Uno por dos
Lástima que no haya billetes para maniquíes. Tu silencio disiparía mis dudas durante el despegue y omitiría la crítica a mis temores en la turbulencia. Compartiría tu comida sin tener que decidir entre la pasta o el pollo. No te ofuscaría mi deambular insomne mientras cruzamos el Atlántico o la luz de lectura siempre encendida....