Aquella noche Lili se encontró con Pedro, llevaban más de siete meses sin encontrarse, antes solían tener sus reuniones por lo menos una vez al mes, pero los desordenados turnos de trabajo de Pedro hacían difícil las salidas.

–Conozco un sitio, tiene buena música –sugirió Pedro.

– ¿Dónde es? –preguntó Lili.

–Por aquí, cerca de la plaza de Barranco.

A Lili le pareció interesante que aquel vagón de tren que parecía una tienda pequeña sea en realidad un bar, por dentro estaba tan bien distribuido que el espacio se hacía amplio.

– ¿y Carlos? –preguntó Pedro.

–Se fue de viaje –se limitó a contestar Lili, deseaba distraerse y olvidar por un rato a Carlos, habían discutido antes de que él se vaya de viaje.

Estaban viendo que pedir, cuando llegó Miguel, un amigo común del instituto, estaba de paso en Lima con su enamorada Cinthia aprovechando el fin de semana. Lili pidió una piña colada, tomaba despacio. Miguel contaba que se tomaría dos semanas de vacaciones para irse a Europa, ahora le toca sufrir el verano de allá, dijo Cinthia, y hablaron sobre el clima de allá, el sol dura hasta la noche, hay cambio de horario y todas las casas tienen que tener aire no hay otra forma de soportar el clima. ¿Y Carlos?, preguntó Miguel, mirando a Lili, se fue de viaje por trabajo, ¿y qué tal el trabajo?, ahí avanzando. Lili sentía que cada vez que daba una respuesta un silencio la acompañaba, no tenía ganas de hablar, cogió su vaso y lo bebió. ¿Y te has visto con alguien del Insti? Preguntó Pedro a Miguel. Con algunos, Coco se va a casar, Maqueto esta recontra gordo y la Pinki ya es mamá… Lili ya había acabado su bebida y esperaba que trajeran la cuenta para poder despedirse.

–Vamos a bailar –propuso Miguel, cuando estaban saliendo del bar.

–¡Sí! –respondía Cintia animada

–Heee –respondía Lili– he tenido un día muy largo y estoy cansada… ya quedamos para la siguiente.

–Yo también estoy cansado –respondió Pedro–. Mejor quedamos para la siguiente.

El departamento de Lili estaba a cinco minutos en auto. Miguel conducía, en la radio se escuchaba la canción “Un beso y una flor” a alto volumen, “… al partir un beso y una flor, un te quiero…” Lili aún seguía pensando en Carlos, su despedida fue fría, “Nos vemos en una semana”, le había dicho él.

Al llegar al departamento, Pedro subió con ella, ella pensó en buscar una película para distraerse, pero él le preguntó si tenía algo para tomar, había una botella de ron que sobró del cumpleaños de Carlos.

Pedro llenó los vasos con ron y gaseosa.

–Esta noche quiero tomar –dijo levantando el vaso.

– ¿Qué pasó? –preguntó Lili.

–Nada, solo tengo ganas de tomar.

Lili se quedó mirándole y Pedro entendió la indirecta.

–Estoy estresado con el trabajo, hoy discutí con mi jefe.

– ¿Cómo así?

–Solo te puedo decir que casi llegamos a los puños.

Tomaron dos vasos de ron con gaseosa. Lili recordaba los tiempos del instituto

– ¿Te masturbas? –le había preguntado Pedro en aquel tiempo.

–No – Respondió ella poniéndose roja.

– ¿En serio?

–Un poco… por qué preguntas.

–No tiene nada de malo, yo me masturbo, todos lo hacen.

Pedro estaba frente a ella piqueando las papas lays y sirviendo más ron con gaseosa. En qué momento habían dejado de hablar de todo, pensó Lili, la distancia quizás se interpuso en su amistad.

–En qué piensas –preguntó Pedro.

–En cuando íbamos al insti, todo era más divertido en ese tiempo.

–Sí, no tenía tantas obligaciones.

–Siempre me quedo una duda –dijo Lili –¿Qué fue de Francys?

– ¿Francys?

–No te hagas, en el último año del instituto hablabas a cada rato de ella.

–Ah Francis … No pasó nada.

–Yo escuché sin querer, cuando contabas que habías salido con ella y que le habías dado la vuelta entera.

