VARADA EN EL PUERTO
El veintidós ya es historia. Amanece el vigésimo tercer día y yo sigo varada en el puerto de mi infortunio. ¿Cuándo zarpará esta barcaza? El sordo silencio reinante y la falta de empatía, de la tripulación, hacen que me encuentre presa en un delirio surrealista ¿Por qué no sueltan las amarras? Con ese simple acto...