Ramillete de Pensamientos

La mente en blanco, como un papel a punto de ser escrito. 

Sin ideas claras, como es de esperar en estos últimos tiempos.

¿Qué se responde cuándo preguntan «¿Qué te pasa?» y no lo sabés?

Al instante otra pregunta que tampoco le encontré respuesta. Una nueva incógnita.

Y así mi día en un loop de incertidumbre. Al parecer, la única persona que me saca de ese estado cíclico sos vos, aún sin decir demasiadas cosas importantes. 

¿Qué tendrás? Otra pregunta sin respuesta, y van…

Me da temor pasarme la vida no sabiendo responder a ésta última. Me da pánico que te quedes en mi vida clavado como una espina tan profunda que sea prácticamente imposible de sacar, porque eso sos: Una espina. 

Nada bueno puede hacer una espina, más que espantar, doler y molestar. La espina ya tiene a la rosa y viceversa. En cambio yo me siento una niña que, aún sabiendo que la rosa tiene espinas, se acerca a tocarla.

¿Y qué pasa?

Se la clava y llora. 

Pero no sale corriendo, no aprende la lección. Le gustan las rosas, esa rosa. Porque el resto le dan miedo.

Al resto no se acerca.

Y todas las rosas son iguales. 

Quizás sea hora de cambiar de flor, de cambiar a alguna que no tenga espinas. Me pregunto si una Margarita, pero con ellas uno viviría preguntándose «¿Me quiere o no me quiere?».

Quizás un Girasol, pero ellos al caer la noche se entristecen, se les desaparece la vida.

Quizás un Jazmín, pero tanto sol los quema, tanta agua les hace mal. Necesitan un cuidado especial, duran poco. Y yo necesito una flor que dure.

Quizás unas Fresias. Aún no tengo algo que objetar sobre las Fresias, pero luego de las malas experiencias con otras flores, preferiría ir con cautela.

Lo que tengo en claro es que hoy, mi flor preferida son los Pensamientos, todos los días compro de esas, son mis preferidas en este momento porque así es como se encuentra mi mente: Como un campo lleno de pensamientos.

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