La noche estaba lluviosa, bastante, a decir verdad; eran más o menos las 1:00 am y ya llevaba alrededor de una hora conduciendo, estaba cansado y aun me faltaban otras 30 millas para llegar a mi destino; lo único que conseguía visualizar eran las luces de mi vehículo que iluminaban la carretera frente a mí y los limpiaparabrisas que se movían constantemente de izquierda a derecha permitiéndome ver el camino frente a mí. Luego de varios minutos conduciendo entro en mi mente la sensación de peligro, me imaginé repentinamente todos los posibles escenarios que me podrían pasar si continuaba conduciendo en ese estado; fue entonces que decidí descansar en cualquier motel de paso que lograra divisar, mi llamado no tardo mucho, a decir verdad, pues luego de 5 minutos más de conducción logre visualizar el letrero de lo que parecía ser una posada.
Al llegar al lugar contemple el letrero que anunciaba “posada Sain´t Ángelo” y a juzgar por el estacionamiento vacío rápidamente deduje que habría vacantes pues no se encontraba ningún auto en él. Estacione mi vehículo cerca del edificio de dos pisos que era la posada y baje rápidamente para tratar de evitar mojarme demasiado con la inclemente lluvia, cerré mi auto y me dirigí a la recepción presuroso; la recepción estaba algo pequeña pero acogedora, además del recibidor la pared estaba adornada con cuadros de plantas y frutas que otorgaban un toque hogareño muy peculiar y una pequeña mesita con dos pequeñas sillas cerca de una ventana que invitaba a disfrutar de un buen café para pasar el rato.
Hice sonar la campanilla de la recepción y espere a que me atendieran mientras contemplaba todo; la recepción estaba iluminada por una vela pues al parecer no había electricidad en el lugar, continúe observando cuando una voz me arrebato de mi trance; – ¿En qué puedo ayudarlo? – me pregunto una anciana de cabello blanco del otro lado del recibidor – Buenas noches, quisiera alquilar una habitación por esta noche – respondí algo adormilado pues el sueño me estaba matando – Bueno creo que llego en mal momento señor, tengo todas las habitaciones ocupadas – respondió la anciana; – La desesperación me invadió repentinamente, necesitaba hospedaje y no podía darme el lujo de regresar a la carretera e iniciar un accidente solo por quedarme dormido; insistí a la anciana esperando que su respuesta cambiara.
La anciana observo su libreta y luego de unos segundos de búsqueda me dijo – espere creo que tenemos una habitación disponible – abrió un cajón y extrajo una llave de este – Habitación 315, justo arriba de la recepción – me alegre que si hubiera una habitación; pague en efectivo, firme para que me entregaran la llave y sin más preámbulo me dirigí a la habitación.
Al subir por las escaleras escuche el ligero crujir de la madera de estas bajo mis pies, era como si las escaleras se quejaran y estuvieran tan viejas que avisaran de una posible caída, ignore esto y me dispuse a subir. Llegue hasta el final de la escalera, apenas se veía el pasillo debido a la escasa luz, pero aun así logre divisar la puerta de la habitación justo al fondo del corredor; me dirigí por este hacia la habitación aferrándome a la pared para evitar caerme debido a la obscuridad; cada vez que pasaba por alguna de las puertas de las habitaciones escuchaba algunos ligeros susurros, parecia como si del otro lado de la puerta estuvieran rezando; constantemente algún rayo iluminaba y me permitía darme cuenta de donde estaba hasta que finalmente conseguí llegar a la puerta.
Inserte la llave y gire la perilla para abrir la puerta, la habitación estaba algo obscura a pesar de la ventana enorme que daba a la calle y que dejaba pasar muy poca luz, logre localizar mi teléfono móvil y alumbre la habitación con él; la habitación era modesta, tenía la cama individual, un pequeño buro a un lado de esta y un gran ropero de madera para el caso de necesitarlo. Me acosté en la cama y sin más preámbulo me dispuse a dormir.
