EL MIEDO Y AMOR DEL MISMO LADO

EL MIEDO Y AMOR DEL MISMO LADO

A veces no sé qué decirle a mis padres lo que realmente quiero hacer, porque ni yo estoy seguro de lo que quiero hacer, es difícil todo esto. Quizás todo sería mejor si estuvieras aquí conmigo Jonny -Le decía Stéfano escribiendo en el diario de Jonny, donde él sentía que Jonny desde el cielo podía leer lo que su hermano menor le decía cada día-.

Al cerrar el diario, el padre de los hermanos llama a Stéfano para que se apresurara en ir a comprar el pan, ya que tenía que ir a trabajar temprano. Stéfano baja al primer piso, donde se encontraba su padre, recibe el dinero, y va por el pan con la bicicleta de Jonny. En el camino, se pone a pensar en lo que hará hoy luego de su primera clase de inglés en el Británico, si es que irá a jugar fútbol con sus amigos, o se quedará en su computadora.

Al regresar a casa con el pan, el padre de Stéfano ya había salido por el trabajo. Su madre le decía que estaba tan molesto por la hora, que tuvo que irse sin el desayuno. COMO SEA -decía Stéfano, mientras su madre hablaba-.

Luego de que su madre hablara con Stéfano, él se fue a su habitación para alistarse para su primer día en el británico. Tomó algunas cosas como el lapicero, un cuaderno, y el libro mismo de la institución, se despidió de su madre y salió por el tren eléctrico para llegar al británico exactamente a las 10:45 que iniciaba su clase. Al llegar, estaba algo nervioso por no conocer a nadie, y suponía que otras personas podrían estar en otro nivel de inglés cuando incluso este clase será su primera en el británico. O eso es lo que creía hasta que escuchó a todos cómo hablaban, observó sus vestimentas, sus posturas, la secuencia lógica de sus palabras, y cada maldito gesto que realizaba cada persona que quería hablar en esa clase. Stéfano pensaba que esta clase no es más nada que solo un salón lleno de personas estúpidas que creían que aprenderían algo. Y luego de que todos hablaran diciendo sus nombres, ahí es donde la voz de la profesora comenzaba a escucharse cada vez más fuerte, como si estuviera inconsciente y estaría volviendo a la realidad. JOVEN, USTED EL DE POLO BLANCO- decía la profesora-. Stéfano reaccionó y la miró a los ojos, y es ahí donde se dio cuenta que la profesora le hablaba a él.

Stéfano: Sí? me habla a mí?

Profesora: Sí, le hablo a usted, ¿podría decirme su nombre, por favor?

Stéfano: Stéfano, ese es mi nombre. ¿Y el suyo?.

Profesora: Lo dije al comenzar la clase, pero parece que no estuvo atento a lo que decía. Soy la profesora Molly, pero cómo dije al principio de la clase, me pueden llamar Molly.

Stéfano: Bien.

El hermano de Jonny, al salir de su clase, decidió que se cambiaría a turno noche ese mismo día, y fue así que lo hizo sin consultar a sus padres. Él pensaba que no habría nada de malo, que quizás encuentre otro salón lleno de personas que no sean tan estúpidas como las que él encontró esa vez.

Al día siguiente, Stéfano le escribía a Jonny en su diario de nuevo contándole lo que pasó su primera clase, y lo que hizo, y terminó con: No creo que se moleste papá ni mamá por el cambio de turno que hice, ¿verdad Jonny?.

¿JONNY?-preguntó su madre-. Stéfano volteó a ver a su madre parada en la puerta de su habitación.

Stéfano: ¿Jonny? ¿por qué lo mencionas?

Madre: Porque te escuché diciendo «¿verdad Jonny?»

Stéfano: No lo hice, ¡tú estás demente!

Madre: ¿Qué dices?, primero háblame bien, y segundo ¿por qué coges el diario de tu hermano? ¿a caso no sabes que todas las cosas de él son sagradas? hasta incluso mencionarlo como si estuviera contigo en esta habitación! -gritaba-.

Stéfano: Tú sí estás demente, ¡ahora déjame en paz! -gritaba-.

Es ahí donde el hermano menor cogió la bicicleta de Jonny y se fue a pasear por las calles de Lima mientras lloraba sin ningún consuelo pensando en la muerte de su hermano mayor.

