… Aunque el suelo en ocasiones es lo más cómodo)

(Para mi sorpresa en el sofá y una de las sillas ya había sentadas 2 personas. Una de ellas leyendo tranquila, y la otra tumbada en el sillón con los pies en alto apoyados en unos cojines)

(Me acerque dejando mi maleta al lado de mi respectiva cama. Para así poder presentarme y ver sus rostros tapados por el sillón, y un libro)

-«¡RON YA HA LLEGADO NUESTRA COMPI!»

Diría el joven con la venda en los ojos, asomando su cabeza por detrás del sofá y mirando a Ono sonriente.

-«¡Encantado Komachi-San!»

Diría el mismo joven saltando sobre el sofá, que alzaría el vuelo colocándose frente a ono con un saludo formal Japonés

Al levantar su cabeza de la reverencia, el joven vendado diría:

-«Eres verdaderamente atractiva Komachi-chan»-

-«KOMACHI-SAN, si te importa…»-

Respondería ono

-«¡LERIO!»-

[…]

-«¡Y RON!»-

Diría el joven sonriente, señalando al anciano que miraba con una sonrisa de oreja a oreja

-«Él, es un loco del páramo por lo que hemos estado hablando antes…»

Susurraría Lerio a Ono

-«Bueno tu acomódate preciosa… Que tenemos mucho tiempo»-

Diría Lerio levitando livianamente para tumbarse de nuevo en el sillón.

-«¿Y a qué vas tú a Antofagasta Ono-san…?»-

Preguntaría con un tono intimidante a Lerio tumbado desde el sillón.

(¡PERO Y ESTE TIO!)

CONTINUARA…

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