Dos
Lástima que no haya billetes para maniquíes, que lástima. Como también que lástima no tener un humor más sofisticado y poder ser sarcástica; platicarte cosas triviales como el clima, el invierno, la música que escucho. Pero qué bueno que no los haya, porque ¿de que servirían? ¿Para comprar ropa que nunca se lucirá?, o zapatos...