Al empezar septiembre cinco niños llegaron nuevos al colegio. A segundo, tercero, quinto y dos a sexto. Tres niños y dos niñas, dos niños morenos, uno rubio, una niña rubia y una pelirroja. Desde el primer día les llamaron los hermanos, aunque no se parecieran, simplemente por estar juntos.
En realidad debería reconocer que por tiempos indefinidos he buscado concretar algo sumamente dichoso como es el presagio de poder contarse a uno mismo lo que ha sucedido en su perspectiva, con el paso del tiempo me he convencido de que no es un acto fácil de lograr.