En esta maleta no cabe casi nada. Un botón, dos bombillas, cuatro alfileres, un jeroglífico maya, un códice miniado, el cielo panzaburra a mediodía, una ofrenda de peces, la lluvia gris del pan mohoso, el firmamento de neón de Birmingham, la nieve en Birmingham, los puestos de alcachofas de Birmingham, un toro con forma de dios, un anillo chino de pedida. El corazón de Birmingham eran sus frutas y sus verduras. Partí con la maleta vacía y regresó repleta, casi repleta. No pasó el control del aeropuerto, tuve que regresar a Troya con el corazón devastado.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS