El recuerdo más divino

El recuerdo más divino

Mikerduck

17/03/2021

EL RECUERDO MÁS DIVINO

Aún recuerdo tu hermoso rostro, tu risa angelical y tu profundo mirar. Llegaste a mi vida en ese momento de oscura soledad y alumbraste mi vida con tu luz celestial. Mataste las tinieblas de mi vida y cubriste mi vida de un manto divino que, si bien quisieras, cubrirías al mundo entero.

Hoy alumbras otro mundo, así como alumbraste el mío. No me sorprende, es muy de ti ser el faro en el cuarto más oscuro y guiar a los corderos que por propia conciencia se unen a tu rebaño. Tu luz es eterna y espero siempre lo sea que, si bien ilumina por sí misma, era más brillante conmigo. No envidio que hoy compartas tu brillo con alguien más, pero desearía que aún fuera conmigo.

Hoy llenas sus oídos con tan melifluo canto de sirena que endulza la mente de aquellos más amargos. Dulce canción que aún recuerdo como el cantar de un ave en primavera o aquel gusano que se queda con una melodía grandiosa. Oh dulce musa, se volvió tu perfecta armonía imprescindible a mi oído, y, hoy que ya no te escucho, me quedo sordo a tu recuerdo.

Recuerdo los tiernos roses terciopelo de tus labios, que decían mucho sin decir una palabra. Un suave indicio de algo que nunca fue concretado y que nunca pudieron interpretar los míos. Día a día al llegar la hora de nuestro encuentro prohibido, una despedida que dejaba más que las mil palabras que eran pronunciadas, ese suave toque, más débil que el de un pétalo cuando cae al piso, más suave que la brisa que se lleva a los dientes de león en el olvido. Sin embargo, siempre hubo una insinuación, siempre la hubo, pero mi mente fue ciega, tal vez fui muy tonto para entenderlo o tal vez no fue el momento.

Pero nada se compara a tu fragancia única. La solía detectar a tu llegada y la recordaba a tu partida. Nunca supe que era, pero era similar a la flor de un huizache, o quizá a algo con chocolate, no lo sé. Siempre la misma, lo que me enamoró, lo que te hizo a ti, lo que te volvía única. Hoy ya no la percibo, ya no vuela en el aire y se posa sobre mi nariz, pero me conmueve saber que alguien más goza con tu bello aroma a no sé qué y se hace mata las noches y días intentando saber qué es lo que llega profundo en su recuerdo. Espero al menos que lo haga, y si no, no merece oler tu esencia encantadora, perfecta y única, oír tu riza tintineante, disfrutar de tu meliflua voz, pisar el suelo que pisas, o si quiera compartir algo, lo más insignificante, con el ser más divino que ha pisado esta Tierra.

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