Quizás todo estaría mejor contigo Jonny, todo estaría mejor -decía Stéfano mientras manejaba por una pista vacía-.

Al volver a casa, la madre de los hermanos se acerca para hablar con Stéfano, y preguntarle por qué hablaba como si Jonny estuviera ahí. A lo que Stéfano solo le comentó lo que hacía cada mañana para saludar y contarle a su hermano lo que pasaba en su vida. Su madre imaginó por lo que sentía su pequeño hijo, comenzó a abrazarlo hasta que Stéfano le comentó lo del cambio de horario de sus clases en el británico.

Madre: ¿Cómo que te cambiaste de horario?

Stéfano: No pensé que sería importante, lo lamento, solo no quiero estar en ese salón, y si lo siguiente que harás es preguntar el porqué, es porque ese salón está lleno de personas que no me aportarán nada bueno en la vida.

Madre: Entiendo, bueno de todas maneras lo iba hacer, necesito que por las mañanas y tardes me ayudes en el trabajo, y en la noche sería genial que vayas al británico.

Stéfano: Sí, normal, entiendo.

Ese mismo día por la noche, Stéfano llegó tarde a su clase, por lo que solo quedaba un asiento vacío, y ese era al lado de una chica que parecía que trabajaba en un banco.

Stéfano se sienta, y la saluda. Ella solo lo miró y con una mirada no tan agradable respondió: Hola.

Stéfano: ¿Quieres que nos llevemos bien? Entonces cambia esa ridícula cara y ponte ayudarme que estoy algo retrasado, llegué tarde porque un maldito señor que me quería..

Chica: No me interesa saber por qué llegaste tarde, solo cállate y atiende a lo que te diré lo que avanzamos.

Stéfano: Bien, ya me estás agradando un poco, quizás no eres estúpida, aunque tu rostro diga lo contrario.

Chica: Sí, bien.

Stéfano: Por cierto, ¿trabajas en un banco?

Chica: ¿Por qué preguntas eso?

Stéfano: Por el pantalón y tu blusa, en serio ¿no te ves al espejo?

Chica: Como sea, avancemos..

Stéfano: -sonríe-.

Al pasar los días, todo parecía bien, a Stéfano le agradaba la chica que parecía que trabaja en un banco, la profesora no era tan aburrida, y sus mañanas y tardes se divertía en el trabajo de su madre. Todo parecía andar bien..

Un día, que llega Stéfano temprano, habla con la chica, que su nombre era Liliana. Pero a él le gustaba llamarla ´Li´.

Stéfano: Hola Li, ¿Qué te parece esta sorpresa? -le da una pequeña flor-.

Li: Y ¿se podría saber por qué la flor?

Stéfano: No seas aburrida, solo recíbela y guárdala en tu cartera.

Li: Bien, está bien, de todas maneras gracias. -guardaba la flor en su cartera y se acomodaba el cabello por la oreja-. Espérame un momento, voy a ir al baño.

Stéfano: Sí, anda, te cuido el asiento.

Al ir al baño, Stéfano se da cuenta que Li había dejado su cartera con el cierre a la mitad. Entonces, por querer molestarla un momento, intenta bromear quitándole la flor, por lo que al acercar su mirada más, observa una navaja ensangrentada. Vio que la sangre no estaba ceca y que era mucha, como si recién alguien se hubiera clavado con esa navaja. Al momento, regresa Li.

Li: ¿Qué haces viendo mis cosas? -haciendo gestos de rareza-.

Stéfano: No, nada, solo estaba acomodándola -alejó su mirada y su cuerpo tan rápido-.

Li: Bien Jorge el curioso, no vuelvas acercarte a mis cosas, en serio no me agrada.

Stéfano: Sí, lo entiendo señorita Troncha toro, me siento como Matilda cuando le gritaban, ¿sabes?

Li: -sonríe-.

Al salir de clases, Stéfano le pregunta si puede acompañarla un momento, a lo que Li acepta. Entonces, mientras caminaban comenzaron a bromear sobre las cosas de lo que pasaba en la casa de Stéfano. Era raro que Li se riera tanto, comúnmente sonreía muy pero muy poco.

