Reseña de la vida del autor y obras de su autoría
Albert Camus
Nacido de una modesta familia de colonos franceses (pieds-noirs) dedicados al cultivo del anacardo en el departamento de Constantina. Su madre, Catalina Sintes era menorquina; analfabeta y con problemas de audición. Su padre, Lucien Camus trabajaba en una finca vinícola, cerca de Mondovi, para un comerciante de vinos de Argel, y era de origen alsaciano como otros muchos pieds-noirs que había huido tras la anexión de Alsacia por Alemania tras la Guerra Franco-prusiana. Movilizado durante la Primera guerra mundial, es herido en combate durante la Batalla del Marne y fallece en el hospital de Saint-Brieuc el 17 de octubre de 1914. Hecho que propicia el traslado de la familia a Argel a casa de su abuela materna. De su progenitor, Albert no conocerá más que una fotografía y una significativa anécdota: su señalada repugnancia ante el espectáculo de una ejecución capital. Ubicados en Argel, Camus realiza allí sus estudios, alentado por sus profesores, especialmente Louis Germain en el colegio, de quien guardará un señalado reconocimiento hasta el punto de dedicarle su discurso del Premio Nobel; y también Jean Grenier
en el instituto, quien lo introduce en el conocimiento de Nietzsche.
Comenzó a escribir a muy temprana edad: sus primeros textos fueron publicados en la revista Sud
en 1932. Tras la obtención del bachillerato obtiene un diploma de estudios superiores en letras, en la sección de filosofía. La tuberculosis le impide participar en la convocatoria de agregación.
En 1935
comienza a escribir El revés y el derecho que fue publicado dos años más tarde. En Argel funda el Teatro del Trabajo que en 1937
reemplaza por El Teatro del Equipo. En esos años Albert abandona por discrepancias, como el Pacto germanosovietico y su apoyo a la autonomía del PC de Argelia del PC
francés, el Partido Comunista.
Entra a trabajar en el Diario del Frente Popular, creado por Pascal Pía: su investigación La miseria de la Kabylia tiene un resonante impacto. En 1940 el Gobierno General de Argelia prohíbe la publicación del diario y se las arregla para que Camus ya no encuentre trabajo. Camus se muda entonces a París y trabaja como secretario de redacción en el diario Paris-Soir. En 1943
es lector para Gallimard, importante casa editorial parisina, y toma la dirección de Combate cuando Pascal Pía es llamado a ocupar otras funciones en la Resistencia
contra los alemanes.
El anarquista Andre Prudhommeaux lo introdujo por primera vez al movimiento libertario en una reunión en 1948
del Círculo de los Estudiantes Anarquistas, como un simpatizante que ya estaba familiarizado con el pensamiento anarquista.[1]
Camus pasó a escribir para publicaciones anarquistas, siendo articulista de Le Libertaire (precursor inmediato de Le Monde libertaire), Le révolution proletarienne y Solidaridad Obrera (de la CNT). Camus también junto a los anarquistas, cuando expresó su apoyo a la revuelta de 1953 en Alemania Oriental. Estuvo apoyando a los anarquistas en 1956, primero con el levantamiento de los trabajadores en Poznan, Polonia, y luego más adelante en la Revolución húngara. Fue miembro de la Fédération Anarchiste.
Su ruptura con Jean-Paul Sartre tiene lugar en 1952
tras la publicación en Les Temps Modernes del artículo que éste encargó a Francis Jeanson, donde reprochaba a Camus que su rebeldía era «deliberadamente estética». En 1956, en Argel, lanza su «Llamada a la tregua civil», mientras que afuera se lanzaban a gritos amenazas de muerte.
Existen corrientes de opinión que afirman que esta ruptura nunca tuvo lugar realmente. La confusión entre las cartas a Sartre enviadas en la década del 1932 al 1954 fue el indicador de que Camus denegaba su influencia achacándola de ‘malinterpretaciones intencionadas’. Futuras indagaciones ponen en duda la autoría real de dichas cartas.
Al margen de las corrientes filosóficas, Camus elaboró una reflexión sobre la condición humana. Rechazando la formulación de un acto de fe en Dios, en la historia o en la razón, se opuso simultáneamente al cristianismo, al marxismo y al existencialismo. No dejó de luchar contra todas las ideologías y las abstracciones que alejan al hombre de lo humano. Lo define la Filosofía del absurdo, además de haber sido un convencido anarquista, dedicando parte importante de su libro «El hombre rebelde» a exponer, cuestionar y filosofar sobre su propia tendencia política y demostrar lo destructivo de toda ideología que proponga un fin de la historia.
Camus murió el 4 de enero de 1960, en un accidente de coche cerca de Le Petit-Villeblevin, lo cual para muchos resulta una muerte irónica, pues él, días antes de su accidente había dicho «No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil». Entre los papeles que se le encontraron había un manuscrito inconcluso, El primer hombre, de fuerte contenido autobiográfico y gran belleza. Fue enterrado en Lourmarin, pueblo del sur de Francia donde había comprado una casa.
Entre sus principales obras publicó Bodas, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes. En 1940, se trasladó a París y formó parte de la redacción del periódico Paris-Soir. Durante la II Guerra Mundial fue miembro activo de la Resistencia francesa y de 1945 a 1947, director de Combat, una publicación clandestina. Argelia sirve de fondo a la primera novela que publicó Camus, El extranjero
(1942), novela en la que describe las vicisitudes de un individuo el cual, imposibilitado para expresar «sentimientos» o en forjarse una «moral», solo se desplaza por la vida sin una razón ni motivo aparente, lo cual es suficiente para que cause una profunda antipatía y aversión en aquellos que lo rodean. El mito de Sísifo (1942), «, ensayo filosófico por medio del cual describe una estructura mental que Camus llama «El sentimiento de lo Absurdo»,
que bien puede compararse con la esquizofrenia o el complejo de inferioridad. Este «sentimiento» posee como característica esencial un reconocimiento profundo de nuestra propia finitud, es decir, de nuestra muerte, lo que trae consigo una desvalorización de la vida misma y de todas sus representaciones, con lo que las opciones se anulan recíprocamente; es este «sentimiento» el que en su obra «El Extranjero» intenta describir por medio del protagonista., Calígula (1945) es una de las más conocidas. Aunque en su novela La Peste (1947) Camus todavía se interesa por el absurdo fundamental de la existencia, reconoce el valor de los seres humanos ante los desastres. Sus obras posteriores incluyen la novela La caída (1956), inspirada en un ensayo precedente; El hombre rebelde (1951); la obra de teatro Estado de sitio (1948); y un conjunto de relatos, El exilio y el reino (1957). Colecciones de sus trabajos periodísticos aparecieron con el título de Actuelles
(3 vols., 1950, 1953 y 1958) y El verano (1954). Una muerte feliz (1971), aunque publicada póstumamente, de hecho es su primera novela. En 1994, se publicó la novela incompleta en la que trabajaba cuando murió, El primer hombre. Sus Cuadernos, que cubren los años 1935 a 1951, también se publicaron póstumamente en dos volúmenes (1962 y 1964). novela en la que describe las vicisitudes de un individuo el cual, imposibilitado para expresar «sentimientos» o en forjarse una «moral», solo se desplaza por la vida sin una razón ni motivo aparente, lo cual es suficiente para que cause una profunda antipatía y aversión en aquellos que lo rodean.
Hechos históricos que marcaron su época
El malentendido
se escribió y estrenó en 1944, en Francia y durante la ocupación nazi. Dos años antes, Albert Camus había publicado El extranjero, una novela con la que esta pieza establece algunas relaciones. El contexto histórico de su alumbramiento era extremadamente importante y, sin embargo, no aparece directamente en la novela, aunque se encuentra en el trasfondo y en la motivación del experimento que supone este drama.
