Capitulo 1

Estela Wolf era tan hermosa que hubiera sido inevitable que su historia no se desarrollara de otra forma. Nació en el seno de una familia de alta cuna y, como todos los nobles de la Inglaterra del siglo XX, su posición en la sociedad le hacía codearse con un conjunto de personas que la podrían llevar a lo más alto o destruirla.

June Wolf, su madre, era una famosa bailarina de Cabaret mientras que su padre, Sorian Wolf, se podía considerar el arquitecto más codiciado de la alta sociedad. Eran primos y como era costumbre entre los de su misma sangre, mezclarse con otros se podía llegar a considerar motivo de desheredo.

No era raro ver a Estela rodeada de fotógrafos y periodistas que avasallaban a sus padres para llenar los periódicos del día a día. Bien fuera por la enorme fortuna de la que disponían, bien por los grandes proyectos que su padre llevaba entre manos o bien por los locales que su madre había abierto bajo su propio nombre.

Cuando Estela cumplió sus ocho años tuvo que tomar la importante decisión de elegir el oficio que la llevaría al estrellato. No era muy buena bailando por lo que el trabajo, que llenaba a su madre de glamur y joyas, no era una opción viable. Y dibujar había sido un arte que se había obligado a dejar apartado ya que sus resultados habían sido tan pésimos como ridículos.

Desesperados, los primos Wolf tuvieron que aferrarse a lo único que quedaba y es que Estela se desenvolvía muy bien frente a las cámaras. Así pues la pequeña acabó en una escuela de arte escénico. Su fama y su belleza natural provocaron que los directores de cine acapararan su infancia entre focos y maquillaje durante doce años.

El coche de brillante color negro deleitaba con su brillo a un pueblo famoso por la venta de moda de piel. Dorian Blake había edificado su enorme mansión en lo más alto de Moonville. Estela era una invitada especial, iba a ser espectadora directa de la confección de pieles y el magnate Blake pediría su mano ante miles de cámaras.

Frente a ella se mostró lo que se podía denominar como una granja de lobos. Decenas de cachorros eran encadenados a los retazos de una antigua prisión de esclavos. Se les daban de comer y para hacerlos crecer hasta el tamaño deseado. Cada lobo tenía puesto consigo una etiqueta que lo delataba como futuro dueño de algún famoso. Incluso Estela tenía atribuida una hembra de hermoso pelaje gris.

—¿Así se confecciona los abrigos de piel, señor Blake? —preguntó Estela ignorante.

—¿Cómo si no, querida Estela? —preguntó Dorian mientras los otros magnates se reían ante la pregunta de la dama—. Los pobres utilizan lo que llaman pieles sintéticas. Pero con plástico no se consiguen riquezas.

Estela Wolf vio cómo su mundo se desmoronaba ante el quejido de los cachorros y el gruñido de los lobos más grandes. Lo que estaba mirando era atroz. En lo más profundo de su ser sintió lo injusto que era para esos animales incapaces de defenderse.

  • ¡Detened está atrocidad!

Dorian Blake hubiera tomado otra elección si los periodistas no hubieran estado allí fotografiándolo todo y tomando nota de cada pequeño detalle o conversación. Lo único que el magnate pudo hacer fue coger a Estela del brazo y alejarla de la multitud hasta llevarla a la oficina de administración.

—Escúchame, señorita Wolf—su voz no era caballerosa ni educada—No finja que todo esto le afecta. ¿Esto es lo que le han ordenado? Si pretende humillarme frente a los periódicos ha dado con el hombre equivocado.

—Señor, yo…

—Esto es lo que vamos a hacer. Le pediré la mano en la cena de esta noche y usted aceptará sin miramientos. Moveré cielo y tierra hasta que su familia se quede sin nada, si no lo hace. El dinero es poder y yo soy poderoso.

—¿Me está usted amenazando, señor Blake?

—No finjas ser fuerte, niñita. Eres sólo una mujer y aquí las mujeres no valen nada. ¿Qué te parece los titulares? Estela Wolf en la miseria.

La estrella no supo cómo ni porqué lo hizo, quizá la última película Mujer Salvaje había calado demasiado hondo en ella y por eso pudo repetir su papel estelar. Así pues, Estela golpeó con su rodilla la entrepierna de Dorian Blake dejándolo totalmente derribado sobre el suelo de moqueta azul. Después, la chica salió corriendo a lo largo de los pasillos evitando reencontrarse con la muchedumbre con la que antes había estado.

Entre lágrimas pudo perder su calzado y alguna que otra joya. Buscó la manera de salir de allí pero solamente encontró altos ventanales que la conducirían a la muerte. Descendió por más escalones de los que podía contar y acabó frente a un portón de metal oxidado. Escuchó los gritos de Dorian Blake furioso, por lo que no tuvo otra opción que cruzar el umbral.

Capitulo 2

Los animales se mantenían completamente encadenados, algunos estaban lo bastante débiles como para no poder moverse y otros lo suficientemente enfadados como para atacar a todo aquel que se le acercara. La loba etiquetada bajo el nombre de la estrella yacía muerta, había sido tan orgullosa como su dueña y había preferido morir de hambre antes que permitir que alguno de los suyos muriera en su lugar. Estela cayó en el centro de la prisión para lobos y miró hacia arriba para encontrarse con un grupo de ricos y famosos que la observaban asustados.

—¡Señorita Wolf! Salga de ahí de inmediato, esta no es una de sus películas.

Pero el alcohol estaba jugando de las suyas y provocó las risas de los allí presentes. Dorian Blake apareció junto al grupo con cara de sorpresa al ver a la estrella tumbada junto a bestias. Entonces esbozó una sonrisa y se deslizó hasta una de las palancas que se situaban a su espalda. Se había guardado una morbosa escena para los allí presentes. De repente, los grilletes de los lobos se aflojaron y estos se abalanzaron sobre la estrella que comenzó a gritar de sufrimiento.