Llegan a una esquina de la casa de Li, y Li le dice que se debe ir, que su casa queda a una cuadra y no cree que sea buena idea que sus padres la vean con él. Entonces, Stéfano entiende, y cuando se va a despedir. Li le coge la mano, y lo miro fijamente y con mucha seriedad le dice:

Li: Sé que sabes de la navaja, y si no quieres que esa sangre sea tuya y no la de mi ex, es mejor que jamás en tu maldita vida se lo comentes a alguien -lo decía mientras sus labios se movían con mucha ira y seriedad.

Stéfano: ¿Estás jugando? ¿De qué navaja me hablas? Yo jamás he visto una na… Bien, entiendo, pero no se lo diré a nadie, lo juro.

Li: Así me gusta, que seas obediente.

Stéfano al regresar a casa, corre por el diario de Jonny a escribirle todo lo que había sucedido con Li esa misma noche.

Jonny, hoy me pasó algo horrible, es la primera vez que temblé tanto delante de una chica, y es que ni parece una chica, parece una chica tan loca, pero créeme, por estas semanas que hablaba con ella, a veces no parece tan rara, pero sí lo es. Encontré una navaja en su cartera con mucha sangre, y la sangre estaba viva, no era sangre seca u algo así. -Escribía Stéfano en el diario de Jonny mientras le temblaban las manos y sus ojos se movían tanto como si no tuviera un control ni en su propia vista-.

Al pasar los días, Stéfano le habló normal a Li, como si jamás hubiera pasado lo que pasó esa noche. Y Li, también hacía como si nada hubiera pasado. Al salir de otra clase, Stéfano le pregunta si puede acompañarla de nuevo, por lo que Li acepta. Mientras caminaban ninguno de los dos inició alguna conversación sobre el tema de la navaja. Al llegar a la misma esquina, Li le comenta que sus padres no están, y que si quiere pasar a su casa un momento. Stéfano no lo pensó dos veces, y aceptó. Al entrar, suben a la habitación de Li. Stéfano se sorprende mucho por lo grande que es su casa y lo muy lujosa que es. Así que él le pregunta sobre a qué se dedican sus padres, y ella responde que su padre es gerente de uno de los bancos más importante del Perú. Stéfano se sorprende tanto, que intenta coger uno de los cuadros más preciados del padre de Li, por lo que ella le grita y le dice que no lo haga, que ese cuadro está más de 50. 000 dólares. Stéfano no lo creía, pero al saber que sus padres es un gerente de uno de los bancos más importantes del país, decidió dejar el cuadro. Al subir a la habitación de Li, se comienzan a besar. Ambos iniciaron el beso. (¿Quién besa a alguien quien lo amenaza?)

Al seguir besándose, se escucha que los padres de Li llegaron a la casa, por lo que ella le dice que se esconda debajo de su cama. Él obedece y lo hace rápido. Pasaron unos cinco minutos que fue donde su padre de Li subió, y le dijo que mañana debe ir muy rápido a una reunión del trabajo, por lo que no podrá verla en la mañana. Y se despide de su hija.

Al momento que el padre de Li se va de la habitación, Li cierra con seguro la puerta y le avisa a Stéfano que salga. Luego se echaron juntos sobre la cama, miraban el techo que tenía tantas estrellas de decoración. Y ahí es donde Liliana, comienza a decirle:

Li: Sé que esto es raro, pero eres la persona que me ha hecho reír mucho en tan poco tiempo.

Stéfano: ¿Y eso es raro?, no soy psicólogo pero la verdad siento que en ti hay un pasado que ocultas mucho. En serio me gustaría saber cuál es ese pasado.

Li: Bueno, el hombre que escuchaste entrar a mi habitación, es mi padre adoptivo. Ellos me criaron hace 8 años. El mismo año donde mis padres biológicos me abandonaron en una azotea en Chiclayo, tenía 11 años, y solo recuerdo que me pegaron y me insultaron tanto, me dijeron que fui el peor error de sus vidas -comienza a lagrimear-.

Stéfano: En verdad no me imaginaba que sería algo así..

Li: Déjame terminar -se secaba las lágrimas con una mano-. Ese mismo día, en la noche una vecina se dio cuenta de mí, porque escuchó mi llanto casi a las 11:00 pm, era muy tarde. La policía llegó por mí y a la semana me mandaron a un albergue. Ahí es donde mis padres adoptivos me recogieron. Resulta que durante los dos últimos años me di cuenta que me eligieron a mí no por lo que me había pasado, sino por ser muy blanca, y por mi cabello muy castaño. Según ellos en una de sus conversaciones de Facebook pasadas que encontré una noche, yo era la más linda, y por eso me escogieron.