Este experimento no es otro que realizar una gradación en la actitud ética del ser humano, de la moral casi plena a la ausencia absoluta de moral, que no parecía inverosímil en el periodo final de la Segunda Guerra Mundial. Cinco personajes pueblan el escenario de este drama: una madre y su hija que regentan una pensión, el anciano y silencioso criado que las ayuda, un cliente llamado Jan y su mujer, que no se hospedará en la pensión pero que aparece al principio y al final del texto. El hecho desencadenante del conflicto ya da una idea del carácter experimental de la obra, que está por encima de su realismo. Las dueñas de la pensión son unas criminales que de vez en cuando asesinan a uno de sus clientes para quedarse con su dinero y así subsistir. Piensan hacerlo con Jan sin reconocer en él al hijo y al hermano que veinte años antes se marchó de casa y que ahora vuelve para ayudarlas económica y afectuosamente. Ahí surge el malentendido que da título al drama: ellas no saben que Jan es su hijo y él no sabe que piensan matarlo. Esta situación provoca que el desarrollo de la trama esté lleno de réplicas anfibológicas y que sólo el espectador conozca todos los elementos de la historia. No desvelaremos el desenlace de la acción, ya lo descubrirá el lector que desee acercarse a este magnífico texto. Lo que sí nos importa es comentar el objetivo y el resultado del experimento.
Ambiente
El ambiente en el que se desarrolla El Malentendido, esta totalmente explicito en la obra, pues se habla del contexto europeo como reflejo de aquella patria desolada y desgracia, agregándole un ambiente contrapuesto, el cual es muy diferente al antes mencionado, pues cuenta con la belleza de la naturaleza cálida y reconfortante.
Por esta razón hipotéticamente se puede determinar que este contexto se divide en dos ambientes, el ambiente del mal y el ambiente del bien, como una característica resaltante de la carga simbólica y netamente contextual que tiene la obra.
De manera general la obra esta contextualizada en el ambiente de una vieja casa, que hacia las veces de una posada, no muy agradable ni mucho menos cómoda, pero donde se podía pasar la noche, (hasta que los clientes eran asesinados), ubicada en el ambiente del mal, el cual era frio, desconsolador y hostil.
La descripción del ambiente se presta para desarrollar y ubicar las personalidades de los personajes y como estos los afectan, pues los que están en el ambiente del mal se comportan con aversión, resentimiento y odio, mientras que los que están en el lado del bien se comportan como tal.
Albert Camus se basa quizá en sus propias observaciones del ambiente, debido a que al momento de escribir la obra, en el mundo se estaba dando uno de los escenarios más devastadores y repulsivos que ha tenido la historia, este fue el contexto de la Segunda Guerra Mundial, y como el autor estaba ubicado en Francia indudablemente sufrió de cerca estos hechos.
Descripción de los personajes
Los personajes dentro de esta obra, si bien son pocos, cada uno de ellos son bien representativos y simbólicos, lo que permite darle consistencia a la trama de la misma.
Cada personaje tiene un carácter único e individual, sin embargo, cada actuación de uno genera cambios y reacciones en el otro y de esta manera se va desarrollando una magnífica historia.
Los personajes principales presentes en El Malentendido son, Marta, como protagonista y La Madre, como antagonista, a continuación una descripción física y psicológica tanto de la vida interior y exterior de cada una de ellas tomando en cuenta el papel que desarrollan.
Marta es una joven que en esta obra representa la figura del antihéroe, a pesar de ser considerada como protagonista, demuestra ser victima de sus propios defectos e ilusiones. Esta chica encierra en su personaje a una mujer infeliz ante el mundo que la rodea, desdichada y con una profunda tristeza por falta de cariño y atención, lo cual la lleva a actuar de manera calculadora, indolente y descastada, menos con su madre de quien espera recibir ese cariño que tanto le falta y a quien trata con cuidados y mucho respeto, pues es la única persona con quien comparte su vida aunque de una manera paradójicamente distante.
En cuanto a la descripción física de Marta podemos decir que es una joven solitaria, que nunca ha tenido contacto físico con nadie que no sea su madre, a pesar de tener un hermano nunca recibió su cariño y apenas lo recuerda pero con mucho rencor, además, trabaja en la vieja casa donde ha vivido desde su niñez y de la cual desea escapar para no volver jamás, pues esta llena de desagradables, infelices e indelebles recuerdos.
Por la descripción del contexto en el que se desarrolla la obra, se puede estimar que Marta es una joven encerrada en un mundo al que no pertenece, suponemos entonces que su aspecto corresponde al de ese mundo, oscuro, vacío, hostil y eterno del cual con profunda avidez desea salir.
