El dilema
A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir, dije en voz alta sin percatarme. La gente se me quedó mirando con expresión interrogante. Me bajé del autobús en la siguiente parada. Estaba triste, sí. Quería a Lorena, mi prometida, pero también a mi gatita. La incompatibilidad de ambas me hacía daño. ¿Por qué...