Viaje anulado
Lástima que no haya billetes para maniquíes porque yo quería llevárme el mío en el avión. No molestaría porque no habla, no se mueve, siempre sonríe. No lleva equipaje, no ocupa más de su asiento y, cerca de la ventanilla, pasaría desapercibido. A la salida, lo coloco en su silla de ruedas, su manta sobre...