A pesar de ese lado desgraciado de este personaje, posee también habilidades significativas a la hora de convencer a las victimas que llegaban a la casa en búsqueda de hospedaje, igualmente a la hora de ejecutarlos, parece que cumplía a cabalidad su oficio de criminal, el cual desarrollaba sin la más mínima compasión, pues ya se había vuelto para ella un hábito.
En un análisis psicológico se puede decir que Marta es una mujer de carácter férreo y ambicioso, que había crecido en un ambiente frio y desalmado, como hace referencia el autor, a ese clima despiadado de Europa. Desconocía el amor, la entrega, la pasión y la ternura. Muy a pesar de esto, es una buena hija, trata a su madre con gran respeto y adoración, igualmente es una chica soñadora y posee una imaginación enorme que le permite refugiarse y pensar en ese país donde tanto anhelaba vivir, pero que desconocía totalmente.
Marta siente un gran rechazo al lugar donde vive, pues nunca ha tenido la oportunidad de ver otra cosa diferente. Nunca ha tenido amigos, novio o hermanos a los cuales compartir sus emociones o disgustos, simplemente ha vivido desde siempre encerrada y reprimida en un mundo donde solo ella y su madre existen, un lugar incoloro y sin alegrías, donde el único atractivo era matar a los huéspedes que llegaban a aquella casa y robar su dinero, hasta reunir gran cantidad para escapar con su madre a conocer el sol de mar que tanto soñaba.
Por otro lado se encuentra La Madre, quien viene siendo la antagonista, pues de cierta forma es quien se enfrenta a la protagonista. Durante el conflicto que atraviesa la obra, este personaje es el que toma la decisión y marca el destino de la protagonista, pues en sus manos estaba la felicidad de su hija, la cual depende estrechamente de ésta.
Analizando físicamente a La Madre, puede decirse que es una mujer de edad avanzada, cuyo pasado la dejo sumergida en un profundo dolor, del cual aun luego de varios años no ha podido superar y lo evade con el olvido. La muerte de su esposo, el abandono de su hijo, son episodios de su vida que dejaron secuelas y la convirtieron en una mujer sin ilusiones, sin esperanza a un futuro mejor que el de aquella vieja casa donde en compañía de su hija piensa pasar el resto de sus días.
Sin embargo, esta mujer es quien enfrenta de cierta forma a su hija, pues si bien las dos actúan como criminales y trabajan juntas en esto, Marta lo hace por rencor a su miserable vida y por querer reunir dinero para escapar de aquel lugar, pero La Madre actúa casi por inercia, el cansancio de la vejez la agobia y no tiene otra escapatoria que morir en el mismo lugar donde ha vivido siempre y sin esperanza a un mañana mejor.
Psicológicamente, puede decirse que La Madre asesina con algo de compasión y demuestra no ser una mala mujer, incluso a veces actúa bajo la presión de Marta. A pesar de esto, adora a su hija pero el dolor de su pasado no le permite demostrárselo, pues poco a poco ha ido olvidando lo que significa un gesto de amor y afecto. El cansancio de los años la ha llevado a reflexionar en su soledad, sobre la vida que tiene y quiere abandonar el oficio de asesina y arrepentirse para descansar sus últimos años en paz, pero sin pensar que su hija aun es joven y depende de ella para vivir.
En cuanto a los personajes secundarios, la obra cuenta con tres, Jan, quien es el hermano de Marta, María quien es la esposa de Jan y por último el Viejo Criado. Todos cumplen una función especifica, tanto María Como Jan representan la parte feliz y emotiva de la obra, pues viven separados del mundo oscuro de aquella ciudad donde la infelicidad estaba arraigada.
En un análisis físico de Jan se puede determinar que era un hombre bien plantado, tenía una profesión, una mujer a la que amaba y un lugar hermoso donde vivir, sin embargo, le faltaba algo para ser completamente feliz, regresar a aquel lugar que abandono hace veinte años para brindarle un poco de esa dicha a su madre y hermana.
