Res non verba

Por allí va elegante, delicada y meticulosa jugando con su largo cabello brillante como el astro rey. Por allí va tranquila y sensata saludando al nuevo día abierto entre dos paréntesis.

Campo a través y a través del campo deshoja viejas trovas sin pétalos ni cáscaras molidas. Retumbos del pasado y compostura del hoy, regresando juntos a casa por navidad mas ¿dónde ha quedado el árbol adornado?…

Ella acaricia las eras a través de cristales emplomados y a su manera éstas le responden, planificando su línea de la vida. No envía heraldos ni gusta de sostener pesos materiales más tiempo del necesario.

Se siente libre sin ataduras que puedan llegan a atarla ni le importan las habladurías de la gente. ¡Llévame contigo amarrado! Deambula por aquí y por acullá con los pies descalzos. ¡Niña! Tensa espera verte hecha mujer…

Dama de ciencia oculta y oculta de pseudociencia. Ella es como esa pieza de ajedrez resistente al último movimiento. Pedazo del entero y todo cuanto no pueda romperse en pedazos.

Indudablemente ella y ninguna otra, única en su especie. Mujer refulgente que anda en mi cabeza haciendo de ello costumbre y costrosa herrumbre. Tú, loca de atar atada a la locura; boca de hiel y pechos de miel. Un suspiro tuyo se llevará seis míos…

Altares a resguardo de profanadores e indicaciones a tener en seria consideración para evitar sustos. ¡Poco decir en lo dicho! Tú acaricias briznas de hierba y a cierto cantamañanas agarrado a tu cintura implorando perdón por sus errores.

Tú, reconocible tanto al bajar los párpados como al subirlos. Mujer acompañada por legiones de mariposas traviesas y reminiscencias adormiladas. Puedo verlas cabriolear en el aire aprovechando la paz de este mágico rincón. Mano amiga y amiga de mis manos ¡como no va a serlo! ¡Es ella! ¡Es real! ¿O pueda no serlo?…

Encontronazos forzados parecen carecer de importancia cuando no causan dolor suficiente. Puede que hasta los siglos converjan entre lo absoluto y la displicencia hueca. Séalo mucho más que el amor y mucho menos que el desamor. Séalo, nunca debió pasar y sin embargo parece que pasó. ¿Quién lo comenzó? ¿Quién lo remató?…

Los diferentes incidentes dan impresión de contenerse súbitamente. La vela a punto de consumirse otorga su último aliento a una nueva existencia. ¡Metáfora de vida!

Nada puede permanecer anclado más allá del tiempo asignado.

Lejana pero cercana la busco sin descanso, estoico empero atento a las señales. Caliente y fría, fría y caliente cuan chimenea volcánica o iceberg a la deriva. Figura laminada transversalmente, espartano obelisco egipcio, arcángel sin brazos dispuesto para tocar la lira y próximo terremoto soliviantando mis sueños. ¡Sé todo o no seas nada!

Renuevas el aire del bosque tropical y el de la metrópoli que quedamente lo asfixia. Agitas a las golondrinas en sus nidos, al pasto no rumiado y al néctar no libado de las flores silvestres.

Al punto con una mano cubres la boca y me sonríes mientras con la otra te mesas el cabello. ¿Fue así la cosa?…

Me miras y te miro, me observas y te observo. No puedo quitarme ni apartarme de ti pero ¿sabes? Ni lo busco ni lo quiero.

¿Me regaló una sonrisa? O por el contrario es el mismo y recurrente sueño anticipándose a mis antojos más ardorosos. ¡Cuánta insensatez en la incertidumbre! ¿Me ha sonreído? ¿A mí? ¿A este humilde adepto desilusionado? ¡Provéeme una noche de las muchas que guardas! A cambio te donaré cada estrella que quepa en ella.

Ser lo que soy, mucho o poco, si gustas te lo entrego ya mismo. De no ser así satisfecho cargaré el peso que deba ser cargado.

