Viaje de placer
Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón, sonriendo al pensar que había cautivado a otra ingenua turista española. Pensando que había quedado prendada de su forma caribeña de hacerme el amor. Yo estoy de regreso en Madrid. Mi sonrisa al llegar no es por el viaje tranquilo. Es por el mensaje que veo...