Tocaba el piano con una gracia celestial, cada tecla parecía entregarse a su presencia. Ella era de esas almas melancólicas, que sufrían en silencio con una sonrisa en el rostro. Mirarla, dolía profundamente, como si a través de las notas pudiera transmitir el dolor de su alma. Parecía un libro viejo y maltrecho, su rostro...
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