Quédate conmigo silencio quebradizo. Dama de armas tomar sé que no acaricias por casualidad pues no existe providencia en tales actos. ¿Pasó o dejó de pasar?…

Mujer jalonada por intangibles presencias dándome a entender que poco de lo tangible es dogmáticamente perdurable en el tiempo. Quiero romper hasta el más insignificante manifiesto de obligatoriedad, zarandeándote si es menester llevándote un poquito arriba y un poquito abajo para que puedas verlo desde ambas perspectivas. Hirientes y polvorientos son estos pedruscos del camino mas aún así marcharemos juntos. Lavaremos los pies en los pilones y beberemos hasta saciarnos del agua de las fuentes…

Al viento se mece tu indumentaria liviana, ilustre y colorista. Desprende aroma a rosas en flor y azahar recién rociado de rocío. Así es y seguirá siéndolo, dividendo activo de mis recuerdos pero también de los tuyos. Señora de soplo cálido portadora del pecado original y de amoríos abandonados al finalizar el verano. Tú, inmaculada alma llena de deseos perfectamente confesables.

Sé que porta bondad sin necesidad de engaños ni remaches de acero. Una sonrisa, dos arrumacos y a la de tres… tres besuqueos. Sólo ella puede vestir su piel con más piel sin que sobre ni falte género. ¡Escógeme a mí! Creo que de tanto pensarte he perdido razones sobre cuanto no me conviene…

Mujer de gruesos labios apretujados en recogimiento. Quisiera que supieran como los míos tras haber probado los tuyos. Serena madurez, insensata juventud, reina pertrechada y ligeramente dolida. De serlo ¿será mía esta culpa que no se me quita?

Graciosa, encantadora, risueña y esperada. Es mi condena y mi sacra redención circundando el dedo corazón. Mi pensamiento más empírico ¡por veraz lo tengo! ¡Ay! Mujer con curvas profundas que sin quererlo se llevan por delante a este galante hombre hecho a base de rectas largas y casi infinitas…

En algunas ensoñaciones la recuerdo vestida de cándida armonía con un gran lazo rojo en el pelo. Sin embargo ¿si no era ella? Mi alma de cazador desarmado no puede caer en semejante deriva. ¡Debe ser! ¡Tiene que serlo! ¡Séalo!

Evocas avalancha de emociones y por el motivo que sea terminan siendo princesa y vagabundo. ¡No se me quita tu aroma de mujer! ¡Hace tanto calor acá! Sea notoria mi majadería pues he dudado de mis sentimientos o no he sabido darles oportuna interpretación… Será el sofoco. Sin embargo mías son mis dudas y altaneros mis sinsabores. Sediento de ella alguien me dice que el agua de su cuerpo es apta para mi consumo…

La estupidez urge ser borrada disimuladamente para no darla por hecha. No sé si será mi caso empero suele taladrarme el cráneo repitiéndome la misma serenata. ¿Y si no es ella? ¿Y si no es ella? ¿Y si no es ella?…

Márchate incertidumbre endiablada. Maldigo tu condición así que toma tus bártulos y abandona este cuerpo febril recostado sobre una parihuela hecha de huesos astillados.

Mujer flamenca de pico curvo, movimientos elegantes y color rosado. Con tu mera presencia llenas hasta el última celdilla de mis penumbras. Maleables, sustanciosos y clarificadores estos aleatorios escondrijos perdidos de toda gracia divina y de cualquier paradigma del pensamiento…

¡Mírala! Alejándose sin dejar de venir. Femeninamente mujer de menguada estatura y diminuta figura opaca. Agua de mayo, mayo que no me alcanza pues finaliza deshojado en la agenda.

Mas conservas esa luz señera que ilumina las tinieblas desde el vasto interior. Grandiosa en las distancias cortas y excelsa en las largas. Ninguna como tú y todas queriendo parecérsete un poco…

Lo esencial tiende a ser invisible a los sentidos y consecuentemente no puedo verte sin profesarte culto, por más que sangren mis llagas. Los recuerdos exprimen mi juicio y no sé que más podría decirles para entrar en razón los muy condenados.

¿Pasó o dejó de pasar?…

Ahí quedan pasos viajados y pasos sin transitar; ropajes mecidos por la brisa, cabello ondulante, piel de fuego y murmullos al oído. ¡Imposible no caer en tan gustosa condena! No obstante ¿Pasó o dejó de pasar?…

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