En un análisis psicológico de su vida interior se puede notar que Jan era un buen hombre, de nobles sentimientos y que a pesar de tenerlo todo, extrañaba la presencia de su madre, poder compartir con su hermana y por esta razón decide regresar a su pasado para tratar de arreglarlo sea cual sea la adversidad que se le presente.
Jan cumple la función de “cable a tierra” pues es quien de cierta forma descree y califica el comportamiento de la protagonista. Luego de ver dos personajes principales llenos de amargura y desolación, aparece para dar contraste a la obra al momento en que se les compara, esto permite ubicar al espectador en cuanto a la obra, contrastando dos perspectivas totalmente diferentes de la vida de estos personajes.
María al igual que Jan es parte de esa otra cara de la moneda, pertenece al mundo feliz y perfecto. Parece ser trabajadora y luchadora, es la mujer de Jan a quien igual ama profundamente y esta dispuesta a apoyarlo en todo lo que haga, a diferencia de los demás personajes es creyente de Dios, característica bien particular, dado que los demás personajes, parecen negar la presencia de Dios en esa ciudad y en sus vidas Por otro lado, es una buena mujer, noble, sensible, apasionada y muy valiente. Por el gran amor que siente hacia Jan es que le acompaña a buscar a su familia y aunque ella no esta de acuerdo con el plan de Jan de no presentarse como “el hijo que regresó”, termina por permitirlo.
En esta obra María desempeña varias funciones, una de ellas es la de añadir ternura y calidez a la trama, si se compara con la protagonista puede notarse totalmente la diferencia, por lo que también da contraste a la obra y al igual que Jan, es un “cable a tierra”, descree la situación y se enfrenta a la protagonista permitiendo al espectador observar el lado “malo” lleno de rencor, odio, desprecio, vacio, dolor y del otro lado la parte “buena”, de amor, reconciliación, ternura, apoyo, felicidad y fe, contrastados estos dos polos durante el enfrentamiento.
Por último está El Viejo Criado, quien a pesar de no tener mucha participación expresiva en la obra, es quizá el personaje más interesante y simbólico durante el desarrollo de la trama teatral, pronunciando muy pocas palabras, deja en evidencia la carga emotiva que quiere transmitir el autor. Este anciano fue el ayudante en la vieja casa, al parecer era sordo y retraído, pero su participación en la obra deja claro la mentalidad de los personajes principales.
En un aspecto psicológico de este personaje se estima que el autor quiso comunicar como una persona puede vivir, metafóricamente en un infierno y al mismo tiempo ignorar que lo hace, rechazando toda esperanza, incluso rechaza la presencia del señor, simplemente decidió hacer su propio mundo sin que su entorno lo afectara. Puede decirse que este personaje cumple una función de personaje temático, debido a que el autor se vale de él para comunicarle al espectador cual es el mensaje que quiere comunicar. Al final de la obra, es este mismo personaje quien da un comunicado interesante, quien rechaza la presencia de Dios y del prójimo, vive desamparado y sumido en el vacío.
Argumento – Breve reseña de la obra
El Malentendido, de Albert Camus, es una obra bastante particular, con pocos personajes pero bien representativos a la vez. Esta obra inicia con la siembra de la duda y el misterio en el espectador, pues parte con una rutinaria y muy común conversación entre madre e hija, hasta que en un momento dado, Marta, la hija, despierta el misterio con la siguiente frase “Sus locuras no son nada comparadas con las nuestras, usted lo sabe”, dirigiéndose a su madre. Desde este momento la obra toma una dirección atrayente, descubrir cuales son las supuestas locuras de las que habla Marta y de las que su madre no quiere hacer mención.
Se hace una alusión al carácter y la fría personalidad de Marta, quien es la protagonista de la obra, ésta parece tener dos personalidades, ya que en algunos momentos es amargada y en otros momentos parece sumergirse en su imaginación y soñar con ese mundo que desconoce y al que tanto desea ir, actuando de una manera expresiva muy diferente a como es comúnmente.
La obra trata de revelar como dos mujeres, madre e hija, hacen de las suyas con los visitantes que llegan a su posada, los cuales la mayoría de las veces son hombres solos, a quienes ellas dividen en ricos y pobres.
