El silencio era mi templo, el calor un efecto pasajero, y la calma una necesidad de supervivencia. Fueron los minutos más sufridos que jamás he experimentado, y todo aquello llegó a mi para enseñarme el poder de la naturaleza y el valor de la vida. Siempre lo recordaré: 4 cantos rocosos, 8 pinzas afiladas, una...
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