Isabel

En el grato momento en el que nos hemos mirado a los ojos, supe como
todo iba a terminar. Mientras vos ahí, postrada en tu cama de
acuarela, de una selva de ilusiones que no hace más que dañarte en
cada instante. Tu ahí, sin saber cómo todo pasa en la misma ilusión
con la que un niño de cinco años mira hacia la chimenea esperando
que llegue navidad. Pero uno en los años del oficio, conociendo cada
meticuloso movimiento, atetósico, prognósico o de una realidad.

Y cuan real puede ser
que yo desde aquí te vea, amor mío, mientras vos acercas
sentimientos hacia dios, acercas nuestro amor y nada de eso quiere
volver de nuevo atrás. A los momentos en los que lo que nos unió,
nos quitó del camino de estar juntos, y me miraste con una
complicidad. Sabes bien que lo que pasa no es algo del momento de
pasar, es de toda una vida que puede situar un instante, una captura
de la realidad. Esa captura que veo mientras ahí te quedas quieta. Y
no miras, conozco tu mirada Isabel, no miras hacia ningún lado.
Simplemente sobrevives a lo que surja de este momento, de una
realidad contemporánea que en algún momento piensa terminar.
Isabel, ¿Puedes un momento dejar de ser la mujer de la que cada día
me enamoré?

Quisiera volver el
tiempo atrás donde no había mucho más para pensar, dónde entre ir
a laburar, regresar a casa y tener un fin de semana libres para estar
juntos era más que un buen sueño hecho realidad. Mirando esas
películas de princesas que tanto amaste, ¿Cómo no desear que
sintamos esos momentos hacerse una vez más, en agonía de tristeza,
presentes de verdad?

Solamente quiero que
sepas, que aunque yo te veo ahí, y tu quizás me miras con un poco
de carisma, algo que te queda en la soledad que debes tener ahí, al
hacer tu la introspección de un sueño eterno, siento que te elijo
de nuevo, Isabel, todas las veces, mil vidas. Y esta fue seguro, en
la que más corta estancia nos toco juntos, volver a estar.

Si te gustan mis obras, que con tanto amor os encomiendo. Pueden visitar esta y más en 

POST MATIAS GARCIA.