La posada, es la casa donde ambas han vivido siempre y al no contar con el apoyo económico de nadie, deciden valerse por si solas, atendiendo hombres turistas que solo desean pasar alguna noche en aquel lugar, sin embargo, ninguno logra despertar con vida al día siguiente. La razón que las lleva a actuar de esta forma viene dada por el pasado de estas dos infelices mujeres.
La Madre, como la define el autor, es una mujer vieja y cansada de la vida que lleva, resignada en un desvaído dolor, luego de la pérdida de su esposo y el abandono de su adorado hijo a quien tiene veinte años sin ver.
Esta obra se desarrolla en dos contextos diferentes, uno es esa ciudad donde viven Marta, La Madre y El Viejo Criado, la cual es como se ha hecho referencia, un lugar desolado, frígido, desamparado de toda protección divina, oculto entre espesas nubes, cerrando el espacio a cualquier rayito de felicidad, sumergido en un pasado inagotable, esta descripción del lugar queda también reflejada en la casa donde residen los personajes principales, en la cual transita el mal, acompañando a los personajes al momento de ejecutar a sus victimas sin el más mínimo remordimiento, dejándose llevar por su ambición e infelicidad.
El otro ambiente es casi utópico para la protagonista, sin embargo, queda concretado como real cuando aparecen en escena María y Jan, quienes son símbolos del bien, de la felicidad y valores de vida. Reflejan ese ambiente de África, lleno de luz, de vida, de un presente y un futuro prometedor, donde abunda el amor, la dicha y el compromiso.
A pesar de esto, motivos muy especiales llevan a que estos dos mundos, bien y mal, se unan, desentrañando una historia de reflexión y carga simbólica.
Jan es el hermano de Marta y el hijo de La Madre. Éste abandonó su hogar hace muchos años, en búsqueda de una mejor vida que afortunadamente logró conseguir al lado de María, su mujer.
Habían pasado muchos años, y Jan a pesar de ser feliz con María, siente que le falta algo por hacer, brindarles un poco de su felicidad a aquellas dos mujeres que un día abandonó. Por este motivo decide regresar a aquella vieja casa, desconociendo totalmente cual era la situación de sus parientas y mucho menos sabia el oficio que desde hace varios años desempeñaban.
El regreso de Jan es el nudo de la trama de esta obra, que al mismo tiempo va a dejar un gran mensaje reflexivo al espectador. Este hombre decide hospedarse en aquella casa y pasar desapercibido hasta conocer cual era la situación de sus familiares, cuanto habían cambiado y como vivían. Por otro lado, tanto Marta como La Madre lo reciben como a cualquier otro solitario hombre, que de llegar a cumplir con los requisitos, pasaría a ser su próxima victima.
María se opone a la idea que tiene Jan de no decir que él es quien es, pero no pudo hacerle cambiar de parecer y termina por permitirlo.
Ya las “dos asesinas” preparaban todo para hacer de la suyas con Jan, desconociendo de quien se trataba, no obstante, La Madre tiene un leve presentimiento y trata de convencer a Marta de que ya no siguieran con sus planes de asesinar a los visitantes, y menos a éste, quien le inspiraba tanta lastima y compasión. Pero Marta esta decidida, y mantenía la idea de que asesinando y quitándole todo el dinero a aquellos hombres, incluyendo a éste, ella iba a poder reunir lo suficiente para escapar junto a su madre a conocer “el sol de la playa” que tanto anhelaba ver y sobre todo salir de aquel lugar que tantas amarguras le traía.
Finalmente sucede el asesinato, matan a Jan, y lo arrojan al rio como a los demás que ya habían matado. Es el Viejo Criado quien les hace caer en cuenta del gran pecado que han cometido, pues habían asesinado al único familiar que tenían. Esta es la escena donde se entiende el nombre de la obra, pues hubo un malentendido, que quizá fue un cobro del destino por todas las maldades que aquellas dos mujeres habían cometido. Una vez enterada La Madre de lo que había hecho decide suicidarse e ir a parar al fondo del río como probablemente yacía el cadáver de Jan.
Marta había logrado su cometido, pero ahora que su madre decide abandonarla, sus planes se le vienen encima. No iba a marcharse de aquel lugar sola, pues nunca había estado sin su madre.