Stéfano: ¿Tienes alguna idea sobre por qué te adoptaron? -le secaba las lágrimas a Li-.

Li: Sí, ellos no pueden tener hijos, resulta que mi padre adoptivo es estéril -se dejaba secar las lágrimas por Stéfano-.

Stéfano: Li, y te puedo preguntar ¿por qué la navaja?.

Li: La navaja es un ritual que hago para que en mi vida me vaya bien, cada mes ruego a las personas que más me importan que me den su sangre, y les corto un poco el muslo. La sangre que viste ese día, fue de mi ex, porque una de mis mejores amigas ya no quería darme su sangre.

Stéfano: Quieres decir que ¿no se lo pediste a tus padres adoptivos porque ellos no son personas que te importan tanto?

Li: Así es.. Es difícil entenderlo, lo sé y no te molestes por intentar hacerlo.

Stéfano: No, sí lo entiendo. -y la besa-.

Al finalizar el beso, Li le pregunta si no es tarde para que llegue a casa, por lo que Stéfano se da cuenta, y decide irse, y planearon no hacer tanto ruido para que logre salir de la casa, por lo que Li prende su lámpara y se acerca hacia la puerta de su habitación a verificar si alguien está cerca. Mientras Li se acercaba a la puerta, Stéfano mira una hoja que estaba debajo de la lámpara, donde podía leer lo que decía: «Por mucho tiempo imaginé como sería un ser que no sienta nada. No puedo vivir más con esta vida que tengo, mi cerebro no está bien y es por eso que he decidido dejarlos en este bello mundo. Lamentablemente no merezco estar viva, ya que el sufrimiento me está carcomiendo cada día».

Stéfano al leer eso, voltea a ver a Li, y sí, ahí es donde la vio, con su ropa que parecía que trabajaba en un banco, con ese pantalón tan apegado y esa blusa blanca, como la vio la primera vez en su vida. Es ahí donde Li le da la señal que lo siga, por lo que él ignora la hoja, y corre suavemente donde ella, juntos salen de la casa. Y al despedirse, Stéfano le da un beso, la abraza, y le dice que jamás ha tenido a una persona como ella, y que si alguien se preguntara si ella debería vivir, él respondería que sí, porque es lo mejor de él. Li se queda extrañada por lo que dice Stéfano, entonces le pregunta por qué dice todas esas cosas, por lo que él le dice:

Stéfano: Tenemos 19 y 20 años. Te dije que no soy psicólogo, pero sé que también no tienes ganas de vivir en donde estás. Ahora, ¿tú sientes algo por mí?

Li: Sabes que es un sí a esa afirmación y a esa pregunta. ¿Qué estás proponiendo? -sonríe-.

Stéfano: ¿Por qué no nos vamos lejos de todo esto? -sonríe para convencerla-.

Li: Qué? De qué estás hablando? A dónde iríamos? Porque quiero hacerlo pero a dónde crees que iríamos? -mirada tan extrañada-.

Stéfano: Solo coge tus cosas, y vamos tan lejos que nadie nos encuentre.

A la clase siguiente, la profesora se preguntaba por qué Stéfano y Li no asistieron el día del examen final mientras tomaba un café. Se comenzó a preguntar dónde estarían, por lo que ella observa por el televisor de la cafetería que en las noticias: SE REPORTAN DOS JÓVENES DESAPARECIDOS, SE DICE QUE LLEVAN DESAPARECIDOS 3 DÍAS.

Mientras los padres de Stéfano escuchaban la noticia luego de haber reportado la desaparición de Stéfano, encontraron el diario de Jonny, y lo que había escrito Stéfano. Comenzaron a leer todo mientras su madre lloraba sin ningún control. Y su padre la abrazaba con lágrimas en los ojos tratando de ser fuerte.

Los padres adoptivos de Liliana, siendo de nombres muy poderosos, hicieron una recompensa por el hallazgo de su hija Liliana por 10 millones de dólares.

Dos años después, los dos jóvenes fueron encontrados muertos en la selva. Ambos dejaron una hoja escrita: «El mundo no nos merece, somos más que unos simples humanos».

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