Pedro la mira en silencio y luego responde sonriendo: –No pasó nada, solo era una amiga.

Los vasos se llenan una y otra vez, poco a poco las risas aumentan, la botella del ron está casi vacía. Lili intenta ponerse de pie.

–No, espera –dice Pedro cogiéndole la mano.

–Voy al baño –responde ella y Pedro libera su mano.

Lily camina tratando de no tropezar y en cada paso siente que Pedro la está mirando. Al salir del baño encuentra las luces apagadas de la sala, sus pensamientos no son claros está muy borracha, da por sentado que Pedro se acomodó en el sofá a dormir, sigue directo a su cuarto y se tira sobre la cama. Pedro la sigue y la besa varias veces en su boca y en su cuello. Ella que ya se sentía en los brazos de Morfeo siente su cuerpo calentándose sin considerar el frío del invierno, empuja a Pedro y se quita los pantalones, él la mira emocionado y le ayuda con el polo y el brasier. La besa, la abraza y se quita la ropa con rapidez, ella lo contempla, tiene músculos en los brazos y en el pecho y una panza pequeña llena de vellos. Se besaron, Lili se apoya sobre su pecho, su piel clara contrasta con la piel morena de Pedro, están pegajosos por el sudor, siente los cosquilleos en su entrepierna, él mordisquea con los labios sus pezones y mete los dedos en su vagina dándole pequeños masajes, ella se siente cada vez más húmeda, él la levanta y la coloca sobre él, ella baja sin apuro mientras el pene va entrando despacio, nunca antes lo había hecho arriba, cuando se enganchan, ella se muerde el labio inferior impidiendo que sus gemidos se escuchen y apenas le sale un “mmm”, Pedro la mira y la imita mordiéndose el labio inferior, lo siente adentro sacudirse. Menea las caderas, las manos de Pedro acarician su cintura, suben hasta sus pechos, que rico cuerpito, dice él y la empuja poniéndola de espaldas y Lili entendió a qué se refería la vuelta completa de Francis, le entró por atrás, de una sola estocada, provocándole mayor satisfacción acompañado de cierto dolor es que no tuvo tiempo de acomodar las piernas. El cansancio los venció y ambos se quedaron dormidos.

Lili se despierta con dolor de cabeza y ganas de vomitar, se va al baño y vota todo hasta que se siente vacía. Vuelve a la habitación, Pedro sigue ahí, mi amigo está en mi cama, se dice a sí misma. Sus pensamientos son acusadores, siente culpa, sacude su cabeza y trata de recordar ¿cómo pasó? Se recuerda sobre la cama con Pedro cerca, se recuerda quitándose los pantalones que aún están en el piso… De repente se siente alarmada, ¿y el condón?, se pregunta mirando de un lado a otro.

Se ducha rápido y se viste dentro de la ducha. Pedro ya está despierto y vestido. Ella lo mira sin mirarlo a los ojos, se siente avergonzada. Permanecen en silencio por un momento.

–Vamos a desayunar –dice Pedro.

Ella solo asiente, necesita salir del departamento. Pasan por la farmacia y Pedro le hace el favor de comprarle la píldora del día siguiente, se lo entrega sin ceremonia y ella lo guarda en su bolsillo. Se meten en la primera cafetería que encuentran.

Les traen dos mates y un sándwich de pollo. Lili coloca la píldora en su boca toma un sorbo de mate, la píldora se queda pegada a su lengua y siente su feo sabor, toma más mate de porrazo, lo consiguió, se tragó la píldora.

– ¿Se lo contaras a Carlos? –pregunta Pedro.

–No sé, debería contarle… pero no sé.

Lili apoya el codo sobre la mesa y sujeta su cabeza, mira hacia abajo sin saber que más decir.

–Relájate, solo fue una noche, no es necesario contarlo –le dice Pedro mirándole a los ojos.

En el departamento, Lili limpia el desorden y piensa en Carlos, su relación de cinco años parece haber llegado a su terminó. Lo mejor es olvidar, se dice a sí misma y regresa a la cama para dormir un poco más. A los cuatro días, se da cuenta que fue ilusa con respecto a la idea de dejarlo en una noche, poco a poco va descubriendo que se la pasa bien con Pedro en la cama.

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