La obra finaliza con el enfrentamiento entre Marta y María, esta última decide regresar al no tener noticias de Jan.
Finalmente Marta le confiesa de manera muy descarada, todo lo que había hecho con su recién llegado hermano. María se encuentra consternada ante la maldad y frialdad de aquella mujer que parecía poseída por la “bestia” pero sin embargo no odiaba, pues no podía reservar en su corazón otra cosa más que dolor ante la pérdida de su amado.
María se entrega en su dolor a Dios y le pide que la salve de aquella tragedia, clama al señor y a Él se encomienda. Esta última actuación demuestra una vez más como aquellas personas no aceptaban la existencia del Señor. Al oír los llamados de María, el Viejo Criado pensó que lo llamaba a el y aparece, esta le pide ayuda y el simplemente dice no. De esta forma culmina la obra.
Intencionalidad del autor
Al parecer, Albert Camus en esta obra quiso representar dos polos de la vida de unos personajes que están separados geográficamente en un principio, pero que un lazo de compromiso los lleva a unirse. Estos dos polos se reflejan como el bien y el mal, la ética y la inmoralidad, contrastando los dos ambientes, el cual es el “gancho” de la obra, dado que el contexto histórico parece ser de suma importancia.
El polo del bien los representa Jan y María y por el otro lado, el polo del mal lo representan Marta y La Madre. En cuanto al Viejo Criado se puede decir que es el que menos conoce lo que es el bien o la moral, ya que se encontraba inmerso en un mundo aparte donde todo era inerte e inanimado. Lo que lo convierte en un personaje interesante de analizar dentro de la obra. Se conoce que la madre del autor era analfabeta y con problemas de audición, y estas dos características se ven reflejadas en El Viejo Criado.
El autor quizá quiso hacer referencia de aquel lugar donde la apatía reinaba, reflejada a un ambiente europeo, contrastado al ambiente de África donde el sol y la naturaleza lo convertían en un lugar maravilloso. Esta obra fue escrita en Francia, cuando se desarrollaba en el mundo la Segunda Guerra Mundial, quizá por eso describa el ambiente de Europa como anarquista y tenebroso.
El hecho de que las asesinas echaban a sus victimas al río era una forma, probablemente, de sentir que su culpa era sanada y limpiada por el agua.
El conflicto de la obra estuvo basado en la creencia de Dios por un lado y el rechazo y escepticismo por el otro. Se conoce que el autor “elaboró una reflexión sobre la condición humana. Rechazando la formulación de un acto de fe en Dios, en la historia o en la razón, se opuso simultáneamente al cristianismo, al marxismo y al existencialismo” según fuentes de la Enciclopedia Wikipedia. Para la época él rechazaba toda idea que pudiese alejar al hombre de su condición de humano, y dejara todo en manos de la teología y la superstición. Quizá este es un dato importante del porqué la obra se desenvuelve en este ambiente de creencia y escepticismo.
El autor se basa mucho en como el ambiente puede inferir en el comportamiento de las personas y en este caso de los actores, pues Jan y María, se comportaban como personas educadas, con principios y valores ante la vida, caso muy contario al de los demás personajes quienes actúan con aversión ante la vida.
En la obra queda reflejado, quizá muy concientemente por parte del autor, que el amor, la fe pueden ser armas muy fuertes pero no sirven para resolver los problemas de la ética y que la creencia en Dios no permite hacer nada para evitar los actos de los hombres, por el contrario, es el mismo hombre quien debe solucionar sus problemas internos para cambiar la realidad de las cosas.
Bibliografía
- CARLOS GISPERT. Diccionario de Biografías. (2001) Grupo Editorial OCEANO. Pág. 153 – 154.
- CESAR OLIVIA y FRANCISCO TORRES MONTEREAL. Historia Básica del Arte Escénico. (2000) Quinta edición. Editorial Cátedra (Grupa Aynaya, S.A.). Madrid, España.
- Colección de diccionarios de la lengua ESPASA, El Nacional.
- ENCICLOPEDIA ENCARTA (2008).
- www.Wikipedia.com
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