—¡Oh dios, santo!

—¡Magnífica actuación!

Dorian Blake se encargó de alejar a los invitados de tal atroz escena teniendo una perfecta cuartada. Ya llorarían la muerte de la estrella cuando el influjo del vino desapareciera al cabo de unas horas. La sangre tiñó el suelo de la arena habitada por terribles bestias. El Señor Blake cerró las puertas de la fábrica donde se había llevado a cabo un homicidio intencionado, pero eso sólo lo sabía él.

Estela se levantó rodeada por bestias cuyas fauces se mostraban amenazantes y al descubierto. Asustada se miró las manos y el cuerpo, no había rasguño alguno. Sintió una pequeña molestia en su ojo izquierdo, cuando se llevó la mano a él pudo comprobar que ya no estaba.

No dijo nada pues había olvidado hablar, no lloró pues sabía que el macho alfa la acababa de bautizar como miembro de su manada. Uno de los ojos del lobo alfa era blancos como la nieve. Un defecto de nacimiento que no le producía ceguera, si no la sensación de ser ciego a aquellos que lo miraran.

Umi, que así era el nombre del macho alfa, se acercó a la humana y le indicó que tomara aquel ojo como un regalo. En cierto modo los animales habían despojado a la dama de parte de su vista para otorgarle otro tipo de visión. Sin escrúpulos, la ahora nombrada Kimana, hizo lo que su jefe ordenaba y utilizó sus manos para colocarse la esfera en su cuenca.

En verdad la vista de ese ojo estaba más agudizada, así como su olfato y la manera en la que podía entender al resto de animales. Sin tomarse ni un solo momento para disfrutar de su nueva condición, Kimana, se movió desnuda para abrir la puerta y dejar que su nueva familia fuera libre. Al igual que las otras hembras, ella cogió a uno de los cachorros con vida, pues otros muchos habían muerto ante la tortura de los hombres.

En medio de la noche y lejos de la mirada del magnate, la manada se ocultó en lo más profundo del bosque más cercano a MoonVille. Se alejaron de la civilización hasta llegar allí dónde los humanos no se atrevían a ir.

Anoki, el cachorro con el que ella misma había cargado se había convertido en un hermoso lobo adulto tras varios meses. Su hermano le condujo a través de la espesura de la naturaleza hasta lo que parecían ser unas ruinas antiguas. Allí varios dibujos narraban la historia de una humana que se alejó de todo lo que conocía para vivir con los lobos, por eso Umi supo que Kimana era la elegida para acompañarles.

En la exploración de las ruinas antiguas, Anoki condujo a Kimana hasta un altar donde descansaban ropas de cuero, tela y piel de los antiguos. En ese mismo altar pudieron encontrar dos hachas cuyo filo se encontraba en perfecto estado. Taima (choque de truenos) y Satinka (bailarín sagrado), era lo que se leía en sus hojas. Las hachas se convirtieron en las mejores amigas de Kimana, después de sus hermanas lobas Tala y Sora.

En medio de una noche con luna llena tanto los lobos como Kimana produjeron sus mejores aullidos. Después de mucho tiempo podían alzar sus voces para indicarles a los humanos que estaban listos para la guerra.

Capitulo 3

Si Estela hubiera estado allí presente se hubiera sentido orgullosa de bailar mejor que su propia madre. Kimana lo estaba haciendo, la danza que elaboraba con sus hachas era tan hermosa como mortal.

La muerte de Umi conllevó a que un nuevo alfa gobernara a la manada, las cosas estaban claras desde que Kimana llegó y los salvó de las garras de Blake. No hubo ningún lobo que se opusiera a que la mujer y loba tomara el liderazgo de la familia.

El sonido de las máquinas en MoonVille y el cargar de las armas delataron como los hombres de Dorian se estaban preparando para una nueva cacería. Pero se iban a topar con la manada equivocada y Kimana tenía una venganza que cobrar. No por la humana Estela sino por todos los lobos que habían sufrido y muerto a manos allí.

La mansión Blake estalló en pánico cuando aquella mujer apareció acompañada por un veintenar de lobos hambrientos de carne humana. Anoki se encargó de comandar a los lobos más fuertes contra los hombres armados. Tala llevó a los más jóvenes a los límites de la mansión para que nadie pudiera salir. Y Sora acompañó a las hembras para aterrar a los indefensos.

Kimana derribó la puerta donde Blake se escondía armado con una pistola. Dorian la miró asustado, como si aquella mujer peinada con dos trenzas se tratara de un fantasma. El sol proyectaba su sombra en forma de loba mientras reflejaba una implacable mirada azul y nívea. El magnate la disparó repetidas veces, pero la veloz danza de Satinka bloqueó las balas con su hoja. A diferencia de Taima que salió volando por los aires hasta el pecho del humano, al cual derribó cruelmente.

— ¿Cómo es posible? —dijo Dorian tocando el rostro de Kimana y arañando con fuerza su pómulo derecho para comprobar que su piel era real.

Kimana no dijo nada pues ya no sabía hablar, simplemente introdujo su mano en el pecho del humano y le despojó de aquello a lo que nunca le dio valor: su corazón. Después, se tiñó el cabello con la sangre de su víctima dándole un toque carmesí a aquellos filamentos que la habían llevado al estrellato.

Salió por la puerta victoriosa, alzando aquel órgano como premio a la cacería. Aunque sabían que más hombres irían tras ellos, Kimana llevaría a su manada hasta lo más alto.

Kimana supo cuál era su lugar cuando se despojó de todo lo material y aprendió a vivir como una verdadera loba.

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