Crucero
Lástima que no hay billete para los maniquíes en este crucero. Escuché a Fernando desde dentro, no entiendo bien eso.Pero, yo aquí voy bien. En mi realidad el asunto es sencillo. Bien. Sólo es seguir una lista: sonreirle eternamente, ver sus ojos melancólicos atravesándome, sentir sus abrazos húmedos – y no corresponderle- aun así amarlo...