Viaje a la locura
Lástima que no haya billetes para maniquíes, me hubiera encantado ocupar una silla del avión con tu figura estática, vestida con ese abrigo de terciopelo y sombrero de plumas con el que siempre luces sonriente; con esos ojos inertes simulando ver aquellas nubes de algodón que tejen el cielo, y esa sonrisa dibujada que no...