Prólogo

Epifanía

Mis oídos están zumbando con un cortante pitido ensordado, haciendo que cada sonido distante no sea más que un profundo ruido inentendible. El suelo en el que me encuentro tirada se siente cálido mientras un intenso olor a humo recorre mis fosas nasales. De cierta manera aún permanezco con los ojos cerrados, simplemente tratando de escuchar cada cosa de lo que estuviera pasando en mi alrededor como por ejemplo, el sonido un incendio cercano que aparte de ir calentando el suelo en donde me encuentro, va aumentado la temperatura de este lugar. También escucho varias pisadas que se dividen en distintas direcciones con mucha prisa “es como si estuvieran en un simulacro de incendios, como si realmente estuvieran en completo peligro”, aparte de esto también escucho desgarradores gritos, seguramente de las personas que viven en este lugar, pero, ¿por qué es tan gritando? ¿Acaso es ese olor a humo el detonante de sus gritos? No lo sé, por eso prefiero verlo yo misma abriendo mis ojos lentamente y con algo de irritación por ese repentino brillo que me encandila casi de inmediato.

Pude sentir como en un instante me quedo completamente ciega, pero solo por un momento, hasta que ya mis ojos se empiezan a adaptar a la iluminación del entorno, permitiéndome observar como cientos de personas corrían temerosas de un lado a otro. Habían ya cadáveres tirados siendo devorados por las llamas del incendio mientras otras aun con vida ruedan en el suelo con la esperanza de aplacar el fuego, por supuesto esto no era todo ya que se me hace algo extraño ver que las personas muertas “aunque envueltas en llamas” es tan sumergidas en grandes charcos de su sangre, lo que me dice que la causa de su muerte posiblemente no fue por el incendio, eso y el repentino olor de la pólvora que de pronto comienzo a oler por todo el lugar.

  • – ¿eso que escucho son disparos?… ¡maldición! Esas personas… ¿qué les paso?

Mi tono por muy enojada que estuviera en este momento, no podía ser muy pronunciado ya que el mero hecho de siquiera respirar me dolía enormemente. Aparte de esto me está comenzando a arder el abdomen, este dolor antes lo estaba sintiendo como un molesto calor que envolvía toda la región de mi tronco, por supuesto al principio ignore esto ya que pensaba que era sólo el calor del fuego que estaba muy cerca de mí, pero luego de unos segundos ese calor se convierte en un fuerte ardor seguido de dolorosas punzadas “palpitante mente desgarradoras” debido a esto no puedo seguir ignorando que es lo que me había pasado ahí abajo, por eso observo con detenimiento, una considerable cantidad de sangre por toda mi camisa pero intensificando su color rojo más que todo en el área de mi estómago. trato de mantenerme calmada mientras con dificultad me muevo un poco hacia un lado para obtener más visión de mi zona afectada, por lo cual con mis temblorosas manos voy retirando con cuidado mi camisa, pero en el momento en el que trató de moverla no puedo evitar dar un doloroso grito por culpa de varios hilos los cuales están enredados con lo que parece ser una de mis últimas costillas al igual que con pedazos sueltos de carne que aún conectados por algunos nervios, hacen que experimente un extraordinario dolor.

  • – Mencionó en un tono pesado ¡co-como duele está mierda!… ¿que, fue lo que pasó?

Decido al final dejar mi camisa tal y como está, volviéndome a acostar en el cálido asfalto dejando mi cabeza apoyada contra esta misma, tan solo viendo fijamente a la gran pared de fuego enfrente de mis ojos, por donde repentinamente sale una persona, el cual caminaba lentamente mirando de lado a lado “de seguro está buscando supervivientes”.

aún con pocos segundos de conciencia antes de colapsar, logró distinguir la ropa que este sujeto usaba, llevando unas botas negras militares con un pantalón del mismo color tan solo que con bordado rojo por ambos lados, un cinturón metálico el cual se ajustaba en su cintura llevando diferentes artefactos que desconozco y que algunos eran ocultados por una parte de su franelilla, la cual estaba cubierta en sus mayoría, por un grueso chaleco “seguramente antibalas» mientras por alguna razón el hecho de usar una muy pequeña franela, hacía que sus musculosos brazos resaltarán mucho más mientras sostiene una gran arma con ambas manos.Un gran y robusto casco “aparentemente de las fuerzas especiales del ejército” cubre por completo su cabeza, ocultando su identidad. Esto sin dudas era la escena más aterradoramente épica que estaba presenciando por primera vez en mi vida, pero por desgracia, es ya mucha la sangre que estoy perdiendo, aparte del increíble dolor que estoy soportando, como para seguir aguantando el indispensable colapso, tan solo puedo ver en una fracción de segundos antes de desmayarme, como el sujeto de antes corre hasta donde yo me encuentro, el cual se agacha para ayudarme y tomarme entre sus brazos. Agradecida de cierta manera por su auxilio, lo único que podía escuchar era su respiración agitada mientras corría sin descanso por las incendiadas calles de este lugar.

Luego de eso me desmayo…

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