Capítulo 1:»el misterioso escondite en el cajón de papas»

Capítulo 1:»el misterioso escondite en el cajón de papas»

Ojo: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ninguno de los nombres ni los hechos son basados en hechos reales solo son simple imaginación y miedos de la propia autora

¿Como escondes secretos a la gente mas te tiene confianza? sin sentir un constante y desgarrador opresión sobre tu pecho. Juro que hace unos días yo no lo habría hecho, pero como entenderás hay veces en la vida que tienes que hacer cosas que no te gusta hacer y todo a cambio de un bien común y pienso ¿eso te hace malo?  okey okey. Les contare mi historia de una buena vez.

Un día no había nadie más en la casa de los Rodriguez que yo y las gallinas, estaba terminando mi labor y ya estaba por recoger los muchos huevos que están dejaban. Cuando dentro de un gallinero que yo había dejado abierto estaba un perro Rottweiler en frente mio casi por degollar una pobre gallina y sus congéneres asustados, algunos ya habían salido por el inmenso miedo que le tenían a ese inmenso ejemplar, que hasta ahora no había visto en la pacífica calle «Lucila Godoy Alcayaga» 

Que raro… pensó incrédulo sosteniendo en sus brazos a bartola, la gallina blanca que tiritaba mietras este firme se paraba en sus cuatro patas como un policial, elegante pero a la vez con una mirada amenazadora 

Si ve esto don Sebastian se va a enojar— decía tiritando como pocas veces estaba, acariciando a la gallina que estaba igual de asustado que el. A veces se podría describir a si mismo como medio valiente pero si se trataba de su estadía en ese lugar que consideraba su casa, temía a morir, era leal a morir con las personas que no lo temían ni lo rechazaran. 

¿Tendrá dueño? pensó SANDRO al sacar a rastras el monumental perro le escupe baba de su boca y el asqueado pasa a tocar su collar de cuero real se agacho a sacarlo, en cuanto leyó:

«déjanos entrar al perro o tendrás problemas sandro» 

Un tirón como no sentía hace mucho tiempo no tenía recorrió su gran cuerpo de la punta de sus pies a su cabeza y sus largos cabellos castaños 

¿este dueño no se anda con cosas, no?— tenia varias opciones, lo único en mente era tomarlo para luego llevarlo a la policía, me saque el delantal que había hecho la señora isabel y en cuanto desvie mi mirada me reencontré con esa voz ronca que jure no escucharía nunca más que me decía firme :

«Debes cuidarlo»— me miro a mi junto con el perro despectivo

Lo siento no puedo, la gente de aquí no quiere tener un perro y ademas… —asi en lo que osadamente  le hablaba ese señor desapareció de mi vista

Debo admitir que constantemente recibía cartas con un remitente desconocido, pero esta situación se ha escapado de mis manos yo, ¡¡A cargo de un perro!! ay que hago! gritaba desesperado internamente 

En ese momento tocaron el timbre y el perro aun seguía ahí mirándolo con desprecio, necesitaba pensar o decir algo, pero nada le salía y seguían intermitente tocando el timbre y su corazon latia a mil por hora, ¿que hago? pensando rápido en algo nuevo

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