De pronto desperté para toparme con la más profunda obscuridad que jamás hubiera visto, mis ojos tardaban en adaptarse a la obscuridad que me cubría y por el sonido de afuera supuse que continuaba lloviendo. Busque a tientas mi teléfono sin éxito alguno, por alguna extraña razón tenía la sensación de que alguien me observaba, sentía una mirada ubicada en un rincón obscuro de la habitación cerca de la ventana, el aire se puso frió y mi respiración se comenzaba a alterar; de pronto un relámpago ilumino la habitación con su paso y fue ahí cuando la vi. En la esquina que había entre el ropero y la ventana se encontraba de pie la silueta de una mujer, fue solo un instante, pero me vasto para verla claramente, llevaba un vestido blanco y una larga cabellera negra que le llegaba hasta la cintura, su rostro estaba cubierto por su cabello, pero yo podía sentir su mirada pesada sobre mí.
Di un grito ahogado y salte repentinamente de la cama, escuche mi teléfono caer y lo busque a tientas lo más rápido que pude hacerlo, cuando pude encontrarlo lo encendí e ilumine la esquina de la habitación donde había divisado la espectral figura, solo para percatarme de que no había absolutamente nada. Recorrí con la escasa luz toda la habitación, pero no había nada, el miedo me invadió por completo, me quede paralizado por un momento escuchando mi agitada respiración y sintiendo el sudor que corría por mi frente, continúe el rastreo de la habitación mientras la luz de mi móvil podía iluminar con mi mano temblorosa y mi profunda respiración pero no logre divisar nada fuera de lo normal, por un momento me sentí aliviado, pensé que solo había sido un sueño repentino o que simplemente lo había imaginado por lo que me recosté en la cama y me dispuse a continuar con mi sueño sin éxito alguno pues aquel espectro aun rondaba por mi mente, al final el cansancio pudo más y caí dormido.
Desperté en la mañana, la habitación ya estaba iluminada y la lluvia había cesado por completo, miré la ventana y esta estaba rota a la mitad dejando pasar una prominente cantidad de viento, no recordaba que hubiera estado así, pero al ver la habitación completa noté que esta estaba tan decaída que me extrañaba como pude dormir ahí, las paredes estaban corroídas por el moho, la cama donde dormí esa noche estaba tan vieja y podrida al igual que el ropero que parecía estar a punto de desvanecerse como un edificio durante un terremoto, era como si el lugar estuviera abandonado desde hace muchos años. Tomé mis cosas y Salí presuroso de la habitación cerrando la puerta detrás de mí la cual cayo luego de cerrarse pues se veía bastante vieja y astillada; recorrí el viejo pasillo cubierto de maleza y unos pocos escombros y baje las escaleras bastante rápido, uno de los escalones se rompió al momento y casi caigo, de no ser porque pude sostenerme a tiempo hubiera sido una fea caída; baje a la recepción para observar solamente que se encontraba igual que el resto del edificio, el ventanal estaba roto y los vidrios de este estaban esparcidos por todo el piso, las paredes cubiertas de todo tipo de graffiti avisaban del abandono del lugar y la pintura se caía con facilidad debido al desgaste. Tire la oxidada llave donde tendría que estar el recibidor y me dirigí a mi auto presuroso; abrí rápidamente mi vehículo y mire la posada la cual parecía tan abandonada y en decadencia como una tumba olvidada no parecía en nada a como la había visto cuando llegue.
Sentí nuevamente la sensación de que alguien me observaba, era aquella sensación que había sentido apenas hace unas horas en la habitación y ese frio que invadía mi cuerpo, sentí el impulso de mirar hacia el ventanal que daba a la habitación que había ocupado y ahí la vi, de nuevo, era esa silueta, la silueta de la mujer que había visto fugazmente durante el destello, su larga cabellera le cubría el rostro así que no podía verlo, pero sentía su mirada fija y penetrante que me helaba la sangre; el miedo se apodero de mí y como pude encendí mi auto y conduje hacia mi destino sin mirar siquiera el retrovisor una vez estando lo suficientemente lejos me detuve para respirar un poco, pues estaba aún algo alterado y confundido.
A partir de entonces jamás he conducido a altas horas de la noche y mucho menos cansado, esa experiencia sirvió en mi más que cualquier cosa para mostrarme lo frágil que soy ante lo desconocido, aquella silueta tenía algo despiadado y siniestro, algo oscuro, algo que no era de este mundo y eso, eso de verdad da mucho miedo.
OPINIONES Y COMENTARIOS